Así será el funeral del papa Francisco: cierre del féretro, misa de exequias, traslado a Santa María y sepultura

NOTI-AMERICA.COM | ESPAÑA
Los ritos fúnebres para despedir al papa Francisco están previstos para este sábado, 26 de abril, con la celebración de la misa de exequias a las 10.00 horas en la Plaza de San Pedro y la inhumación del féretro —en la intimidad— en torno a las 13.00 horas en la Basílica de Santa María la Mayor. Durante la víspera, a las 20.00 horas del viernes, tendrá lugar el rito del cierre del féretro.
El Vaticano ha publicado los detalles de las tres celebraciones —cierre del féretro, misa de funeral e inhumación— según lo previsto en el Ordo Exsequiarum Romani Pontificis, el libro litúrgico para las exequias del papa. Aún no hay información oficial sobre los cinco kilómetros que recorrerá el féretro tras la eucaristía desde la Plaza de San Pedro hasta la sepultura en la Basílica de Santa María.
Menos símbolos en el cierre del féretro
Los funerales del papa comenzarán el viernes a las 20.00. A esa hora se iniciará la ceremonia del cierre del féretro en presencia del camarlengo, el arcipreste de la Basílica de San Pedro, el cardenal que ha sido Secretario de Estado, el Vicario para la Diócesis de Roma, el sustituto de la Secretaría de Estado, el Prefecto de la Casa Pontificia, el limosnero, el vicecamarlengo, los canónigos de la Basílica de San Pedro, el secretario del papa, el Maestro de las Celebraciones Litúrgicas, los ceremonieros pontificios, y los parientes de Jorge Bergoglio. Todos los clérigos visten hábito coral.
El camarlengo se dirigirá a los presentes con unas palabras, tras las que el maestro de las celebraciones litúrgicas llerá el rógito, el acta que recuerda la vida y obra del papa difunto. Cuando concluye la lectura, se canta un salmo. Después, el camarlengo reza una oración.
Concluida la oración, el maestro de ceremonias y el secretario del papa colocan un velo de seda blanca sobre el rostro del difunto como símbolo de que lo siguiente que verá será la vida eterna. Seguidamente el camarlengo asperja el cadáver y el maestro de ceremonias introduce en el ataúd una bolsa con monedas acuñadas durante el pontificado del papa difunto y un tubo de metal en el que se enrolla el rógito que está lacrado con el sello del Oficio de las Celebraciones. Se cierra el ataúd mientras se canta el salmo 41.
El nuevo ritual de exequias pontificias aprobado por el papa Francisco en abril de 2024 simplifica aún más los ritos fúnebres del obispo de Roma. La constatación de la muerte, el velatorio en la intimidad de Santa Marta y la capilla ardiente en la Basílica de San Pedro han mostrado la sencillez del duelo siguiendo el nuevo ritual. No ha habido catafalco y los tres ataúdes han dado paso a un único féretro de madera por fuera y de zinc por dentro. Tampoco se ha colocado el báculo junto al cuerpo yacente del obispo de Roma, como sucediera en los entierros de los papas anteriores.
Además, siguiendo el modelo de los funerales de obispos, durante las ceremonias se usarán títulos más sencillos. “Ahora el ritual habla de papa, de obispo de Roma o de pastor, no hay más referencias. Se aleja de todo lo que pudiera asociarse al poder mundano. El rito subraya que el papa es un pastor y un discípulo de Cristo”, explica a RTVE.es el director del Secretariado de Liturgia de la Conferencia Episcopal Española, Ramón Navarro.
El color rojo sigue siendo el color principal en los funerales de los papas. Es el color de la casulla con la que se ha revestido el cuerpo del papa Francisco y es el color de las casullas y estolas con las que se revestirán los celebrantes en las ceremonias de cierre del féretro, misa de exequias e inhumación. «La tradición, en el entierro de los papas, siempre usa la casulla roja como signo del martirio, de dar la vida por Cristo», explica el responsable de liturgia de la Conferencia Episcopal Española, Ramón Navarro. «Es como recordamos a Juan Pablo II y a Benedicto XVI», puntualiza el experto en liturgia.
