ANTE LA CRISIS. DEMOCRACIA Y MÁS DEMOCRACIA. Por: MARLON S JIMENEZ GARCIA.
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ANTE LA CRISIS. DEMOCRACIA Y MÁS DEMOCRACIA.
Por: MARLON S JIMENEZ GARCIA.
La DEMOCRACIA, como organización estructural de la sociedad, como poder absoluto del pueblo sobre las máximas decisiones a tomar en el escenario del poder, no tiene parangón con ninguna otra forma de organización de poder. Lo más hermoso para una sociedad es la discusión de ideas, la preeminencia de debates en los procesos electorales para decidir soberanamente por las mejores propuestas que se realicen en una contienda electoral; pero, por supuesto, con reglas claras de juego, donde los actores intervinientes estén conformes con ella y el Estado de Derecho vigente sea vigilante de manera “visceral” en el cumplimento de la legalidad.
Una cosa trascendental, sin duda es la conformidad de los resultados después de un proceso electoral, no importando quien lo haya ganado; se hace necesario reafirmar nuestro compromiso formal con la democracia y una creencia inequívoca en ella para dilucidar nuestras diferencias.
La DEMOCRACIA,, más que un sistema político, es un sistema de valores; una cultura, la más propicia a la convivencia humana y a la consecución del bien común. La DEMOCRACIA, es convivencia, tolerancia, pluralismo, solidaridad, respeto a los derechos de los demás, división efectiva de los poderes, responsabilidad administrativa y alternabilidad en el poder con garantías para todos y respeto de las minorías. En la época moderna se agrega la vigencia de los Derechos Humanos, sustentados en dos principios fundamentales e inobjetables: la libertad de la condición humana y la dignidad de las personas.
En Venezuela, durante el siglo XX y el incipiente siglo XXI, se han confrontado dos maneras distintas de analizar la realidad, dos proyectos políticos, el autocrático y el democrático; derivándose de ello una dialéctica que sigue marcando la dinámica política contemporánea, de allí que no es ocioso volver a recordar, la primera declaración orgánica del concepto de democracia como filosofía social y de vida. Muchas son las acepciones que se han dado para elevar la potencialidad de la democracia y que mejor que recordar a PERICLES político ateniense y padre de la democracia, cuando dijo: “Nuestro régimen político es la democracia, y se llama así porque busca la utilidad del mayor número y no la ventaja de algunos”. En DEMOCRACIA, prima la legalidad, la CN es la máxima expresión de derechos y deberes de los ciudadanos; todos somos iguales ante la Ley; el hecho de gozar de privilegios en la República se hace para recompensar virtudes cuyas características son bien vistas por el soberano y no para (como creen muchos) consagrar privilegios. El ciudadano es libre, autónomo y con poder de decisión para exponer sus opiniones sobre todo lo concerniente a su relación intrínseca con el Estado.
En DEMOCRACIA, el país no limita y restringe al ciudadano en todo lo que le concierne; es abierta a todos los hombres; las leyes son universales y de fidelidad en su cumplimiento, sus fronteras deben permanecer abiertas a todos aquellos que vengan al desarrollo de actividades fundamentadas, inequívocamente, en lo axiológico y en la fecundidad de su accionar en el ámbito de su permanencia en él.
En el mundo libre, la democracia es el punto de apoyo para su potencialidad estructural y es reciproco. Si observamos, por ejemplo la UE, América, (con sus tres excepciones), Asia, y en Oceanía (en un porcentaje de 90%) los países son democráticos y avanzan de manera constante y vigorosa en el contexto del primer mundo y existe, con fallas superables, la continuación de la gestión anterior; aun, muy a pesar de la ideología.
En Democracia, es prioridad valorizar el talento humano, la inteligencia, las ciencias en todo su esplendor; la filosofía y las letras para darle perennidad al pensamiento libre; la estética, debe ser, no una retórica ni un sueño para expandir lo artístico, sino es el reverdecer de una generación distinta por mejor, por bella, sin que eso sea debilidad de carácter.
En DEMOCRACIA, nuestras riquezas no son para repartirlas de manera ociosa en nuestros afines ideológicos, ni para ufanarnos de su posesión, sino para emplearlas de manera productiva y de generación de riquezas, para ponerlas al servicio de todos y no de la élite gobernante.
En Venezuela, hay una crisis coyuntural de manera tangible y constitucional de lo que significa DEMOCRACIA. Hacia allá debemos multiplicar nuestros esfuerzos y en ese interés debemos participar, sin ambages de ningún tipo y de manera abierta en darle a nuestro pueblo la oportunidad de elegir de manera libre e independiente nuestro destino; queremos democracia y más democracia para lograr los cambios. No es fácil, pero si no procedemos en realizarlo más imposible se hará. Esa democracia, está en nuestra CN, esa que hoy es utilizada de manera discrecional e insegura por los entes en el poder. Cuando el Presidente Chávez propuso la constituyente en 1998, ésta fue aprobada por un grueso sector de la sociedad venezolana y de allí salió de manera inobjetable la actual CN que regula la relación entre el Estado y el Ciudadano.
Los poderes púbicos están señalados de manera inequívoca en esa CN y cada uno de ellos es independiente de actuar en su quehacer institucional. El Estado y los ciudadanos debemos ser garantes de que ese CONTRATO SOCIAL DE ROUSSEAU y del ESPÍRITU DE LAS LEYES planteado por Montesquieu que, se refiere a los conceptos de Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial pero, sobre todo, de la relación de los tres; es decir, del equilibrio de poderes, sea efectivo en nuestra realidad estructural.
La Revolución Francesa y el nacimiento de la Edad Contemporánea, a pesar de la actividad de violencia desplegada por los jacobinos y de las vicisitudes de lucha por el poder, cumplió con su objetivo primario de adecentar la política, hacerla más prolífica al hombre y a su entorno social. La libertad se ha impuesto y el mundo civilizado alcanzado en estos siglos posteriores, ha crecido de manera geométrica en comparación con los siglos anteriores. Con la libertad se ha fortalecido la democracia y con la democracia la paz y la convivencia social, Participar en unas elecciones en democracia es, respetar las reglas de juego: se pierde o se gana.
Si se gana. se realiza la forma de cumplir con las promesas realizadas y si se pierde, se colocan en los espacios democráticos brindados a la oposición y se trabaja denodadamente para volver al poder, Grandes demócratas han perdido el poder y han regresado al mismo, Ejemplo Winston Churchill, Rafael Caldera, Lula Da Silva (con toda y su gestión nefasta) y otros como Petro y López Obrador que aspiraron muchas veces ser presidente y al fin lo lograron, después de estar muchos años haciendo oposición. Por cierto, estos tres personajes están actualmente preocupados por la CRISIS POLITICA que presenta nuestro país en la actualidad. Ante la crisis la solución es democracia y más democracia.
Profesor Universitario
Marlons.jimenez55@hotmail.com.
@marjimgar
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