La Rehabilitación importa: un llamado de Humanity & Inclusión (HI) y de la población afectada por conflictos armados
NOTI-AMERICA | COLOMBIA
Los artefactos explosivos y las armas de todo tipo siguen siendo una amenaza importante y continúan causando daños indiscriminados no solo durante los ataques, sino también durante muchos años después de su uso. En 2022 se registraron en Colombia 145 víctimas por minas y restos explosivos de guerra, siendo uno de los 5 países en donde se reportó su uso por parte de grupos armados no estatales en ese año.1
A pesar de los importantes avances realizados en la reforma de diversas leyes y políticas, siguen existiendo brechas en cuanto al acceso a los servicios médicos, la asistencia sanitaria, los servicios de rehabilitación física y la ayuda humanitaria. El uso de armas explosivas y la subsiguiente contaminación a largo plazo tiene repercusiones no sólo en los individuos directamente afectados. Por ello, no sólo se consideran víctimas las personas muertas o heridas, sino también los miembros de sus familias y las comunidades que viven en zonas afectadas por armas y artefactos explosivos, que han sufrido individual o colectivamente daños físicos, emocionales o psicológicos, pérdidas económicas o un menoscabo sustancial de sus derechos fundamentales.
Para alertar sobre esta problemática, la organización de solidaridad internacional independiente, Humanity & Inclusión (HI), publicó el informe “La Rehabilitación importa: un llamado de la población afectada por conflictos armados”2, en el que a través de los testimonios y experiencias de siete personas en el acceso a la rehabilitación y a la tecnología de asistencia en zonas afectadas por conflictos armados en Colombia, Irak y la República Democrática Popular Lao, busca hacer un llamado a redoblar los esfuerzos y garantizar que todos los que lo necesiten reciban una rehabilitación y una tecnología de asistencia de calidad, como una cuestión de derechos, inclusión y dignidad.
Esta publicación, financiada por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Noruega, también proporciona recomendaciones y líneas de acción para que los gobiernos, las entidades locales y los organismos internacionales entiendan que el acceso de estas personas a la rehabilitación y a la tecnología de asistencia temprana reduce las complicaciones de salud, acelera el alta hospitalaria, fomentan su autonomía, su participación en la sociedad, su productividad económica y facilita su vida independiente.
Andrés y Gloria, dos historias de resiliencia y superación en Colombia
“La Rehabilitación Importa” recoge las historias de hombres y mujeres, de diferentes edades y con distintos perfiles: víctimas de armas o artefactos explosivos, desplazados internos, personas con discapacidad y cuidadores.
Entre los siete testimonios publicados se encuentra el de Andrés, un joven de 23 años que, mientras viajaba en su moto entre Guayacana y Llorente, en el departamento de Nariño (Colombia), fue alcanzado por la explosión de un cilindro bomba. Como consecuencia, tuvo que someterse a dos amputaciones en su pierna derecha, una cirugía torácica, una traqueotomía y a reconstrucciones en el brazo y el tímpano.
Mientras enfrentaba el dolor físico y emocional, Andrés hizo todo lo posible por encontrar la prótesis que mejor satisfaciera sus necesidades y se ajustara a sus preferencias. No fue un camino fácil en un sistema que sigue considerando las ayudas técnicas de calidad y alta tecnología, como las prótesis, como productos de lujo. Fue entonces cuando recibió el apoyo psicosocial, un proyecto de medios de vida y asesoría jurídica de la Pastoral Social de Pasto, una organización que trabaja en alianza con Humanity & Inclusion en la región.
Según el “Global Report on Assistive Technology” 2022 de WHO y UNICEF3, el costo de una prótesis puede variar considerablemente en función de la calidad, el fabricante y el nivel tecnológico. Una prótesis de alta calidad puede costar unos 20.000 USD en Colombia, mientras que el salario medio mensual ronda los 300 USD. Dado que la asequibilidad de la tecnología de asistencia también depende de los costes de desplazamiento y de la pérdida de ingresos de los usuarios y sus familias cuando acceden a los servicios, deberían considerarse medidas adecuadas para reducir estos costes indirectos.
Hoy, a sus 41 años, Andrés es una persona activa en su vida personal y en la comunidad. Con su prótesis de buena calidad, hace deporte y se ha unido a un grupo paralímpico. Además, Andrés se ha implicado en la estrategia de apoyo entre pares en el marco del proyecto que se realiza con la Pastoral Social. «El apoyo entre pares ayuda a las personas recientemente heridas por artefactos explosivos a darse cuenta de que hay formas de salir adelante», afirma Andrés.
Otro de los testimonios incluidos en la publicación de HI es el de Gloria, una mujer que, junto a su familia y su hijo Sebastián, quien tiene Síndrome de Down, tuvo que huir de una zona rural de Nariño debido a las amenazas de grupos armados ilegales. Al llegar a Pasto, se alojaron en la casa de unos familiares donde no había suficiente espacio, por lo que tuvieron que dormir en el suelo. Meses después, las autoridades les concedieron el estatus de «desplazados internos», lo que les permitió acceder a ayuda humanitaria. Gloria y Sebastián obtuvieron el derecho a una vivienda facilitada por los servicios sociales. En Pasto, Sebastián recibió sesiones regulares de terapia ocupacional y de lenguaje. Hoy forma parte del grupo musical de la Fundación Batuta y disfruta actuando en vivo junto a los demás miembros del grupo.
Gloria, quién debe dedicar su tiempo completo al cuidado de su hijo, comenzó a generar ingresos cosiendo y pintando productos artesanales desde su hogar. Esto fue posible gracias al apoyo de la Pastoral Social, que le proporcionó una máquina de coser y materiales para empezar. Ella también participa activamente en un grupo local de cuidadoras. Después de un curso de capacitación organizado por Humanity & Inclusion, brinda apoyo entre pares a otras cuidadoras que enfrentan situaciones difíciles, necesitan algunos consejos prácticos o simplemente necesitan compartir y ser escuchados. “Lo más importante que aprendí en mi viaje, y que siempre transmito a otras cuidadoras, es que debes cuidarte bien a ti mismo antes de cuidar a los demás”, afirma Gloria.
Con la publicación “La Rehabilitación importa”, Humanity & Inclusión hace un llamado para aumentar los recursos financieros y técnicos para prestar un apoyo sistemático y a largo plazo a las víctimas, promover un enfoque centrado en la persona en la asistencia a las víctimas y la prestación de servicios de rehabilitación, ampliar la cobertura de los costes de rehabilitación y tecnología de asistencia por los mecanismos de salud y bienestar social, aumentar la accesibilidad y asequibilidad de la tecnología para una asistencia de calidad y garantizar un nivel adecuado de apoyo financiero y técnico para la asistencia a las víctimas, entre otras acciones.
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