La desventura para optar por un empleo en Venezuela
Las nuevas generaciones se enfrentan a una Ley del Trabajo “sin escrúpulos”
La juventud venezolana de esta última década se enfrenta actualmente a la falta de fuentes de empleo, y carentes oportunidades, sumado a la imposibilidad de profesionalizarse por las pocas alternativas educativas, lo que les obliga a realizar cursos para atender cargos asistenciales, que para lograr la aceptación al empleo se requiere realizar su primera actividad laboral bajo la figura de PASANTE, la cual no es remunerada, de acuerdo a la ley Orgánica del Trabajo (LOTTT).
Las consideraciones legales referentes a los pagos o salarios para los pasantes en Venezuela son acorde a los planteamientos establecidos en la Ley la misma reza lo siguiente: “La Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadoras (LOTTT), incorpora dentro de su texto la figura de la pasantía como aquella participación de un estudiante en el proceso social del trabajo como parte de su formación. En este caso, el pasante debe aplicar los conocimientos adquiridos y generar nuevos, debiendo tener un tutor asignado, durante un tiempo determinado y con un programa específico.
Los jóvenes padecen por los deficientes espacios para prepararse académicamente, a causa de la indiferencia de las autoridades y las múltiples circunstancias políticas que le atañen al país.
La pasantía según lo dispuesto en la LOTTT, surge de las propuestas de pasantes para áreas específicas que realicen las instituciones educativas, por el tiempo que determine el Plan de Formación del Pasante. Es común observar que en los planes de estudio de muchas universidades del país existe la pasantía como una materia obligatoria.
En cuanto a la relación que existe entre el pasante y la entidad de trabajo, es importante destacar que conforme lo establecido en la propia LOTTT en su artículo 307, no reviste carácter laboral, es decir, no se genera un vínculo que ocasione el pago de un salario por parte de la Entidad de Trabajo ni demás beneficios laborales a favor del pasante. Sin embargo, al término de la pasantía la entidad de trabajo puede continuar voluntariamente su relación con el pasante, pero en ese caso, bajo una relación de dependencia, es decir, con carácter laboral a partir de la fecha de continuación de la relación.”
Lo más relevante de esto es que desde el 2012 no se efectúan reformas de la ley del Trabajo en Venezuela, y es por esas normativas legales que se han generado una serie de reflexiones y polémicas acerca de las vulnerabilidades a la que son expuestos los jóvenes pasantes en el país.
Cuando se habla de reflexiones acerca del tema, “pasantías”, podemos referirnos al actuar de los jóvenes en Venezuela, quienes a causa de las pocas oportunidades laborales deciden buscar, actividades informales que les aporten dividendos, no obstante han considerado que la mejor alternativa es lejos de estas tierras, ya que las pésimas condiciones de empleo, aunado a que la ley, no es reevaluada para que gire en favor de quienes inician labores profesionales, tanto en empresas públicas como privadas, genera desánimo en la juventud.
No es del desconocimiento de los venezolanos la precariedad en la que viven la mayoría de los ciudadanos, que a la hora de desempeñarse en las áreas laborales, a causa de los bajos salarios están en discordancia con la realidad económica, y es que el contraste aflora notoriamente por la incapacidad adquisitiva de la nueva generación de jóvenes que en lugar de ver oportunidades se definen decepcionados ante los pésimos salarios que ofertan, más aún a aquellos que carecen de experiencia y que en la búsqueda se sienten estafados, por los pagos recibidos.
Las oportunidades de empleo para la juventud en Venezuela, es como mesoneros, ayudantes de cocina o empleos en agencias de ventas, panaderías, zapaterías, atención al cliente, en mostradores de tiendas, ventas de comida rápida, entre otros establecimientos comerciales dispuestos a pagar salarios semanales que oscilan entre los 5 y 30$ a la semana, muchos de los casos refieren -que involucran además adultos (padres y madres de familia)- perciben pagos semanales de 5 y 10$, ó quizás y si corren con suerte unos 30 dólares ($) al mes.
De acuerdo a lo anteriormente descrito, en reflexión al salario mínimo establecido según la ley, el cual llega a los Bs. 130,oo (US$5,30 dólares aproximadamente, de la tasa del Banco Central de Venezuela) no alcanza a cubrir requerimiento alguno, mucho menos las necesidades a un ciudadano común, de manera que el predicamento por la subsistencia en el país, va de la mano de la arbitraria Ley, porque el salario y la incapacidad de poder adquisitivo de la ciudadanía a causa de los malos sueldos y las pocas posibilidades de conseguir un buen empleo, no deja de ser responsabilidad del Gobierno.
ANÉCDOTAS
Recientemente, una joven (24 años) me comentó que se desempeñaba como mesera en un lugar de comida rápida donde le pagaban por comisiones, de acuerdo a las mesas atendidas en la noche, aparte de su pago semanal de 20$, en un horario tarde-noche que muchas veces se extendía hasta las 3 y 4 de la madrugada, trabajo al que tuvo que renunciar a causa de una mala acción de parte de los COMPAÑEROS DE TRABAJO, porque los administradores a la hora de pagar las referidas comisiones, que cabe destacar son las que generan un valor agregado al paupérrimo salario, no fueron canceladas con equidad.