El camarlengo y el decano cardenalicio, celebrantes
Todos los ritos tienen al camarlengo, Kevin Joseph Farrell, como oficiante principal, a excepción de la misa de exequias, que será presidida por el decano del Colegio Cardenalicio, el cardenal Giovanni Battista Re.
El Vaticano ha publicado una lista con las personas convocadas por el Maestro de Celebraciones Litúrgicas Pontificias, Diego Ravelli, entre los que se encuentran: el cardenal presbítero Roger Michael Mahony, el cardenal protodiácono, Dominique Mamberti, el arcipreste de la Basílica de San Pedro, Mauro Gambetti, el secretario de Estado Petro Parolin, el vicario general de la diócesis de Roma, Baldassare Reina, el limosnero, Konrad Krajewski, el sustituto de la Secretaría de Estado, Edgar Peña, el vicecamarlengo Jesús Montanari, el regente de la Casa Pontificia, Leonardo Sapienza, los canónigos del Vaticano, los penitenciarios menores ordinarios, los secretarios del papa y otras personas que haya admitido el maestro de ceremonias.
Otra figura significativa en la despedida del papa es la de los sediarios pontificios: un antiguo cuerpo protocolario formado por un selecto grupo de hombres laicos, romanos, nombrados personalmente por el papa. Se llaman sediarios porque en el pasado eran los responsables de llevar la silla gestatoria o ‘sedia gestatoria’ en la que los papas eran transportados. Aunque la silla dejó de usarse, ellos continúan con esta tarea durante toda su vida. De hecho, ellos fueron los encargados de transpotar el ataúd de Francisco el pasado miércoles. Alrededor de una docena de sediarios cumplieron con la discreta tarea de llevar sobre sus hombros los restos del obispo de Roma para recorrer los los 300 metros que separan Santa Marta de la Basílica de San Pedro.
El sábado, a las 10:00 horas, comenzará la misa de exequias en la Plaza de San Pedro. En la procesión de entrada, tras los ciriales, la cruz, y los acólitos caminará el maestro de las celebraciones litúrgicas con un ceremoniero, que lleva un evangeliario. Después irá el ataúd del papa que cargan los sediarios pontificios. Tras el ataúd caminarán los diáconos que servirán en la misa, y los cardenales en función del orden cardenalicio al que pertenecen. La procesión la cierra el decano del Colegio Cardenalicio, que preside la celebración. Todos visten ornamentos rojos.
El ataúd del papa se colocará frente al altar, en el piso, mirando hacia el pueblo. A un lado se colocará el cirio pascual y un ceremoniero pondrá el evangeliario abierto sobre el féretro.
La misa se celebrará como de costumbre. El latín será la lengua principal de la eucaristía, aunque habrá algunas fórmulas en italiano. Las lecturas se harán en inglés y español. El Evangelio se leerá en latín y las preces se harán en francés, árabe, portugués, polaco, alemán y chino. Los clérigos participantes vestirán según su rango: los cardenales, con mitra adamascada; arzobispos y obispos, con mitra simple, y los presbíteros, con estola roja.
Hasta la oración después de la comunión, todo se desarrollará como una eucaristía normal. En ese momento, el decano se colocará de pie frente al altar y delante del féretro, y los demás cardenales y los patriarcas de las Iglesias Orientales se sitúan a los lados. En este momento comienza lo que se conoce como Ultima Comendatio et Valedictio, es una última oración de despedida para encomendar a Dios el alma del difunto. Tras un momento de silencio, se cantarán las Letanías de los Santos. Es un listado de santos universales y algunos propios de la Iglesia de Roma. Algo que el papa Francisco ha tenido muy presente a lo largo de sus 12 años de pontificado.
Al concluir las letanías, el vicario de la diócesis de Roma, frente al féretro, rezará una oración. A continuación, viene la Súplica de las Iglesias Orientales. Los Patriarcas, Arzobispos Mayores y los Metropolitanos de las Iglesias Orientales, cantarán la Panikhida, tomada del oficio de Difuntos de la Liturgia Bizantina. En un momento de este rito, un patriarca inciensará el ataúd mientras dice una oración.
