‘Flow’, el «lindo gatito» que puede derrotar en los Oscar a Disney, Pixar, Dreamworks y Aardman
NOTI-AMERICA.COM | ESPAÑA
En los últimos Globos de Oro Flow, un mundo que salvar (Gints Zilbalodis), una pequeña producción letona-francesa-belga sobre las aventuras de un gatito en un mundo postapocalíptico, dio la sorpresa al llevarse el galardón a la mejor película de animación derrotando a Dreamworks (Robot salvaje), Disney (Vaiana 2), Pixar (Del revés 2), Aardman (Wallace y Gromit: La venganza se sirve con plumas) y la nueva película del australiano Adam Elliot: Memorias de un caracol. Se da por segura su nominación al Oscar de animación pero es que, además, también está en la short list de la película de habla no inglesa (representando a Letonia). Sin olvidar que ganó el galardón a la mejor película de animación en los Premios del Cine Europeo, cuatro premios en el Festival de Annecy, tres en el de Sevilla… además de estar nominada al Goya a la mejor película europea y acaparar tres nominaciones a los Annie (película independiente, director y guion)… Ya lleva 52 premios internacionales. Una joya que llega a los cines este 24 de enero.
Pero… ¿Por qué es tan buena esta película? Por la hipnótica y casi onírica belleza de sus imágenes, por su importante mensaje ecologista, por su exaltación de la amistad, por la idea de superar nuestros miedos, por sus inolvidables protagonistas animales, por su inteligente uso de la música y la banda sonora, por recuperar el mejor cine mudo… Podíamos seguir ampliando esta lista pero lo más importante es que logra emocionarnos con una road movie de animales que, representado lo mejor y lo peor del ser humano, no dejan de ser eso, animales que se comportan como tales.
Una película que destaca por su originalidad (simplemente recuperando el cine clásico de animación ) en un momento plagado de secuelas (un fenómeno del que la animación tampoco se salva).
Por cierto que, en inglés, Flow significa Fluir, dejarse llevar hasta encontrar un perfecto equilibrio entre el nivel de dificultad y las habilidades que requiere la tarea, más o menos lo que le pasa al gatito negro protagonista y a sus acompañantes, que fluyen con la corriente en busca de un nuevo lugar en el que vivir. Y nuestro consejo es que fluyáis con ellos en este inolvidable viaje. No os arrepentiréis.
La película es una road movie (o si lo preferís boat movie) que nos cuenta la historia de un pequeño gatito negro que despierta en un mundo sin humanos. El gato se ve sorprendido por una repentina inundación de grandes proporciones que dejará todo el planeta bajo el agua y se refugiará en una barca junto a un capibara, un perro labrador, un ave secretario y un lémur anillado. Un grupo variopinto que empezará recelando unos de otros pero que, durante la travesía, tendrán que aprender a trabajar en equipo para sobrevivir a esta nueva situación.
La idea para la película surge de un cortometraje animado estudiantil del propio Gints Zilbalodis (Aqua, 2012), que iba sobre un felino que supera su miedo hacia el agua. De hecho, en la película vemos que, al principio, el gato siempre se sube al lugar más alto al que puede acceder, para evitar caer al agua. Aunque luego irá descendiendo y cuando finalmente cae al agua, descubre un mundo fascinante que lo hipnotizará (y se convertirá en un habilidoso pescador). La idea de que no hubiera diálogos viene de la admiración confesada del director por el cine de Jacques Tati.
Antes de Flow, Gints Zilbalodis ya había dirigido otra estupenda película que también era una road movie muda: Away, que narraba la historia de un chico y un pequeño pájaro que viajaban juntos en una motocicleta mientras trataban de escapar de un espíritu oscuro.
Flow destaca por mezclar esos temas propios del cine de animación infantil (solo no puedo, con amigos sí), con otros más maduros (como el cuidado del medio ambiente), aunque carece del humor de las películas de animación para niños y adolescentes.
Destacar, además, que los animales no están humanizados, como suele ser habitual en la animación, sino que se comportan como en la realidad, por eso tienen objetivos sencillos y esenciales como sobrevivir y comer. Y por eso nuestro gatete no es ningún héroe inmaculado, sino que comienza siendo independiente y egoista y no quiere relacionarse con sus compañeros, mientras que el perro, por ejemplo, busca a alguien a quién imitar. Unos roles que se irán acercando convirtiendo ala gato en un animal mucho más sociable y preocupado por sus compañeros, mientras que el perro aprenderá a valerse por sí mismo. Aunque no todos los animales evolucionarán.
También tenemos al lémur, que es una crítica a nuestra sociedad de consumo actual, ya que solo piensa en acumular cosas bonitas, aunque no sirvan para nada. En fin, que la película tiene un montón de mensajes, algunos más evidentes, otros más subliminales, que los adultos iremos descubriendo, mientras los niños disfrutan de las aventuras de estos animalitos.Otra cosa destacable es que en esta historia de supervivencia no hay villanos.
También que la película no dulcifica la naturaleza sino que la muestra con todo su poder, con esos primeros minutos de inundación en los que tememos por la vida de los animales. Pero cuando las aguas se calman, ese desconcierto e incluso terror del principio, se va volviendo un viaje fascinante a través de paisajes de naturaleza y ruinas de antiguas civilizaciones (imposible no acordarse de Venecia), de una gran belleza casi onírica, hasta el punto de que dudamos si es una historia real o un sueño.
Sin olvidar esas bellísimas imágenes bajo el agua y en las que aparecen esa especie de ballenas mutantes.
La película comenzó a producirse en el Dream Well Studio —compañía productora de Zilbalodis con sede en Letonia— con un pequeño equipo de animadores, con Matīss Kaža (Neon spring) a la cabeza, al que posteriormente se sumarían los equipos de Sacrebleu Productions en Francia y Take Five en Bélgica. Y su coste aproximado es de entre 3.5 y 4 millones de euros, más o menos como Memorias de un caracol (4.5 millones de dólares) y muy alejado de sus competidores en los Oscar como Del revés (200 millones de dólares), Vaiana 2 (150 millones de dólares) o Robot salvaje ( 78 millones de dólares). Eso demuestra que no tenemos que distinguir todos los pelos de un animal para que nos resulte creíble y encantador. A veces basa con dotarlo de una atractiva personalidad.
A pesar de ganar ese Globo de Oro, Flow lo tendrá más difícil de cara a los Oscar, porque ya sabemos el poder que tienen en Hollywood las grandes multinacionales como Disney o Dreamworks, pero, de momento, el único límite de este pequeño gatito es el cielo.
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