La apertura (con llave) de la economía cubana
NOTI-AMERICA.COM (FLORIDA)
Por Yoe Suárez para Diario de Cuba en alianza editorial con CONNECTAS
Así, en el techo de su casona en el barrio El Vedado, inauguraron el Bar Encuentros, que llegó a ser uno de los más populares de La Habana, y hoy busca reinventarse en medio de la crisis económica del último año que, solo en el ámbito energético, era predecible desde años antes: Venezuela suministró en 2013 combustible por un valor de 6.079 millones de dólares en 2013, y en 2017 mermó a 1.838 millones de dólares.
Actualmente, como los Martínez, hay alrededor de 618 mil cubanos -el 15 por ciento de los trabajadores en la nación- registrados como cuentapropistas, como el Estado llama a quien laboran fuera de su sombra. Por décadas, fue el único empleador en la Isla.
Ahora el régimen cubano promueve un paquete de medidas que incluye la eliminación de una restrictiva lista de actividades por cuenta propia que podían ejercer los ciudadanos, la posibilidad de exportar e importar para micro, pequeñas y medianas empresas privadas y la apertura de mercados mayoristas para ese mismo sector de emprendedores, y la eliminación del gravamen sobre cada dólar estadounidense que entre a Cuba, vigente desde 2004.
Según las autoridades estos cambios pretenden estimular al incipiente empresariado no estatal, pero expertos independientes aseguran que es una apertura desesperada para que el Estado ingrese todos los dólares posibles de los pocos inversores privados.
Marco, quien se ha comprometido más en el Bar tras una operación que dejó lisiado a su padre, no cree que con las nuevas medidas puedan sostenerse.
“En marzo de 2020 se declaró la cuarentena por el Covid y tuvimos que cerrar. Cuatro meses después, y con el respectivo golpe económico que eso significa, reabrimos cuando los casos en La Habana disminuyeron y la ciudad pasó a la Fase 1 post-Covid. Durante un mes recibimos clientes, sí, pero pocos y consumiendo menos que en períodos anteriores”, contó el joven de 21 años.
Sumado a esto, encontrar productos para el establecimiento también es un reto. Las tiendas cubanas han registrado desabastecimiento durante la actual crisis económica. Largas colas, de hasta dos días para comprar pollo, aseo personal, se multiplican por el país.
A mediados de agosto fue a Mercabal, el único mercado mayorista de Cuba, abierto en marzo de 2018, pero la oferta que encontró era muy limitada: harina, arroz y cerveza, para la que debía llevar sus propias botellas. “Si el Estado es incapaz de mantener una oferta estable en las tiendas comunes y corrientes, ¿cómo va a abastecer los mercados mayoristas que va a abrir?
A finales de julio el presidente de la corporación Cimex, Héctor Oroza, dijo a la televisión nacional que para la venta mayorista al sector no estatal se habilitará una tienda en cada ciudad cabecera de las 15 provincias del país. La Habana contará con dos, contando Mercabal.
Oroza explicó, sin embargo, que para poder comprar en esos establecimientos los cuentapropistas deberán poseer una tarjeta magnética con depósitos en Moneda Libremente Convertible (MLC), léase euros o dólares norteamericanos (ver recuadro al final). De manera que las novedades para el sector privado solo beneficiarían a quienes cuenten con capital en moneda dura, que el Estado cubano se apresura a acopiar debido a la falta de liquidez en sus arcas.
Las tarjetas magnéticas solo podrán utilizarse para extraer moneda nacional CUC y CUP en efectivo, nunca para extraer dólares o euros. Las autoridades quieren bancarizar lo más posible el proceso, que no circule la divisa en efectivo. El economista Elías Amor sostuvo que “el gobierno quiere tener bajo absoluto control las divisas y evitar que se canalicen hacia otras vías en la economía informal”.
Otra dificultad para actividades muy presentes en el cuentapropismo cubano -además de la alimentación- como el transporte de carga y pasajeros, el arrendamiento de viviendas, habitaciones y espacios, es que no cuentan aún con un mercado mayorista.
Nelia Vázquez, que lleva adelante un negocio de plantas ornamentales, asegura que los mercados mayoristas no son funcionales para todos los cuentapropistas. “En mi caso yo preciso cosas distintas para mi emprendimiento, no comida. Necesito implementos de trabajo agrícola, abonos, macetas”, contó la veinteañera de Marianao.
Néstor Calzadilla opinó igual, aunque el negocio en que está subcontratado por un familiar tiene que ver con la producción de hielo. “Necesitamos neveras, por ejemplo. Con estas nuevas medidas podríamos importarlas, pero ocurre que para eso tenemos que tener una cuenta en MLC pero, ¿de dónde sacamos dólares, si lo que ganamos es en moneda nacional?”, se preguntó.
Admitir la exportación e importación por “entidades de gestión no estatal naturales o jurídicas”, es decir, empresarios privados, se da por primera vez ahora en la Cuba socialista. Aunque hasta hoy los pequeños propietarios solo tienen como opción abastecerse en los mismos mercados que el resto de los ciudadanos (incluyendo el mercado negro), y la oportunidad de importar con una empresa estatal parece buena, Néstor tiene sus dudas.
Él sabe que las operaciones “únicamente pueden ocurrir mediante una empresa estatal”, y no le parece bien la condición de que esa empresa pase a ser socio comercial obligado y con capacidad para regular la actividad de las empresas privadas.
“Es como un caballo de Troya para despojar de autonomía a la pequeña y mediana empresa privada a la que va a reconocer jurídicamente el Estado”, dijo. Y recuerda que la Gaceta Oficial reglamentó que las entidades estatales no solo son responsables de aprobar el proveedor o cliente extranjero, sino que, “proponen otras opciones de venta y compra más ventajosas”.
