Los Chatbots representan un peligro inesperado para la salud emocional

NOTI-AMERICA.COM | ESPAÑA
Según el MIT Media Lab, se han registrado hallazgos sobre la interacción intensiva con chatbots que se vinculan a niveles mayores de soledad y dependencia emocional en ciertos usuarios. La experimentación, que abarcó el análisis de miles de interacciones, mostró que quienes hacen un uso intensivo de estas inteligencias artificiales —algunos pasando entre 5 y 27.65 minutos diarios, equivalentes a aproximadamente 0.09 a 0.46 horas — manifiestan altos índices de aislamiento social y problemas en la socialización en la vida real. En este sentido, se evaluó cómo las respuestas en diferentes modalidades —texto, voz neutral y voz “atractiva”, diseñada para captar la atención y resultar agradable o estimulante— influían en el bienestar psicosocial de los participantes.
Algunos informes citan que “usuarios que interactúan de forma prolongada con chatbots presentan, en ocasiones, niveles elevados de dependencia y una menor tendencia a relacionarse con personas reales”, lo que resalta la necesidad de revisar diseños y estrategias de interacción en herramientas de IA.
La investigación, además, confronta las promesas de los acompañantes emocionales basados en IA frente a los riesgos inherentes de establecer relaciones unilaterales con sistemas tecnológicos.
Influencia de los chatbots en la soledad y en el aislamiento social
El estudio desarrolló un experimento de cuatro semanas con 981 participantes, donde se confrontaron distintas modalidades de interacción con el chatbot. Los datos revelaron que “mayor uso diario se correlacionó con mayor soledad, dependencia y un menor grado de socialización real”, lo que evidencia un doble filo: por un lado, la tecnología ofrece apoyo emocional; por otro, podría fomentar un reemplazo en las relaciones humanas.
Los investigadores midieron tanto la percepción subjetiva de soledad como la frecuencia de interacciones directas con otras personas. Se registraron duraciones de uso que, en promedio, alcanzaron 5,32 minutos diarios, destacándose diferencias significativas entre las modalidades de voz y texto.
El experimento evidenció que usuarios con interacciones personales —donde se compartían asuntos íntimos— enfrentaban un incremento de sentimientos de aislamiento. Asimismo, aquellos que configuraron la voz del chatbot de género opuesto presentaron niveles superiores de dependencia emocional. Un grupo reducido de usuarios se mostró particularmente vulnerable, con tendencias a percibir al chatbot como “un amigo” o sustituto de relaciones reales. “El hallazgo apunta a que cuanto más tiempo se invierte en la interacción, mayores son las repercusiones negativas”, declaró un investigador, enfatizando la necesidad de generar límites en la dependencia hacia estos sistemas.
El diseño experimental implicó asignaciones aleatorias que permitieron comparar la efectividad de distintos modos de interacción. La modalidad de voz, tanto neutral como atractiva, inicialmente se asoció con mejoras en los indicadores psicosociales en comparación con el uso exclusivo del texto; sin embargo, esos beneficios se desvanecieron al aumentar el tiempo de uso diario.
La investigación se sustentó en métricas estandarizadas como la escala UCLA de soledad (ULS-8) y el Lubben Social Network Scale, lo que permitió cuantificar los cambios en la percepción social de los participantes mediante puntajes en una escala de 1 a 4 y de 0 a 5, respectivamente.
Se constató, por ejemplo, que incluso la configuración más atractiva de voz podía acarrear desequilibrios emocionales cuando la interacción se prolongaba.
El análisis comparativo entre interfaces de chatbots concluyó que un diseño demasiado antropomórfico no garantiza necesariamente un mayor bienestar emocional. Los usuarios que utilizaron chatbots de texto exhibieron mayores niveles de autodeclaración y expresión de emociones, lo cual se vinculó a una dependencia más pronunciada.
Por el contrario, la interacción a través de voz reducía inicialmente la dependencia, aunque con usos prolongados se constató un deterioro en la socialización. Se señaló que “una respuesta emocional equilibrada en el chatbot resulta clave para evitar la sustitución de relaciones humanas”, reflejando una analogía con otras relaciones unilaterales en las que la ausencia de reciprocidad puede debilitar el tejido social.
A la luz de los hallazgos, se sustentan recomendaciones para la confección de chatbots que establezcan límites claros en la respuesta emocional y promuevan una integración saludable en la vida diaria. Los expertos sugirieron que las plataformas de IA incluyan mecanismos pedagógicos destinados a mejorar la alfabetización en inteligencia artificial, de modo que los usuarios comprendan y gestionen de forma consciente el uso de estas tecnologías.
La creación de barreras emocionales, que impidan el desarrollo de relaciones de dependencia, se erige en una medida para preservar la salud psicosocial de los individuos.
El fenómeno observado podría compararse con el cuidado de un jardín: el chatbot actúa como un fertilizante que, si se aplica en exceso, puede saturar el terreno y dejar poco espacio a la diversidad natural de relaciones interpersonales.
“Así como el exceso de agua arruina el cultivo, el uso inmoderado de estas herramientas puede marchitar las conexiones humanas vitales”, se destacó en una de las citas del estudio. Esta analogía invita a reflexionar sobre la necesidad de equilibrar la vida digital y las interacciones humanas, fomentando entornos sociales saludables donde la tecnología se emplee como complemento y no como sustituto del contacto personal.
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