Alianzas, política y reflexión: los cardenales perfilan al próximo papa en la antesala de un cónclave universal

NOTI-AMERICA.COM | ESPAÑA
En una de las primeras intervenciones de Francisco como papa, recomendó a los fieles un libro que había leído recientemente. Era La Misericordia, del cardenal alemán Walter Kasper, que se alojaba en la habitación de enfrente de la Residencia de Santa Marta y que le regaló una copia durante la sede vacante iniciada tras la renuncia de Benedicto XVI. Fue uno de los intercambios que el argentino Jorge Mario Bergoglio protagonizó poco antes de convertirse en obispo de Roma, en esos días en que los purpurados se reúnen en las congregaciones cardenalicias previas al cónclave.
Desde que murió Francisco, el Vaticano y las habitaciones de Santa Marta se han vuelto a llenar poco a poco de cardenales llegados de todas partes del globo. En el cónclave que empieza el miércoles se decidirá quién será el nuevo obispo de Roma, pero es en las congregaciones —hasta ahora se han celebrado nueve—, y también en las conversaciones en los descansos, en los pasillos o incluso fuera de las reuniones donde muchos de los purpurados deciden el sentido de su voto. Aunque no es una cita electoral, los religiosos también forjan alianzas.
El futuro de la Iglesia o las finanzas de la Santa Sede son algunos de los temas que han abordado los cardenales hasta la fecha, según portavoces del Vaticano. Por fuentes oficiales es difícil saber mucho más, sobre todo en lo que a posibles candidatos se refiere. Sin embargo, en un periodo con tintes de campaña, algunos cardenales atienden a los periodistas que les abordan en las calles del Vaticano y conceden entrevistas en las que arrojan pistas de lo que votarán o de lo quieren que se vote en el cónclave.
Especialmente relevantes son los llamados kingmakers (creadores de reyes, los grandes electores), cardenales con «mucha experiencia a los que se les escucha mucho […] y que pueden marcar la dirección o indicar a posibles», expone el corresponsal de RNE en Roma, Jordi Barcia. «Si no puedes ser elegido, al menos puedes conseguir que alguien afín a ti pueda serlo», explica. Al difunto Francisco algunos le veían como uno de ellos. «Los periodistas decían que, a lo más, yo era un kingmaker, un gran elector que indicaría a alguno», declaró en una entrevista en 2015 a Televisa en la que aseguró que su elección —Francisco tenía menos de 80 años y, aunque experimentado, era elector y elegible— fue «una sorpresa».
Aunque su influencia es incuestionable, en realidad muchos no pueden participar en el cónclave porque tienen más de 80 años. «No todos los kingmakers entran en la Capilla Sixtina y, el primer día, cuando haya cuatro o cinco candidatos, quienes van a mover los hilos van a ser quienes entren allí», destaca la vaticanista de EFE en Roma, Cristina Cabrejas.
En cualquier caso, los 133 cardenales electores saben que estos días sobrevuela la gran duda de si el próximo papa seguirá la senda aperturista marcada por Francisco —que no gustó a un gran sector de la Iglesia católica— o si optarán por una opción más conservadora. Algunos, de hecho, han dejado clara cuál sería su línea favorita, aunque no utilicen la misma nomenclatura. Otros conceden entrevistas con cierta intención de influir, especialmente a la prensa italiana, sabedores del voto de silencio obligatorio que les podría castigar incluso con la excomunión.
«La cuestión no es entre conservadores y liberales, sino entre ortodoxia y herejía», afirmó el cardenal alemán Gerhard Ludwig Müller, uno de los más críticos con Francisco, en una entrevista a La Reppublica. Al difunto pontífice lo ha tildado de «hereje», de ser «ambiguo» en su doctrina y de intentar convertir la Iglesia en una «democracia». «No podemos juzgar a las personas. Pero, si hablamos del pontificado, hay opiniones diversas», aseguró. «Haciendo ruido cumple una función, hacer aceptable a un cardenal moderado», analiza Barcia.
Para Cabrejas, los cardenales que hablan son precisamente los grandes electores que no participan en la votación, ya que «pueden expresar su opinión con más libertad porque nadie les va a decir nada». No obstante, la vaticanista recalca que «los discursos importantes son los que se dan en privado, tan en privado que tienen prohibido publicarlo».
Los cardenales son «perfectamente conscientes del poder de la prensa», añade el corresponsal de RNE, que menciona el «prestigio» de los medios escritos italianos. En este sentido, Cabrejas destaca que la prensa italiana es la más leída entre los cardenales: «Hacen campaña entre ellos, en la prensa no tanto. Ahí es donde realmente se construye el papa».
Pero, más allá de la prensa, las homilías pronunciadas en las misas de los Novendiale, los nueve días de luto por Francisco, también juegan un papel en la elección, según destaca Jordi Barcia. Son «herramientas de comunicación» y una vía para «enviar mensajes» que se intuyen en su contenido y las referencias a las prioridades de la Iglesia.
El secretario de Estado de la Santa Sede, Pietro Parolin, —uno de los nombres que resuenan en las quinielas— mantuvo un «perfil bajo» en la misa que ofició el pasado domingo, justo un día después del funeral. «Era un poco un regalo envenenado para Parolin porque coincidía con el Jubileo de los adolescentes y ahí se iba a reunir mucha gente. Podía haber asumido el papel de papable y haberse presentado de un modo expansivo, enviando mensajes sobre lo que podía haber sido su papado, pero tuvo un perfil muy bajo deliberado porque sabía que, si lo hubiera hecho, se habría acabado quemando», destaca Barcia. «El decálogo del buen papable es ‘nunca reconozcas que quieres ser papa'», recuerda.
Los cardenales debaten estos días el rumbo que debe tomar la Iglesia tras el pontificado de Francisco. Sus formas de ejercerlo «han sido muy contestadas dentro de la propia Iglesia», explica a este medio la presidenta de la Asociación de Teólogas, Montse Escribano. Y menciona a ciertos sectores que persiguen «la vuelta a una Iglesia de privilegios», a una «determinada liturgia y formas devocionales, que implican siempre una manera determinada de ejercer el poder» que no fue practicada por el difunto pontífice.
«Siempre hay tensiones porque tenemos nuestros pareceres propios, pero gran espíritu de comunión», dijo el miércoles el cardenal colombiano Jorge Enrique Jiménez a los medios que le esperaban a las puertas de la Sala Pablo VI del Vaticano. Algunos de los 133 electores han sido nombrados en los últimos años, como es el caso de Jiménez, y la mayoría apenas se conoce entre sí. Por ello, estos encuentros les sirven para poner en común sus ideas en busca de afinidades o posibles desencuentros.
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