Las interferencias no acaban ahí, la Gaceta Oficial publicó que del saldo resultante de la operación comercial, la empresa exportadora transferirá el 80 por ciento a la cuenta en MLC del privado, y el 20 por ciento restante, equivalente al contravalor, a la cuenta corriente en pesos convertibles. O sea: el Estado convertirá el 20 por ciento de los ingresos del privado en una moneda en franco declive como el CUC.
Controlar divisas y al empresariado incipiente
A fines de 2010 el gobierno de Raúl Castro expuso varias reformas. “Dos componentes claves de este plan eran llevar a cabo el despido masivo de más de un millón de empleados estatales (dentro de una fuerza laboral de cinco millones), y permitir cierta cantidad de trabajadores por cuenta propia para absorber a los recién desempleados”, recordó el Doctor José Azel.
El investigador del Instituto de Estudios Cubanos y Cubanoamericanos, de la Universidad de Miami, rememoró que entonces se decretaron los despidos, y las actividades autorizadas se limitaron a “una insólita combinación de, ni más ni menos, 178 oficios y ocupaciones que comprendían desde cuidar niños, lavar ropa y lustrar zapatos hasta reparar paraguas”.
En su afán controlador, el gobierno emitió una lista de qué oficios podían ejercer los ciudadanos, en vez de una que prohibiera ciertas actividades. Los cuentapropistas y pequeños propietarios venden bienes y servicios en moneda nacional, “pero están obligados a comprar los suministros en establecimientos del gobierno y en moneda convertible cubana”, dijo Azel.
La ministra de Trabajo y Seguridad Social, María Elena Feitó, informó ante las cámaras de la televisión nacional el 11 de agosto de 2020 nuevas medidas para flexibilizar las restricciones al sector cuentapropista. La primera sería eliminar las actividades comerciales admitidas para ejercer el trabajo en el sector privado.
“Esas medidas están orientadas a garantizar al Estado cubano la liquidez financiera, que necesita para sostener económicamente el totalitarismo en las actuales circunstancias. No están orientadas a empoderar al sector privado”, subrayó Sergio Osmín Fernández, Doctor en Derecho.
El también coordinador de la plataforma de información Inteligencia Ciudadana los considera factores que hunden a Cuba en la actual penuria económica.
El totalitarismo, según Fernández, secuestró la democracia, reprimió las libertades fundamentales y controló los poderes públicos. El gobierno, fundido con el Partido Comunista, impuso un modelo económico sobre la base del Socialismo, que “no crea con eficiencia nuevos rubros exportables, depende considerablemente de las importaciones y no atrae de manera suficiente a la inversión extranjera”.
Para Fernández han influido en la crisis actual las medidas económicas adoptadas por sucesivas administraciones de Estados Unidos contra el gobierno revolucionario en reacción a las nacionalizaciones, mediante expropiación forzosa, de las propiedades de ciudadanos norteamericanos en los años 1960.
La más reciente ha sido la sanción sobre el Havin Bank, controlado por el régimen de La Habana, que facilitaba la transferencia de dólares desde el exterior hacia Cuba. La entidad bancaria pasó a la Lista de nacionales especialmente designados y personas bloqueadas, del Departamento del Tesoro estadounidense.
Además, el experto en crimen organizado transnacional suma “la histórica deuda externa que contrajo Fidel Castro, en nombre del Estado cubano”, con los países-acreedores del Club de París, agravada con la moratoria de pagos en que cayó la Isla.
Según Fernández, la tormenta resultante daña el bienestar de la familia cubana y el desarrollo sostenible de la nación, pues coarta la libertad de empresa, “impide que el sector privado nacional se organice en sociedades mercantiles, las cuales permitirían, a través de sus diferentes tipos sociales, dinamizar la economía nacional inyectándole la liquidez financiera necesaria”.
El economista Elías Amor consideró que “tan solo se permite que un porcentaje de los ingresos en divisas obtenidos de la exportación sean retenidos por los emprendedores para destinarlo a su propio negocio, y en los supuestos preestablecidos de importar o para otros gastos que tuviera que realizar en el país”.
El crac, que recuerda el Período Especial de la década del 90, fue bautizado por el mandatario Miguel Díaz Canel como “coyuntural” en el segundo semestre de 2019. Pero la depresión económica ha sido progresiva. La población, con sorna, llama al período actual La Coyuntura.
El índice de libertad económica de la Fundación Heritage 2020 colocó a Cuba en el puesto 178 de una lista de 180. En medio del reciente contexto “aperturista”, las restricciones en ese aspecto arrecian. Semanas atrás el Jefe de la Policía Nacional Revolucionaria declaró ilegal la venta a través de redes sociales, y el pastor y pequeño propietario Yasser Caraballo fue injustamente arrestado.
La indignación de la población se ha notado con otra de las medidas tomadas: la inauguración de tiendas, exclusivamente en MLC, mejor abastecidas que las de moneda nacional (CUC) y a las que accede la mayoría de la población. El escritor Pedro Junco publicó en agosto una carta abierta contra la segregación tras la dolarización parcial y fue expulsado de la Unión de Escritores oficial.
Marco y su padre, en la casona de El Vedado, tienen poco tiempo para protestar mientras intentan mantener a flote su negocio en medio de los vaivenes de la política económica cubana. “Estamos reorganizándonos para hacer entregas a domicilio con la comida”, dijo. “Pero el futuro es incierto”.
Vea la historia en Diario de Cuba.
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