‘Todo lo que no sé’: la película sobre cómo sobrevivir a una crisis personal y profesional

NOTI-AMERICA.COM | ESPAÑA
La tensión entre la vida profesional y la vida personal de Laura (Susana Abaitua) aumenta cuando acepta un puesto de trabajo ideal y su padre empeora del cáncer diagnosticado. La actriz Susana Abaitua protagoniza esta película donde el realismo crudo de cómo organizarse en una vida caótica es el motor de la trama.
La directora Ana Lambarri debuta en el cine con esta película arriesgada que refleja cómo los retos a los que se enfrenta una persona pueden llevarla a una situación límite. Lambarri ha desvelado más detalles sobre la intención que tiene con Todo lo que no sé.
Buscar orden entre el caos
Laura se ve ante una oportunidad única cuando la vida le cruza con un compañero del pasado y su gran proyecto tecnológico, ya olvidado, puede cobrar vida si consigue sorprender a los dirigentes de una empresa con un primer prototipo. La protagonista ve cómo tiene que dedicarle todo su esfuerzo a la faceta profesional en un momento donde su padre está empeorando a raíz de un cáncer.
La cara personal y la profesional chocan y provocan una crisis de vida en la que pueden verse reflejada muchos espectadores: «Renuncia al trabajo por la culpa. Está empeñada en algo que no está bueno siendo para su entorno. Mientras avanza profesionalmente, en el ámbito personal está perdiendo gente», apunta Lambarri.
La protagonista llega a un punto de no retorno donde tiene que tomar la decisión de arriesgar la estabilidad familiar por un éxito laboral. En este caso, Lambarri tiene claro que su personaje se siente culpable: «Cree que no se merece el éxito que está consiguiendo. Su decisión final viene desde la culpa, la cual tenemos todos, pero más exacerbada en las mujeres».
La directora encontró en Susana Abaitua a la actriz perfecta para plasmar todas estas dudas e inseguridades dentro que forman al personaje: «Me gustaba el trabajo de Susana y quería una persona en los 34-35 años. Que no fuese superjoven, pero que pudiese parecer muy niña. Ese juego entre ambas edades», apunta. «Ella [Abaitua] trabaja con un método muy exigente para ella misma», indica la cineasta.
Remar todos juntos hacia una catarata, esa podría ser la definición de lo que ocurre en la familia de Laura cuando el caos se intensifica porque todos quieren cuidar, a su manera, al cabeza de familia. La relación entre Laura y su hermana se va resquebrajando poco a poco mientras se enfrentan: una, controladora, y, otra, anhelando libertad: «La familia se siente con potestad respecto a las cosas que haces. Ellos sientan cátedra sobre las cosas que debes hacer», señala.
Lambarri también encuentra esos matices que caracterizan a un hogar: «La familia es un apoyo, pero también puede limitarte. Entonces, quería explorar eso. Creo que las familias o son extrañas o son perfectas. En este caso, pretende ser perfecta, aunque no son mala gente», señala.
En la trama familiar, Lambarri insiste en que no hay héroes ni villanos, sino que los personajes se mueven en un gris ambiguo: «Todos son imperfectos. Creo que la vida es así. Quería que el personaje de Susana no fuera «buenista», que es una palabra que hemos utilizado mucho durante la promoción. Las personas no somos perfectas: Laura refleja la torpeza de que no puede ser perfecta en todo. Puede tener destrezas en su trabajo, pero fallar a nivel personal», confiesa.
Estreno como directora
Ana Lambarri debuta fuerte con una temática compleja. Un hecho que es digno de valentía. Como en todo proceso, el guion se fue modificando y la historia que tenía pensada en un principio iba a ser muy diferente respecto al resultado final: «Tenía una película mucho más compleja escrita que estaba ambientada en los años 90», confiesa la directora.
No obstante, Lambarri indica que la historia fue cambiando conforme encontraba asuntos que quería plasmar: «Planteé temas que me interesaban. Por ejemplo, cómo las mujeres dejamos de hacer cosas por la opinión externa. A raíz de esa idea, empecé a crear la espiral de Laura», apunta. «Los guiones dan muchas vueltas y van pasando de ser farragoso a irse simplificando», indica.
A pesar de la trama sensible, la cineasta reconoce que han vivido un otoño ideal rodando este proyecto: «Nos lo hemos pasado bien. Oyes a muchos directores y técnicos hablar del cine como sufrimiento. En este rodaje ha habido risas y tuvimos un gran otoño en 2024», apunta.
Al parecer, Lambarri confiesa que ha habido muchas lágrimas de los espectadores después de ver Todo lo que no sé. Empatizan con los personajes que viven dificultades que todo el mundo puede sentir: conflictos familiares, dificultades en el trabajo… Y esto hace que algunos de ellos hayan roto a llorar tras ver esta historia, un resultado que no era la intención de la directora: «Pero es lo que me estoy encontrando. La ven, dejan ir un nudo y se van más relajados. Llegan a esa emoción y están llorando mucho», confiesa.
No obstante, no todo han sido llantos, la directora reconoce que hay a gente a la que «no le ha llegado ni ha empatizado con el personaje» y le parece «igual de válido».
Finalmente, la cineasta lanza su mensaje final con lo que ha querido contar con esta película: «Me gustaría que pudiésemos hacer lo que nos diese la gana. Siempre hablando desde personas con sus necesidades básicas cubiertas. Que entendamos todos, sobre todo las mujeres. Que no nos importe tanto lo que opinen de nosotras».
Ana Lambarri ha dado su primer paso en el cine arriesgando con esta historia de superación vital que ya ha tenido su recorrido por el Festival de Cine de Málaga. Veremos cuál será el futuro de la directora tras haber creado esta historia cruda y realista y hacer que el público haya empapado las butacas con sus lágrimas.
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