LA LIBERTAD NO TIENE PASO ATRÁS Por: Marlon S Jiménez García
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LA LIBERTAD NO TIENE PASO ATRÁS
Por: Marlon S Jiménez García
En todas las democracias del mundo el debate es parte esencial de su funcionamiento. Esto es particularmente válido cuando se trata de elecciones presidenciales. Es un derecho de los electores y un deber de los candidatos exponer con serena claridad ideas, lineamientos políticos y programas concretos de gobierno. Este ejercicio pedagógico fortalece la cultura de los pueblos y facilita la orientación del voto. Lamentablemente vivimos en un país atípico. Hay candidatos presidenciales que eluden la confrontación personal con cualquier pretexto y quienes formulan el reto son tan tolerantes con las evasivas que lo toman a broma, como si se tratara de un chiste. Han sido muy pocos los debates televisados entre dirigentes del más alto nivel. Con la revolución malévola del siglo XXI desapareció el debate y se radicalizó la imposición unilateral del régimen y del candidato que lo representa. No se guardan las apariencias, se utiliza el Estado para favorecer notable y abismalmente al candidato oficialista y se introduce de manera abusiva y despectiva la estrategia mafiosa, de acusar al candidato opositor, de los delitos donde ellos son protagonistas de alto tenor: narcotráfico, lavado de dinero, latrocinio, fascismo, despotismo y degenerados sociales. Ante esta realidad antidemocrática se llevaron a cabo un proceso electoral que ganó ampliamente el candidato de los sectores opositores, el Dr. Edmundo González Urrutia. Esta situación de derrota electoral del usurpador3 y candidato perdedor, trae consecuencias nefastas en la mentalidad del personaje de marras y la decisión fue, discutida por civiles y militares: ROBARSE las elecciones y dar un golpe de estado que, los perpetúe en el poder y así, garantizar la impunidad del estado, antes de ser alcanzado por la justicia nacional e internacional. La conflictividad en el país en los últimos días es alarmante; una minoría quiere, a través de las armas, desvanecer a la fuerza moral de una gran mayoría: el 95% de la sociedad. Nuestra líder María Corina Machado, lo dijo tajantemente: ni que fuéramos PENDEJOS. En los días por venir, el USURPADOR³ se va DEFINITIVAMENTE y en eso nos la jugamos. Seremos nosotros mismos los venezolanos quiénes lo haremos; estrategia, voluntad y movilización serán las armas a utilizar para ello y seguro venceremos. Están heridos de muerte, son parias con resuello; son peligrosos, pero también tienen en contra las recompensas por su captura y una que se aproxima como la fuerza de un huracán, ésa es como una puñalada en el corazón.
Es repugnante el nivel de gestión que ha alcanzado el usurpador3 y los secuaces que le acompañan; todo está relacionado con actividades no cónsonas con la ética ni con las buenas costumbres. No hay actividades gubernamentales que no violenten la estabilidad jurídica del país; todo es por mampuesto, nada es transparente; toda la acción del régimen en ejercicio es discrecional, nada es público, como se debe actuar cuando existe seriedad y honestidad en los gobernantes; toda la información del régimen es manipulada, controlada y confusa, alejada de toda realidad; todas las funciones del régimen obedecen al control y mantenimiento del poder, cueste lo que cueste y aplastan con la fiereza militar que lo acompañan a quienes se oponen a ello. Es decir, el régimen comunista, fascista y mafioso en su accionar no tiene ningún parangón legal; se ajustan sin objeciones diacrónicas a los principios filosóficos del manifiesto de Marx y Engels; y por otro lado en la praxis imitan a POL POT. Por lo tanto, en ellos la democracia y las libertades son incongruentes en incrementos crecientes e infinitos con los principios que lo sustentan.
Un “fiasco histórico” llamó al comunismo alguien que lo pregonó por mucho tiempo: Teodoro Petkoff, quien se fue de las entrañas de la tierra que lo vio nacer; tuvo la virtud en vida de rechazar y crear a la vez un pensamiento anticomunista, por aquello del legado que esta ideología generó en el mundo: hambre, miseria y muerte. Tuvo la inteligencia y el coraje de demostrarlo, cuando en 1998 junto con el fallecido Pompeyo Márquez se opuso al apoyo que muchos partidos de izquierda le dieron al hoy “comandante eternamente enterrado”, y alertó que no había algo que generara más temor que la conjunción del “militarismo con el comunismo” y que él jamás acompañaría un movimiento que pusiera en peligro la estabilidad política, económica, jurídica y social que ha alcanzado para el tiempo a Venezuela.
La desgracia que ha causado el usurpador3 imitando a los cubanos en el mundo contemporáneo es, y será de un inagotable estudio en las universidades del mundo; es insoslayable definir cómo la muerte, para llegar y mantenerse en el poder está por encima de la vida; no hay leyes que no obedezcan al régimen en el poder; la dignidad humana no tiene ningún valor. Esta vivencia de más de 25 años, de hambre de miseria y de muerte, debe tener inaplazablemente un final. La conciencia, esa que aún no se ha alienado a pesar de los esfuerzos propagandísticos comunistas, al mejor modelo goebbeliano, es la esperanza ante la debacle; es la luz que alumbra el porvenir; es el misil que apunta hacia la barrera que la separa de la libertad y de la justicia; es el lápiz que escribirá la historia de la muerte definitiva de esta macabra ideología en el continente y en el mundo.
En ello no hay paso atrás, es el momento ideal para ajustar en el templo de la redención: la maldad, la conjura y el odio causado que ha hecho estragos en la sociedad, No hay paso atrás, para vengar el daño causado por el “Foro de Sao Paulo” en la estructura moral y ética de nuestros pueblos; no hay paso atrás, para continuar denodadamente extrayendo de lo más profundo de nuestra alma la fuerza necesaria para aupar la paz y la armonía para nuestro pueblo; no hay paso atrás, para llevar, ya está encausado, hasta los tribunales internacionales como asesino y violador de los DDHH a uno de los sátrapas más grande que ha tenido nuestro país y uno de los más fieles discípulos del más grande dictador de América, su carnal Fidel Castro. No hay paso atrás, la unidad debe consolidarse en lo interno de manera inaplazable, para decirle adiós para siempre al usurpador3 y triunfar, dando vítores a la llegada de la democracia, la libertad, la pluralidad, la justicia y la dignidad de la persona humana.
Profesor Universitario
@marlonj03650037
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