“En México hay que lidiar con lo que quiere el Gobierno y Trump”

NOTI-AMERICA.COM | MÉXICO
Miguel Hakim Simón fue vicecanciller de Relaciones Económicas y de Cooperación Internacional de México (2000-05) bajo el gobierno de Vicente Fox, secretario para la Cooperación de la Secretaría General Iberoamericana (2005-09), con sede en Madrid, y coordinador de Relaciones Internacionales de Puebla (2011-2017). Es doctor en Administración de Empresas por la Universidad de Claremont, California, Estados Unidos. Fue docente universitario y autor de varios libros sobre finanzas y cuentas nacionales, entre ellos, Finanzas para el desarrollo de México, Finanzas en la encrucijada y Muchas cuentas pocos cuentos: El PIB de México y más allá.
Hakim Simón analiza cómo la presidencia recargada de Trump afecta México.
—Uno se pierde con tantas idas y venidas del presidente de los EE.UU., Trump. Actualmente, ¿cómo está la situación con México y Canadá?
—Con el tema de los aranceles, por supuesto, que ha ido mal, como a la mayor parte del mundo. Pero comparativamente no tan mal. La buena noticia: el Tratado de Libre Comercio entre México, EE.UU. y Canadá sigue vigente y va a ser renegociado el próximo año, en 2026. Pero el presidente Trump, argumentando la emergencia económica de su país, nos ha puesto aranceles y eso continúa vigente. Las tarifas del acero y el aluminio ahí siguen; para los automóviles que exportamos fuera del Tratado; y a la agricultura, que también son violatorias de las reglas de la Organización Mundial de Comercio (OMC). Nos ha impactado en esos tres rubros y siguen las negociaciones, que ya no son meramente económicas, relacionadas con el Tratado, sino que se están mezclando otros temas.
”El tema de las drogas, en especial el fentanilo, ya que México compra precursores químicos a China, los procesa aquí, y los envía a EE.UU. Y según Trump, que exagera las cifras, habla de 300 mil personas muertas por esta droga, según los datos oficiales, 70 mil personas el año anterior. Sea como sea, el tema es que él está exigiendo que se resuelva y quiere intervenir. Aunado a que ya declaró a cinco cárteles mexicanos como organizaciones terroristas. Por eso, la negociación tiene el aspecto tarifario, pero más que nada el de las drogas y el de las organizaciones terroristas.
El contexto no ayuda a la economía, que, a duras penas, creció el 0,2% en México en el primer trimestre. Pero creció y esto fue importante, porque veníamos del trimestre anterior en negativo. Si este hubiera sido negativo, que estuvo muy cerca, de acuerdo a la definición aceptada por la mayoría de los economistas, estaríamos en recesión. Scheinbaum declaró que está muy contenta porque no entramos en recesión, pero al mismo tiempo tenemos un problema grave de estancamiento: no estamos creciendo.
—¿De qué magnitud fueron los aranceles al acero, al aluminio y a los autos?
—En algunos casos 20%, pero en general 25%. También le puso a algunos productos agrícolas muy importantes para México en las exportaciones.
—Estos aranceles diferenciados con las distintas regiones del mundo generan dos cosas: primero, en cualquier caso, pérdida de competitividad en el mercado interno americano respecto a los productores norteamericanos. Pero, por otro lado, sustitución de importaciones de parte de EE.UU. entre los distintos países de acuerdo a los distintos niveles. Quiero decir, si a México le pone 25% y a China 80%, lo deja en mejor condición competitiva respecto al mercado estadounidense. ¿Cómo queda la producción mexicana?
—En esa perspectiva queda bien. En la primera versión de Trump, le puso aranceles a China, pero no a México, y pasamos a ser el principal socio comercial desde entonces. Hoy la situación es distinta. Comparativamente estamos mejor. Sin embargo, como dicen los economistas, eso en sí no cambia todo lo demás.
”Y, ¿qué es lo que está cambiando? En México no solamente está la alta incertidumbre de enfrentar lo que quiera Trump, sino también lo que está haciendo este gobierno. La principal preocupación es que ya está controlando todo el poder político. Tiene mayoría en el Congreso. Ha cambiado muchas leyes, pero una de las leyes que está modificando es lo que le llaman la reforma al Poder Judicial. Todos los jueces que llevan 27 años aproximadamente bajo un régimen de tres poderes independientes, hoy se van a elegir y, prácticamente, los van a elegir ellos. Esto genera que los inversionistas, olvídense de los extranjeros, los propios mexicanos estén diciendo: “Yo no invierto hasta que no quede claro esto”. Porque las reglas del juego ya no son parejas. Hoy los inversionistas saben que no dependen de un poder, sino de una persona y de un partido que controla políticamente los tres poderes.
—Algo que hace recordar a la vieja hegemonía del PRI…
—En otra versión. Pero es correcto. En este caso probablemente tenga mejores formas, sí, pero en el fondo es mucho más dura que la que tú mencionas del PRI.
—En una de las últimas reuniones de gabinete del gobierno de los EE.UU., el titular de la Oficina de Reforma del Estado, Elon Musk, fundador de Tesla, apareció con una gorra que decía “Gulf of America” –Golfo de América–. ¿Cómo están tomando esa provocación?
