MIGRACIÓN, FAMILIA Y SUS DESAFÍOS Por: Alba Yairy Velasquez Pineda
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MIGRACIÓN, FAMILIA Y SUS DESAFÍOS
Las migraciones son un fenómeno humano fundamental de la sociedad, que se han desarrollado durante décadas y representan una gran parte del mundo. Las migraciones constituyen un proceso de transformación, cambio y adaptación en todos los aspectos del ser humano, es decir, cultural, social, económico y político; son un tipo de transformación que puede causar una alteración o modificación en la vida y desarrollo del individuo, quien constantemente busca una mejor calidad de vida. Por lo tanto, al inmigrar, debe enfrentar situaciones que pueden influir o evolucionar su capacidad para sobrevivir, adaptarse y desenvolverse en el futuro.
En el continente americano, este fenómeno se ha evidenciado en la crisis económica, política, social y cultural de los países latinoamericanos, donde su población está inmersa en la necesidad de una mayor integración social y política para los sectores más vulnerables, que buscan satisfacer sus necesidades. Cuando estas necesidades no se satisfacen o resuelven como se esperaba, es cuando las personas deciden emprender un camino hacia la prosperidad o simplemente hacia satisfacer sus necesidades y mejorar su calidad de vida, logrando así vivir de acuerdo con sus expectativas, ya que en el lugar donde nacieron y crecieron no fue posible.
Migrar implica una serie de cambios y desafíos que comprometen al individuo a lidiar con nuevos problemas sociales, económicos, legales y culturales, así como nuevos retos de integración y tolerancia cultural. Las migraciones tienen un impacto significativo para la familia, representando un escenario de crisis para quienes lo viven, ya que la persona que cuida del hogar se marcha, dejando atrás a sus hijos y esposa, considerándose más fuerte y capaz de sobrevivir y afrontar los desafíos que se presentan. Una vez que avanza el proceso, se planea el traslado de toda la familia, que se enfrenta a un mundo desconocido y hostil, lo que significa que la familia, especialmente sus miembros más vulnerables -mujeres y niños- estará más expuesta a situaciones de riesgo que pueden afectar su bienestar, ya sea físico o emocional.
Esto se debe a los desafíos que enfrentará la familia, como el desplazamiento forzado en comunidades marginadas, conflictos armados, desastres naturales, etc. En este marco de referencia, uno de los retos que podría enfrentar la familia durante el proceso de migración, que busca adaptarse al nuevo entorno, sería la crianza de los niños, que podría verse afectada debido a que empieza a desarrollarse en un contexto de incertidumbre sobre el futuro familiar e inestabilidad económica. Además de la pérdida de unidad familiar, la ausencia de modelos familiares y los problemas escolares causados por un acceso insuficiente a la educación, sumado a las dificultades por la falta de comunicación en el nuevo entorno escolar y el idioma, la carga excesiva de tareas de la madre provoca un aumento del estrés y la depresión en la mujer.
Asimismo, las necesidades socioeconómicas llevan a la familia migrante a unirse rápidamente a las primeras formas de sobrevivir que encuentra en el nuevo entorno, aceptando trabajos informales de baja remuneración. A medida que pasa el tiempo y la familia busca adaptarse a este nuevo mundo, se expone a enfrentar estrés, ansiedad y depresión al querer cumplir con todas las responsabilidades, lo cual lleva a la familia a descuidar las necesidades emocionales, que son tan importantes para mantener la unidad familiar, la comprensión y el manejo adecuado de los conflictos dentro del hogar. Al ignorar esta necesidad emocional, surgen conflictos familiares, en los que el individuo líder del grupo opta por tener el control de la familia, exigiendo e imponiendo sus propios intereses sin considerar a los demás miembros de la familia.
Al ejercer este control sobre los demás, surgen conflictos que pueden incluir violencia doméstica, violencia de género y abuso psicológico y emocional hacia las personas más vulnerables, como mujeres y niños, evidenciándose mediante conductas de maltrato físico, sexual y económico, lo que resulta en daño y sufrimiento para quienes lo enfrentan. En un ambiente donde apenas se están adaptando, donde no conocen el sistema, acudir a la policía les genera terror por ser inmigrantes y no estar “legales”, lo que los obliga a tratar de sobrevivir en este entorno que les ha tocado. En este contexto, el peligro para los niños y la familia es significativo.
En conclusión, la migración y sus desafíos conllevan una serie de obstáculos que deben superarse para mantener la familia y sus relaciones, para lograr una adecuada adaptación y transformación en el entorno, y así satisfacer sus necesidades. De lo contrario, la pérdida de cohesión, las complicaciones para integrarse al nuevo entorno, la ausencia de referentes y las rupturas de los lazos entre los padres, debido a las situaciones de violencia que se presentan, pueden llevar a las familias y sus miembros a generar situaciones de desamparo, donde el riesgo social de terminar en la deserción escolar es alto, en el caso de los niños, la indigencia, el delito, así como en trabajos perjudiciales o inapropiados, son proporcionales a las dificultades para establecer una vida familiar en el nuevo país de residencia. .
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