Devotos venezolanos celebran 159 años de nacimiento del beato José Gregorio Hernández, “médico de los pobres”
NOTI-AMERICA.COM | VENEZUELA – Si de algún personaje venezolano se ha escrito en distintas publicaciones en el país y fuera de él, con creces, es del doctor José Gregorio Hernández, beato que este jueves, 26 de octubre, cumple 159 años de haber nacido en el pueblo de Isnotú, en el estado Trujillo.
Es por eso que cada 26 de octubre la iglesia católica celebrará la fiesta de liturgia que coincide con el natalicio del doctor José Gregorio Hernández y desde el Santuario Nuestra Señora de La Candelaria se tiene previsto una sería de actividad en su honor
Este destacado médico, docente y filántropo, fue muy apreciado por quienes lo conocieron en vida, y por muchos más después de su muerte, al ser concebido como un ser místico.
El también considerado medico de los pobres, fue el primero de seis hijos que tuvo el matrimonio conformado por Benigno María Hernández Manzaneda y Josefa Antonia Cisneros Mansilla.
Durante su infancia vivió en su pueblo natal. Su madre se dedicaba a labores del hogar propias de la época y su padre era comerciante y dueño de un almacén de mercancías secas, víveres y farmacia.
Fue bautizado el 30 de enero de 1865 en el Templo Colonial de Escuque, actualmente Santuario Diocesano del Niño Jesús de Escuque. Sus padrinos fueron Tomás Lobo y Perpetua Enríquez.
Su madre falleció en 1872 cuando él contaba con ocho años.
A los trece años de edad, José Gregorio manifestó a su padre su deseo de estudiar la carrera de derecho. Sin embargo, este lo convenció para que estudiara medicina. A partir de ese momento, tomó la medicina como su propia vocación.
En Caracas estudió el bachillerato en el Colegio Villegas, que era uno de los más prestigiosos para la época. Allí destacó por sus altas calificaciones. A los 17 años ingresó a la Universidad Central de Venezuela a estudiar medicina, y en los seis años obtuvo altas calificaciones.
Al graduarse con el título de Doctor en Medicina el 29 de junio de 1888, hablaba inglés, francés, portugués, alemán e italiano y dominaba el latín y hebreo. Se trasladó a su pueblo natal a ejercer su carrera, para ayudar a sus coterráneos, pues sabía que allí no había médicos.
En 1889 viajó a Europa donde cursó estudios de microbiología, bacteriología, filosofía y otras especialidades, lo que le permitió luego impartir enseñanza en la UCV.
Vida Religiosa
La vocación sacerdotal que según algunos de sus biógrafos había alimentado desde joven, junto a la de medicina, se había desarrollado de una manera serena, manteniéndose siempre como a la sombra de su fervor profesional.
Falleció el 29 de junio de 1919, producto del arrollamiento de un vehículo, conducido por el joven mecánico Fernando Bustamante.
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