El ballet ‘Don Quijote’ más español y contemporáneo de la CND conquista el Teatro Real
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NOTI-AMERICA.COM | ESPAÑA
La figura más universal de la literatura española, pasada por la sensibilidad de un bailarín francés y en el entorno de la Rusia de finales del XIX. El ballet Don Quijote de Marius Petipa fue uno de los más populares en Rusia, donde se creó en 1869 con música de Ludwig Minkus. Esta obra, vuelve ahora a casa con un montaje «más español», que incluye boleros, fandangos y castañuelas.
El Teatro Real pone en escena la versión coreográfica de José Carlos Martínez, actual director del Ballet de la Ópera de París. Los bailarines de la Compañía Nacional de Danza, bajo la dirección artística de Muriel Romero, darán vida a los personajes de Don Quijote en cinco funciones del 27 de febrero al 2 de marzo.
Martínez destaca que hay pequeños cambios con respecto a la versión estrenada hace diez años sobre todo en los personajes que no tienen nombre: «Los bailarines pueden improvisar y aportar sus propuestas. Me gusta que en este ballet no está todo escrito y hay margen de libertad».
La música del compositor austriaco será interpretada por la orquesta titular del Teatro Real bajo la batuta de Manuel Coves. El director musical apunta que ha quitado añadidos posteriores, para respetar la partitura original con un concepto «lo más cercano posible a la fidelidad musical».
El libreto se inspira en un episodio de la segunda parte de la novela de Cervantes (capítulo XXI, “Donde se prosiguen las bodas de Camacho, con otros gustosos sucesos”). La acción se desencadena por los amores de Quiteria y Basilio mientras que Don Quijote y Sancho son personajes secundarios.
La asistente del coreógrafo, Elna Matamoros, ha señalado que es «un ballet muy complejo de montar» y a la par «es muy flexible y cada vez es diferente». El montaje del Teatro Real es a lo grande con «toda la compañía, todo el mundo en el escenario».
José Carlos Martínez, que como bailarín ha ejecutado las versiones de Nureyev, Baryshnikov o Gorski, se basa en el original, pero dando un matiz más poético a Don Quijote y a su búsqueda del amor ideal de Dulcinea. Reflexiona que Petipa introdujo anacronismos como el bolero, que no se bailaba en el siglo XVII, y ahora Mayte Chico ha realizado una coreografía adicional para bolero y fandango.
Martínez ha intentado mantener la esencia de la danza española con una versión «respetuosa con nuestra cultura y nuestra tradición».
Más contemporáneo
Explica a RTVE.es que se trata de un enfoque «más contemporáneo» en el que incluso se rompe la cuarta pared entre el escenario y el patio de butacas. «Antes del tercer acto hay una interacción de los bailarines con el público que entran en la sala, que eso se sale de los códigos y es más cercano. Surgió en un ensayo con los bailarines, van con castañuelas y reparten invitaciones para la boda. Hay una verdadera interacción».
El coreógrafo indica que Sancho Panza «hace su pequeño concierto de castañuelas», pero que no todos los bailarines dominan ese instrumento y solo las tocan los que saben. Cuenta como anécdota que en Finlandia hicieron un Quijote una vez y estuvieron tres meses intentando todos tocar las castañuelas, «se llegó a algo, pero no era muy bueno», aunque eso le inspiró: «Si lo pueden hacer los finlandeses, por qué no…».
El vestuario de Carmen Granell con tejidos nobles, recrea trajes típicos con volantes, peinetas y auténticos capotes de lidia para la cuadrilla del toreo. Martínez detalla que en otros países lo hacen con pañuelos y cuando ven que los capotes se tienen solos les parece magia.
La bailarina italiana, Giada Rossi, encarna a Quiteria, la protagonista, y se muestra «llena de emoción por poder bailar en el Teatro Real» en un ballet con «mucha energía y muchos saltos». Confiesa que ha ganado seguridad y crecido como intérprete, más allá de la técnica «cuando suena la música, lo que siento es ganas de bailar y vivir la historia».
Yanier Gómez, bailarín cubano, presta su fuerza a Basilio, un joven del pueblo, en un rol muy exigente técnicamente «es muy duro, pero lo disfruto, es un dolor placentero», ha apuntado. Se ha mostrado satisfecho por asumir un papel que han interpretado grandes bailarines y ha señalado que «esto es lo que me hace feliz».
Ballet en tres actos
En el acto primero, la hija del posadero está enamorada desde la infancia de su vecino, pero el padre quiere casarla con el noble Camacho. Quiteria rechaza al pretendiente, aparecen Don Quijote y Sancho. El ingenioso hidalgo cree que la joven es Dulcinea y ayuda a huir a la pareja.
El segundo arranca en la taberna con un paso a dos de otra obra (Carmencita). Don Quijote y Sancho llegan al campamento de los gitanos que acogen a los fugitivos y poco después Lorenzo y Camacho apresan a Quiteria; Basilio consigue escapar. El caballero de la triste figura defiende a los enamorados y con su lanza se enfrenta a los molinos, confundiéndolos con gigantes.
En el tercer acto, todo está listo para los esponsales. Un misterioso personaje finge suicidarse con una navaja. Es Basilio y Quiteria se casa con él in articulo mortis. Don Quijote intercede en su favor, el barbero confiesa su ardid. Padre e hija se reconcilian y se celebra la boda de los amantes. Al finalizar la fiesta, el caballero andante y su fiel escudero siguen con sus aventuras.
«Muy divertido»
La coreografía fue creada por el que fuera director de la CND y tuvo su estreno absoluto en el Teatro de la Zarzuela en 2015. Fue el primer ballet clásico que se retoma diez años después en «una nueva etapa y ya forma parte del repertorio de la compañía».
De cara a las representaciones en el Teatro Real, José Carlos Martínez invita al público a «un espectáculo muy alegre, muy divertido, con mucha dinámica, y que se sale del ballet clásico. Durante un momento te olvidas de todos tus problemas, de la vida cotidiana y haces un pequeño viaje hacia una España muy divertida».
El 28 de febrero, la Compañía Nacional de Danza celebra la función número 100 de esta hermosa coreografía de Don Quijote.
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