Del torror del secuestro al activismo por accidente
REDACCIÓN NOTI-AMÉRICA (ECUADOR)

Charla en Coliseo de Colegio Fiscal Francisco Huerta Rendón, Guayaquil
Durante cinco noches y seis días, el ingeniero comercial Víctor Huerta Jouvín estuvo en manos de una banda de secuestradores.
Un oscuro cuarto de cuatro metros cuadrados, sin ventanas, paredes pintadas de negro y con techo de zinc fue el sitio en el que este empresario de 48 años vivió uno de los peores episodios de su vida.
La experiencia fue terrorífica. Lo mantuvieron desnudo, con una capucha en su cabeza y bajo constantes amenazas e insultos.

Vigilia al pie del Palacio de Carondelet.
Su rapto se produjo en enero de 2020, en las calles Roca y Rocafuerte, a pocas cuadras del corazón financiero del Puerto Principal.
Para este guayaquileño, descendiente de una familia de industriales papeleros, su captura -con fines extorsivos- lo ejecutó un grupo de extranjeros vinculados a una de las bandas delincuenciales que opera en el país.
Una vez en poder de los antisociales, fue llevado a una hacienda productora de mangos, cercana al cantón Naranjal.
Desde esa zona, los captores se comunicaron con los familiares de Huerta, para exigir un millonario rescate a sabiendas de que él tenía un seguro de vida, cuya póliza incluía el secuestro.
Mientras estuvo cautivo, otro ciudadano que cayó en poder de los maleantes fue desmembrado en su presencia. La cabeza de aquel hombre, incrustada en un palo de escoba, en repetidas ocasiones se la mostraban acercándola a su rostro.
Tras arduas negociaciones, Víctor Huerta es liberado. No obstante, en la investigación policial se determinó que este consultor empresarial fue seguido por los delincuentes durante varios meses.
Así mismo, le pusieron como señuelo a una chica, en complicidad con una persona de la misma urbanización donde reside.
Apenas consiguió su libertad salió del país, pero a los pocos meses regresó. Su rehabilitación la hizo en una casa antigua de su familia, en donde empezó a escribir en pequeños papeles todas las cosas que vivió, mientras estuvo en poder de los secuestradores.
Un día decidió juntar todo ese material y estructurar un libro al que llamó Señuelo 17. La obra fue impresa y luego digitalizada, para que los ciudadanos puedan conocer su historia.
Pero ahí no quedó todo, también decidió crear la Fundación No Violencia Ecuador, con el fin de ayudar a personas que de alguna manera han sido víctimas de actos violentos.
Proceso de recuperación
Después de la liberación abandonó el país por dos meses, pero regresó para arreglar unos asuntos en la misma Fiscalía. Cuando volvió se presentó la emergencia por el covid-19. No pudo salir de Ecuador. Su recuperación fue de cuatro o cinco meses en Guayaquil, en una casa que perteneció a sus abuelos paternos, ubicada en Urdesa. Consiguió un sicólogo extranjero, un terapista vivencial peruano, dos enfermeras y un siquiatra ecuatoriano; además de dos empleadas domésticas y dos personas de seguridad. “Estuve cinco meses en esa casa. Tuve muchas pesadillas porque me acordaba del hombre mutilado”, comentó Huerta.
Creación de organización enfocada en la no violencia
Al tercer mes de la terapia, empezó a “escribir papelitos” en esa casa de Urdesa. Lo hacía en las noches, porque se me acostumbró a la oscuridad de la capucha. “Yo pensaba que estaba redactando un cuerpo legal, sin ser abogado”. Había escrito sobre lo que había pasado y de otros aspectos de su vida.
Después de varios meses, se dio cuenta de que tenía como 300 papelitos. Es entonces cuando pidió una computadora y empezó a redactarlos, lo cual se convirtió en 140 páginas. “Como no soy escritor, lo que hice es acomodarlo cronológicamente y por capítulos. El libro tiene 40 capítulos. Terminaron siendo 120 páginas”.
No dejó que nadie lo editara o lo corrigiera. “Puede tener errores ortográficos, pero lo mantuve así para que quien lo lea, se dé cuenta de que es algo real”, explicó.
Se imprimieron 5 mil libros y la versión digital tiene más de 200 mil reproducciones. “La obra ha impactado más afuera que dentro de Ecuador”, aseguró Huerta.
La Fundación cuenta con representación en el exterior a través del sociólogo Paúl Velasco Ruiz. Es una persona con experiencia y trayectoria en empresas de la familia Noboa.

