Santa María la Mayor, la basílica elegida por el papa para su entierro: «Su tumba habla de su vida, sencilla y humilde»

NOTI-AMERICA.COM | ESPAÑA
Fue en mayo de 2022 cuando el papa Francisco comunicó al cardenal Rolandas Makrickas su deseo de ser enterrado en la Basílica Santa María la Mayor, ubicada en pleno centro de Roma. «Prepara mi tumba», le dijo Francisco a este cardenal lituano, al que años antes había encargado la supervisión de esa basílica, lugar predilecto del pontífice para sus oraciones.
«La virgen me ha pedido que prepare mi tumba. Estoy muy feliz de que la virgen no se haya olvidado de mí y por eso quiero ser enterrado aquí. Busca el lugar adecuado», fue la explicación de Francisco ante otra de sus decisiones rupturistas con la ortodoxia, el protocolo que domina en la tradición vaticana.
Para Makrickas, la intención de Francisco es que hubiera una relación entre su estilo de vida austero con el lugar elegido para su descanso eterno. «Quería que su tumba hablara de su vida: sencilla, humilde y esencial», cuenta a RTVE.es este joven cardenal lituano, que es el arcipreste de esa basílica desde marzo de 2024. Asegura que inicialmente el papa tenía previsto recibir sepultura en la Basílica de San Pedro, como la mayoría de los pontífices, pero fue esa revelación mariana en 2022 la que le hizo cambiar de idea.
Aunque los detalles exactos del funeral, que se celebra este sábado, aún se están definiendo por la curia vaticana, el cardenal adelanta que será una ceremonia íntima a puerta cerrada, después de que su cuerpo sea trasladado desde San Pedro hasta esa basílica en una procesión que sí podrá ser acompañada por miles de fieles. Las puertas de Santa María la Mayor se abrirán ese día a las 21.00 horas para que católicos de todo el mundo puedan ver la tumba.
«Es muy simple: solo contiene la inscripción con su nombre y su cruz de obispo. Está hecha de mármol de Liguria, la región italiana de la que procede su familia», resume. En el lateral izquierdo del templo, este martes ya se veían unos tablones de madera justo en el espacio donde se ubicará la tumba.
La tumba se va a instalar muy cerca de la capilla a la que el papa acudía regularmente a rezar porque en ella estaba su venerado ícono bizantino ‘Salus Populi Romani’, atribuido a San Lucas Evangelista, que representa a la Virgen con el Niño Jesús en brazos. Una copia del icono se exhibe estos días en el exterior de la basílica para devoción de los fieles que acuden a rezar el rosario cada noche a las 21.00 horas desde su muerte hasta el funeral.
El pontífice argentino fue en sus doce años de ministerio muy devoto de este icono, al que acudía antes y después de cada viaje apostólico. También fue el primer sitio al que acudió tras ser dado de alta del hospital Gemelli, el 23 de marzo, por sus graves problemas respiratorios tras 38 días hospitalizado. También lo llevó a la plaza de San Pedro el 27 de marzo de 2020, cuando rezó por el final de la pandemia ante un mundo confinado.
Conocedor de la veneración que Francisco sentía por ese ícono, Makrickas le regaló otra copia el pasado 12 de abril, el último día que se vieron cara a cara cuando el pontífice acudió de nuevo a la basílica para agradecer a la virgen su alta hospitalaria. «Se mostró muy agradecido», rememora sonriente.
Este cardenal también insiste en que, aunque Francisco rompe con una larga tradición renunciando a un sepelio en San Pedro —que reafirma su figura de pastor humilde y mariano— no es el único pontífice que será enterrado en la basílica. A lo largo de los siglos, siete papas han sido enterrados en Santa María la Mayor, el último Clemente IX en 1669, además de otras figuras ilustres como el escultor y arquitecto Gian Lorenzo Bernini, autor de la célebre columnata de la plaza de San Pedro.
El templo, situado en la colina romana del Esquilino, es una de las cuatro basílicas papales de la capital, junto con San Pedro del Vaticano, San Juan de Letrán y San Pablo Extramuros. Es una iglesia antiquísima cuyos orígenes se remontan a 352 d.C, obra de una aparición mariana. Con el paso de los siglos su apariencia y estilo cambió hasta su imponente fachada barroca.
Su valor tanto arquitectónico como religioso la hacen una visita obligada para los turistas y peregrinos que vistan Roma, pero desde la muerte del papa las colas para acceder a este templo mariano se han hecho aún más largas. «Queremos ver dónde va a ser enterrado Francisco», cuenta Marcela, una católica mexicana, admiradora de Francisco, que busca dentro el espacio donde se instalará el sepulcro. No solo devotos, también curiosos se han acercado. Eleanora y Mattia, dos italianos de Milán de vacaciones en Roma, piden una foto con los tablones de madera que adivinan el lugar de la tumba de Francisco.
Comentarios recientes