Sigue un momento de oración en silencio, tras el cual, el decano asperjará e inciensará el féretro mientras se canta el responso In Paradisum. Cuando concluya el canto, los concelebrantes regresarán a la sacristía, precedidos por la cruz y los ciriales. Detrás del decano caminará el maestro de las celebraciones litúrgicas con un ceremoniero, y tras ellos, los sediarios llevarán el féretro del papa difunto de nuevo al interior de la Basílica de San Pedro.
El traslado desde San Pedro a Santa María
El cuerpo del papa Francisco partirá en coche desde la Basílica de San Pedro hasta la Basílica de Santa María la Mayor, a seis kilómetros de distancia. La ruta seguirá parcialmente el trazado de la antigua Via Papalis, la procesión que hacían antiguamente los pontífices tras ser designados entre San Pedro del Vaticano y la basílica de San Juan de Letrán, catedral de la diócesis de Roma. El vehículo transportará «a paso solemne» el féretro de Francisco seguido por un reducido número de coches que transportarán a algunos cardenales.
La procesión pasará por la galería Príncipe Amadeo de Saboya, recorrerá el Corso Vittorio Emmanuele y llegará a la plaza Venezia, para luego girar hacia los Foros Imperiales. Desde ahí, tomará la Via Labicana y la Via Merulana, dejando al fondo San Juan de Letrán, hasta llegar a la plaza de Santa María la Mayor.
Un grupo de personas pobres y necesitadas estará presente en la escalinata de la basílica para dar el último adiós al papa Francisco antes del entierro de su féretro. Cada uno tendrá una rosa blanca en su mano. Serán unos cuarenta. Los pobres, los sin techo, los presos, los transgénero, los migrantes dirán “adiós”, pero sobre todo “gracias” a un papa que para muchos de ellos fue como un “padre”.
El Vaticano ha querido subrayar así que «los pobres tienen un lugar privilegiado en el corazón de Dios», así como en el corazón y en la enseñanza de este papa que eligió el nombre de Francisco para no olvidarse nunca de ellos. Tras el entierro, quien lo desee podrá pasar a rendir homenaje por la tumba de Francisco en Santa María la Mayor.
La sepultura del féretro
Durante el traslado del féretro es probable que se entone el canto del Magnificat y se reciten los salmos 113, 117 y 41. Al rito de la inhumación acudirán el camarlengo, los cardenales más antiguos de cada orden, el arcipreste de la Basílica de San Pedro, el cardenal que era Secretario de Estado, el vicario de la diócesis de Roma, el sustituto de la Secretaría de Estado, el prefecto de la Casa Pontificia, el limosnero, el vicecamarlengo, los canónigos de la Basílica de San Pedro, el secretario del papa, el maestro de las celebraciones litúrgicas, los ceremonieros pontificios y los parientes del difunto papa. Todos los clérigos vestirán hábito coral, salvo el camarlengo, que llevará capa pluvial roja.
El rito comenzará con un responso rezado por el camarlengo. Cuando acabe, el féretro se atará con un listón rojo en el que están impresos los sellos de la Cámara Apostólica, de la prefectura de la Casa Pontificia, y de la Oficina de Celebraciones Litúrgicas del Santo Padre. El ataúd se depositará en la sepultura, cuya ubicación ha sido designada por el propio papa en su testamento, mientras los presentes cantan la Salve. Luego se crrrará la sepultura. Tras ello, el notario del Capítulo de la Basílica de San Pedro elaborará el acta en el que consta la sepultura del Pontífice y lo leerá frente a todos. El camarlengo, y el prefecto de la Casa Pontificia serán los encargados de firmar el acta.
Según el testamento fechado el 29 de junio de 2022 y mostrado al público por el Vaticano tras el fallecimiento de Francisco, será un benefactor anónimo el que cubra íntegramente los gastos de funeral. La ubicación exacta de la tumba está descrita con detalle en el testamento: «Solicito que mi sepulcro sea preparado en el nicho de la nave lateral entre la Capilla Paulina (Capilla de la Salus Populi Romani) y la Capilla Sforza de la citada Basílica Papal». El papa también apunta entre sus últimas voluntades que «el sepulcro debe estar en la tierra» y ha de ser «sencillo, sin decoración particular y con la única inscripción: Franciscus».
Comentarios recientes