Ceremonia de recepción de bastón de mando indígena. Sábado 8 de junio 2024, Laguna de Colta, provincia del Chimborazo.
Frase ‘No Violencia Ecuador’
“Refleja librarse el deseo de librarse de lo que vemos hoy, como la delincuencia, la extorsión, el sicariato, la vacuna, el secuestro o el secuestro exprés, pero también es el bullying, la violencia de género o la del medio ambiente”, reveló.
Acciones y actividades
La organización apoya marchas feministas y orgullo gay. “Nosotros nos estamos estructurando para dar ese tipo de respaldo. No solo en lo económico esporádicamente, sino también con el apoyo médico, sicológico y otros”, aseveró.
En el 2024, la Fundación No Violencia realizó conferencias, talleres e intervenciones en 18 provincias del Ecuador, cubriendo sus 4 regiones. Según su página web www.no-violencia.com hay actividades en todo tipo de instituciones públicas y privadas, Universidades, Colegios y comunidades en general, e incluso «en territorio» o zonas vulnerables y peligrosas de la Costa y Oriente ecuatoriano.
Recientemente, la Fundación ha creado los sellos No Violencia que premia a instituciones que luchan por el bienestar integral y la no violencia en sus diferentes ámbitos. Han recibido este reconocimiento Universidades como la PUCE, Institutos como el UEES Menthal Health Center, Agencias de Cooperación como la GIZ de Alemania, empresas privadas como NIRSA, Fundaciones de conservación ambiental como Jocotoco, etc.
Desde enero de 2024 las oficinas centrales de la Fundación No Violencia están en Quito, en la República de El Salvador y Suecia, quinto piso, y en el Centro Histórico diagonal al Teatro Sucre.
La Fundación se mantiene con fondos propios de la sociedad civil, y no ha recibido fondos ni realizado contratos con ninguna entidad pública o privada del Ecuador o del exterior. Huerta, quien se lo conoce por tener «residencia incierta», trabajar de sol a sol en su proyecto y arriesgar literalmente su vida, alega que su Fundación no tiene un solo empleado en nómina, que son activistas con pura pasión. Está consciente que la Fundación No Violencia técnicamente es la más pequeña del Ecuador, pero sin duda alguna tienen el apoyo de 17 millones de ecuatorianos que quieren y merecen vivir en paz y prosperidad, sin importar raza, región, religión, condición socio-económica, etc.
Condecoraciones
Huerta y la Fundación No Violencia han recibido algunas condecoraciones, pero para él, el Bastón de Mando Indígena otorgado en ceremonia en el Instituto Jatún Yachay Wasi, al pie de la Laguna de Colta, por la Nación Puruhá tendrá siempre un significado especial.
Fundación No Violencia a escala mundial
La Fundación No Violencia a la que representa es de Ginebra, Suiza y tiene 31 años de haber sido creada. Nació en 1993 por iniciativa de Yoko Ono, tras el asesinato de su esposo, el exbeatle John Lennon. Cuenta con embajadores en cerca de 20 países y Víctor Huerta uno de ellos. «Para bien o para mal, la experiencia en cada país es diferente. Lo que está pasando en Ecuador es alarmante. La Fundación también tiene oficinas en Brasil y México, y replicamos programas», señalo finalmente el activista.

Conferencia de prevención en la Plataforma Financiera, Norte de Quito.
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