“Facturas” por vivir en un país violento
REDACIÓN NOTI-AMÉRICA (ECUADOR)
Independientemente de la afinidad política de cada ecuatoriano, estoy seguro que los 17 millones de ecuatorianos necesitamos ganarle, sí o sí, está guerra ahora declarada al terrorismo. Llevamos más de 3 años viviendo con miedo a causa de esta violencia nunca antes vista en el Ecuador.
Éramos un país pacífico y, en el 2023, nos convertimos en el más violento de América Latina. Podríamos echarnos años culpando a personas o factores que incidieron para que todos, sin importar provincia, edad, condición socio-económica, etcétera, pensemos invertir en un negocio en el país o, incluso, salir a la tienda de la esquina.
Hace unas tres semanas me tocó participar en un evento navideño en Socio Vivienda 2, al norte de la ciudad de Guayaquil. A pesar que llevo cuatro años en el mundo del activismo por la no violencia, no podía creer lo que veía. Niñas de doce años que no estudian dando de amamantar a sus bebés. Los padres de estos niños, de igual edad, tampoco estudian ni trabajan.
Es como que hubiera un manual de que a esa edad los niños no van más a la escuela, se convierten en vendedores de droga y, obviamente, consumidores. A cambio de esto tienen derecho a habitar en una de las viviendas con su joven «familia» y a tener una rápida moto…. Los únicos juguetes de plástico que podía ver eran pistolas de plástico en niños menores de diez años. Era increíble darme cuenta que hasta los profesores que dan clase a estos niños son vacunados por los propios padres. No podía creerlo, yo no soy padre, pero asumo que todo padre, por más delincuente que sea, quiere lo mejor para su hijo; pero no, el anhelo es que cumpla doce años y siga los mismos pasos.
Uno puede ver, vivir y sentir la violencia en las calles, pero ese día pude aprender el nivel de descomposición que tenemos en el tejido social guayaquileño y, seguramente, en las provincias de la Costa ecuatoriana.
Tenemos varias guerras muy duras que pelear, ahora enfrentamos la delincuencial y la económica, pero sin darnos cuenta, lamentablemente, pagaremos una alta factura en lo social. Para los que somos creyentes, préndanos una vela y para los no creyentes lancen buenas vibras.
Socio Vivienda 2 está a pocos minutos de la urbe guayaquileña y, lamentablemente, todos vivimos nuestro propio «Socio Vivienda» hoy en día.
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