Expertos de América Latina urgen a la región idear nuevas formas de combatir el hambre
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NOTI-AMERICA | COLOMBIA
América Latina y el Caribe pierden la lucha contra el hambre. En 2023, la inseguridad alimentaria, moderada o grave, afectaba a alrededor de 28% de la población, lo cual representaba 188 millones de personas. Es decir, 36 millones más que en 2015, cuando la proporción era 24%, de acuerdo con datos de FAO, FIDA, OPS, PMA y UNICEF, presentados de manera reciente en el informe América Latina y el Caribe. Panorama Regional de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición. En el caso de Colombia, en 2024 un total de 19,2 millones de personas padecieron insuficiencia alimentaria y en 2015, 11% de niñas y niños menores de 5 años sufrieron de desnutrición crónica.
Expertos en nutrición y seguridad alimentaria de Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Panamá y Perú, reunidos en Bogotá, señalaron que el principal camino para contrarrestar esta situación es uniendo esfuerzos multisectoriales que convoquen a industria, gobierno, Congreso, academia, sociedad civil y organismos internacionales para que impacten los factores estructurales de los países.
“Somos una región súper diversa, cada país tiene sus limitaciones y avances que obedecen a realidades diferentes y lo que vemos es que la desnutrición y la seguridad alimentaria no son solo problemas de salud o alimentación, también tienen que ver con el acceso al agua, la educación, la falta de información sostenible y actualizada, la voluntad política, los recursos disponibles. Ante ello, va el llamado a realizar acciones conjuntas entre Estado, sector público, organismos internacionales y sociedad civil. Como dice el proverbio africano: si quieres llegar rápido, ve solo, si quieres llegar lejos, ve acompañado”, señaló Jairo Rivera, doctor en Políticas Públicas y docente de la Universidad Andina Simón Bolívar, sede Ecuador, y autor del estudio Prioridades de seguimiento y política pública en los países de la Red de Sociedad Civil del Movimiento SUN en América Latina y el Caribe.
En ese sentido, Kairen Margarita Gutiérrez, directora del programa Hambre Cero del Ministerio de la Igualdad y la Equidad, señaló que Colombia tendrá una nueva Encuesta Nacional de Salud Nutricional (Ensin) para conocer la realidad del país. De igual forma, un Conpes de derecho humano a la alimentación. “Es importante resaltar que el país tiene un rezago estadístico. La Ensin tiene 10 años, pero el gobierno ha estado generando herramientas y presupuesto para actualizarla. Además, haremos una Ensin indígena, que nos va a recoger toda la información en materia institucional y de recursos. Los ministerios de Salud e Igualdad están en proceso de alistamiento”.
Además, Gutiérrez oficializó la adherencia de Colombia al Movimiento Scaling Up Nutrition (SUN), que busca un mundo libre de malnutrición en todas sus formas en 2030. Colombia es el único país en el que hubo primero una Red de Sociedad Civil antes de que el Estado se uniera a este movimiento.
La sociedad civil de SUN está organizada en 64 alianzas nacionales que trabajan juntas con sus gobiernos. “En América Latina contamos con redes en ocho países. Estamos muy contentos porque Colombia pasó a ser el país #67 en el mundo y el #8 de América Latina”, explicó Francisca Gómez, representante del Movimiento SUN para América Latina, durante el Foro América Latina se proyecta hacia la Cumbre de Nutrición para el Crecimiento- N4G, convocado por la Red de Sociedad Civil de SUN y la Embajada de Francia en Colombia en Bogotá.
