DESAFÍOS PSICOLÓGICOS Y ESTIGMATIZACIÓN: LA OBESIDAD INFANTIL Y SUS CONSECUENCIAS SOCIALES Por: Eva Karina Aguilera.
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DESAFÍOS PSICOLÓGICOS Y ESTIGMATIZACIÓN:
LA OBESIDAD INFANTIL Y SUS CONSECUENCIAS SOCIALES
La obesidad infantil no solo representa un desafío de salud física, sino que también lleva consigo consecuencias psicológicas y sociales preocupantes. La estigmatización de los niños con sobrepeso, basada en creencias estereotipadas y sesgos sociales, puede tener un impacto devastador en su bienestar emocional, llegando incluso a desencadenar ideas o comportamientos suicidas.
En parques, escuelas y calles, es común encontrar niños con un peso superior al considerado «normal», enfrentando juicios y prejuicios que los etiquetan como flojos, débiles o inútiles. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU., en 2019-2020, aproximadamente el 19% de los niños y adolescentes en Estados Unidos tenían obesidad. Estos estereotipos pueden llevar a consecuencias emocionales graves, como la insatisfacción corporal y problemas de imagen, especialmente en niñas que aspiran a cumplir con estándares de belleza poco realistas.
La obesidad infantil puede estar vinculada a desórdenes psicológicos influenciados por factores genéticos y ambientales. La victimización y rechazo hacia los niños obesos no solo se limita al entorno escolar, ya que también puede ocurrir en el seno familiar y afectar las relaciones sociales de los niños con peso normal.
Según los CDC, la obesidad infantil es un problema significativo en Estados Unidos, con el 19% de los niños y adolescentes afectados en 2019-2020. Una de las consecuencias más alarmantes es la relación entre la victimización por obesidad y el desarrollo de ideas o comportamientos suicidas en adolescentes. La estigmatización comienza temprano, con sesgos que pueden manifestarse en niños de tan solo 3 años, sugiriendo una influencia desde el entorno social y parental.
Intervenciones Necesarias:
Es crucial abordar este problema desde diversas perspectivas. Las intervenciones deben dirigirse a los padres, sensibilizándolos sobre los mensajes, intencionales o no, que transmiten a sus hijos sobre el peso. Además, es esencial confrontar las creencias negativas de los maestros y establecer reglas anti peso en las escuelas para prevenir la burla y cambiar la conceptualización negativa de las personas obesas.
Es necesario desafiar las creencias arraigadas en la sociedad de que la grasa es intrínsecamente mala y cambiar los mensajes de los medios que promueven el sesgo hacia el peso. En última instancia, las intervenciones deben ser holísticas, abordando tanto el estado psicológico como el nutricional de los niños y trabajando para reducir los sesgos sociales hacia la obesidad en la sociedad actual.
Por: Eva Karina Aguilera.
Miami, Florida.
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