—La presidenta de México ya lo dejó muy claro: ellos pueden hacer lo que quieran, pero esto no va a cambiar nada, más allá de la forma en que ellos lo van a llamar. De todas maneras, el gobierno de México la semana pasada demandó a Google porque ahora cuando uno utiliza el buscador, aparece como Golfo de América. Y una cosa es que EE.UU. le quiera llamar de otra forma, pero la siguiente etapa es que lo están metiendo en buscadores, obviamente norteamericanos, que van a afectar al mundo. Por eso, México le requirió a Google que eso solamente lo haga cuando el usuario esté en EE.UU. Pero es un tema menor, es un tema de nombres. El resto del mundo reconoce que es el Golfo de México. No se va a acabar el mundo por ese tema. Pero sí, de alguna forma, es incómodo.
—¿Creés que estas cosas pueden afectar el vínculo en el marco del Tratado de Libre Comercio de América del Norte?
—Las estrategias de Canadá y de México han sido completamente distintas. En Canadá hay un nuevo primer ministro que siguió al anterior diciendo “todo esto es una ofensa, los canadienses estamos juntos y vamos a hacer ‘ojo por ojo y diente por diente’”. Por otro lado, la presidenta de México actuó de manera muy prudente. Nunca ha ido a Washington, han hablado por teléfono cinco o seis veces, diciendo que hay colaboración, pero no subordinación. El resultado para los dos, sea de buenas formas o malas formas, es el mismo. Lo que comenté de los aranceles se aplica por igual a Canadá.
—Se vivió una situación muy incómoda en el Salón Oval cuando, en el marco de una declaración a la prensa junto con el primer ministro, Mark Carney, Trump insistió con la anexión de Canadá como el Estado N° 51 de la Unión…
—Sí, fue muy ríspido. Carney le respondió: “Presidente, usted, que es inmobiliario, comprende que cuando hay un inmueble y se dice no está en venta, es que no está en venta. Y Canadá, con la reciente elección de su primer ministro, ha expresado que nunca estará en venta”. Y fue entonces cuando Trump contestó, y ahí, sí, tuvo un punto: “Nunca digas nunca”. En resumen, los dos obtuvieron una victoria; el primer ministro se aseguró 6, 12, 15 años, los que vaya a estar. Pero lo más importante es que fue en esa reunión en la que Trump confirmó que la renegociación del Tratado con Canadá y México será en el 2026. Sembró dudas sobre la negociación, pero reafirmó que quiere intentarlo. Buena noticia.
—¿A dónde conduce todo esto de Trump? ¿Lo hace para negociar? Esa es una teoría, pero abre el interrogante sobre cómo termina la negociación, ¿a dónde quiere ir Trump? ¿Qué alianzas piensa?
—EE.UU., después de la Segunda Guerra Mundial, creó la Organización de Naciones Unidas, el Banco Mundial, el FMI y, un poco después, el equivalente de la OMC. En ese momento todos decíamos que vivíamos un mundo político y económico en el cual se habían establecido las reglas desde 1945, lo que era cierto. Lo que cambió con Trump es que cuestiona que esas reglas ya no se aplican. Lo expresó a través de órdenes ejecutivas. Entre ellas, sacó a EE.UU. de la Organización Mundial de la Salud, luego salió de un acuerdo impositivo global de la OCDE, donde era parte fundamental, y suspendió las contribuciones a la OMC. Al FMI, al Banco Mundial y a la ONU, los tienen en revisión.
—En la reunión anual del Fondo, Kristalina Georgieva expuso los beneficios del organismo para los contribuyentes estadounidenses, explicando que el dinero que le enviaban generaba intereses, en una posición defensiva, en línea con lo que señalas.
—Estaba protegiendo su puesto. Lo que dijo es: “Señores, hay malas noticias porque nosotros estimamos que ya no vamos a crecer al 3,2% a nivel global, sino nada más el 2,8%. Pero hay algunas cosas buenas: en el mundo había una divergencia con el tema tarifas que ahora ya se están haciendo más pequeñas con esto de Trump”. Está cuidando su trabajo.
”Trump ha puesto a prueba a esos tres organismos: la ONU, el FMI y el Banco Mundial. Y dentro de seis meses va a decidir cómo los usa, o si, en caso extremo, se sale. Hoy las reglas del juego son nuevas. Hace 20 años, don Enrique Iglesias nos decía que estábamos viviendo un cambio de época. Y yo decía “¿es época de cambio o cambio de época?”. Nunca nos poníamos de acuerdo. Pero hoy, sí creo que vivimos en un mundo con reglas completamente distintas. Hay un cambio de época.
—Entonces, ¿qué mundo quiere Trump?
—De a poco lo vamos viendo. No firmó un Tratado de Libre Comercio con el Reino Unido, pero sí firmó un acuerdo. Ya se arreglaron con esos amigos con quienes comparte el mismo idioma. Y al final se tiene que alcanzar un acuerdo con sus vecinos. No puede desproteger sus fronteras. Y tampoco puede olvidarse de la Unión Europea porque es Occidente y él es occidental. En ese sentido, interpreto que está presionando a los vecinos y a Europa en forma tal que obtenga ingresos y beneficios. ¿Los ingresos de dónde vienen? De las tarifas-aranceles. Y lo que mucha gente dice, en EE.UU., es que el fondo donde se están acumulando esas tarifas, que apenas está creciendo, lo va a utilizar para bajar los impuestos y para llevar a cabo gastos. Los gastos ya no tienen que ser autorizados por el presupuesto, los va a tomar, conociendo a Trump, de ese fondo. Su finalidad, al menos desde mi punto de vista, es esa. Va a terminar cooperando con los europeos y con sus vecinos. Pero para ese momento, va a haber acumulado un gran fondo que lo va a utilizar para lo que quiera. Principalmente para bajar impuestos en los EE.UU.
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