Durante el foro se establecieron compromisos para la Cumbre N4G, el espacio que se da cada cuatro años para que el mundo se comprometa con la nutrición y que se celebrará en marzo en París (Francia). “Dentro de un mes, a esta misma hora, la Cumbre de Nutrición para el Crecimiento – N4G – habrá cerrado sus puertas en París, después de dos días de intensos intercambios (27-28 de marzo). Esta cumbre pretende movilizar y fomentar compromisos políticos y financieros ambiciosos para luchar contra la malnutrición en todas sus formas: desnutrición, carencias de micronutrientes, entre otros. N4G en París debe ser un punto de inflexión en la nutrición, debe ser una cumbre que provoque un cambio de paradigma. Los objetivos son poner la nutrición en el centro de la agenda del desarrollo sostenible; hacer de la lucha contra la malnutrición una causa universal; garantizar la continuidad del proceso y los compromisos con la buena nutrición y mantener un alto nivel de compromiso político y financiero con la nutrición”, señaló el embajador de Francia en Colombia, Sylvain Itté.
Las preocupaciones de Colombia
La Alianza de Sociedad Civil SUN Colombia presentó varias preocupaciones. Una de ellas la necesidad de valorar la alerta de que la inseguridad alimentaria en sus tres niveles (moderada, severa y leve) llega al 76% de la población colombiana (Programa Mundial de Alimentos, 2024), una cifra sin duda alarmante.
También, que la desnutrición crónica en Colombia no es un evento de notificación obligatoria y de vigilancia en salud pública, a diferencia de los demás países de la región. Casi un millón de niñas y niños están en riesgo de padecer desnutrición crónica, los efectos en su salud y desarrollo cognitivo son difícilmente superables y los costos para el país invaluables, como señala el Índice de Desnutrición Crónica de la Fundación Éxito, 2024.
En cuanto a la necesidad de información, la Alianza insistió en que, sin un panorama claro de la situación a través de datos actualizados, la política pública y las intervenciones pueden no ser adecuadas para la realidad del país.
Colombia es la nación de América Latina con el mayor rezago en información sobre nutrición. Sus últimos datos son de 2015, cuando se hizo la última Ensin, que solía hacerse cada 5 años. Por ello celebró el anuncio de la directora del Programa Hambre Cero. “Reconocemos los esfuerzos que se están haciendo y lo establecido en el capítulo 3 en el Plan Nacional de Desarrollo sobre el derecho humano a la alimentación. Desde las organizaciones de la Alianza estamos atentas a trabajar en conjunto para que este propósito que tenemos en común se pueda lograr”, señaló José Villegas, coordinador de la Alianza de Sociedad Civil SUN Colombia.
En materia de presupuesto, el estudio de Rivera mostró que Colombia tiene avances, pues ha crecido en el tiempo, especialmente en sectores agrícolas, de igualdad y de salud y protección social; sin embargo, la ejecución del gasto y la priorización de programas que combaten el hambre deben fortalecerse. Por ejemplo, el presupuesto destinado a agricultura y desarrollo rural creció notablemente entre 2020 y 2024 al pasar de 1.848 billones a 7.882 billones. No obstante, en 2024 hubo una ejecución de solo 38%. También a finales de 2024 el gobierno anunció recortes a programas que combaten el hambre y se presentaron retrasos en las asignaciones a políticas como De Cero a Siempre que atienden a la población en primera infancia.
Los resultados del estudio fueron compartidos con representantes del Gobierno de Colombia, Frente Parlamentario contra el Hambre, cuerpo diplomático, agencias de cooperación internacional, Sistema de Naciones Unidas, academia, organizaciones de sociedad civil y medios de comunicación.
Los expertos recordaron que el costo anual de la inacción en desnutrición crónica, bajo peso al nacer y anemia se traduce en costos económicos que representan el 1% del PIB mundial debido a pérdidas cognitivas (304 millones de puntos de coeficiente intelectual perdidos) y de mortalidad (1,3 millones de muertes infantiles en el mundo), como lo ha señalado Nutrition International (NI, 2024). En cambio, por cada dólar invertido para enfrentar la desnutrición se producen 23 dólares de retorno, lo que genera 2,4 billones de dólares en beneficios económicos, como indica el Banco Mundial, 2024.
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