En otra oportunidad, conocí a otra joven (20 años) quien sólo estuvo laborando en una pequeña pastelería por una semana y dos días, a quien le habían ofrecido un pago de 20$ semanales y que fue despedida sin motivo alguno y mal remunerada al final del caso.
Otro caso, refirió haber sido llamado a laborar en una pastelería, con el previo anuncio de 30$ de pago semanal, y posteriormente la administración cambió la oferta a 25$, por «no contar con la posibilidad de cubrir el pago». Así como este son el 90% de los casos entrevistados, cuando ustedes vean a un joven en una zapatería, tiendas de víveres, venta de ropa, etc., pregunten cuánto cobra y verá con claridad el panorama.
QUÉ EXIGEN PARA LABORAR
Las empresas tienen la obligación de exigir una serie de recaudos y trámites a los posibles trabajadores, o empleados que quieren optar a un cargo y desempeñarse en un área laboral, en particular, y/ó muchas de ellas ofrecen servicios privados que se encarguen de realizar las evaluaciones médicas pertinentes, organizaciones privadas encargadas de ofrecer dichos servicios, lo cual no representa un gasto para el nuevo aspirante al cargo.
Sin embargo, hay quienes solicitan los recaudos a los aspirantes, que en muchos casos y dependiendo de la empresa en cuestión, corresponde a trámites precisos para el desempeño interno y en base al cumplimiento de la ley (LOTTT), lo cual es engorroso y representa un costo previo a la «posible opción de lograr efectivamente el cargo laboral», que en gran parte de los casos no obtienen la contratación esperada.
Por ejemplo, si el aspirante va a cumplir labores de índole alimentaria debe realizar un CURSO DE MANIPULACIÓN DE ALIMENTOS que sea avalado por el Ministerio del Poder Popular para la Salud (SACS) -costo entre 6 y 20$-, e igualmente atender a la solicitud de una CARTA DE BUENA CONDUCTA -costo de 60bs-, la cual se tramita a través de jefaturas civiles y los consejos comunales donde residan los aspirantes, aparte de un CERTIFICADO DE SALUD otorgado por el Ministerio de Salud -de un costo de 7$ aproximadamente-, dichas certificaciones representan gastos no remunerados al ciudadano, al jóven aspirante al cargo, ya sea profesional, pero es desempleado, lo cual no les garantiza el empleo.
Pero qué pasa cuando al culminar con la recolección de tantos recaudos, que son pertinentes para laborar, el joven que opta por el trabajo se enfrenta a situaciones amparadas en la ley, verbigracia ser aceptado a laborar, por un tiempo que puede oscilar entre los 2 o 3 meses, en calidad de PASANTE, y “sin remuneración”.
Por todo lo anteriormente descrito, no se puede dejar de reflexionar acerca de las dificultades que tiene que afrontar un joven sin experiencia laboral para iniciarse y más aún sin contar con incentivo salarial que le permita costear gastos de representación y subsistencia alimentaria, tomando en cuenta las circunstancias álgidas que se conocen en Venezuela.
Al momento de iniciar esta investigación, unos de los jóvenes entrevistados cumplieron con los requerimientos, inicialmente puntualizados, y esperaron por un tiempo prudencial (1 mes) a ser llamados para laborar, sin embargo, esa llamada nunca llegó, y tras esa situación, quedó el malestar de quien desea comenzar a trabajar pero les niegan tal posibilidad, por estas y muchas más razones las nuevas generaciones se ven mal en Venezuela.
Se debe puntualizar, que no se juzga a los empleadores, pero si se les exhorta a ser motivadores, porque este talento humano se pierde a consecuencia de malas políticas laborales
De acuerdo a la normativa de la LOTTT las empresas contratantes no están en la obligación de brindar u ofrecer un pago o salario para el pasante (depende de decisiones internas), no obstante, algunas empresas absorben un buen grupo de pasantes en el transcurso del año que aportan apoyo laboral sin generar gastos al establecimiento comercial, lo cual les resulta beneficioso, si se evalúa el ahorro que implica para las empresas contratantes.
Por todo lo anteriormente descrito, se busca reflexionar sobre la situación vulnerable de las nuevas generaciones que están en posición de optar por puestos laborales en Venezuela y que se encuentran en un vacío jurídico y legal que les ampare a la hora de devengar salarios justos y de índole motivador, que les permita seguir adelante en medio de tanta frustración económica en el país.
Así como estos casos hay muchos similares, en cuanto a los tipos de establecimientos comerciales y los malos pagos. Probablemente se preguntarán porqué describir el tema si es una información que muchos ya conocen y es la realidad interna de las vivencias de los jóvenes, el caso es que por estas circunstancias ya conocidas, aunado a la inestabilidad en el país, la juventud decide emigrar y desde hace más de 15 años, muchos de ellos emigran sin importarle los escenarios o penurias, unos contaron con apoyo financiero, pero lamentable para los que decidieron embarcarse, a buscar la tierra prometida, caminando por carreteras y ahora por selvas recónditas.
En el mundo hay 1.200 millones de jóvenes entre 15 y 24 años, que suponen el 17 % de la población. El 87 % de ellos viven en países en desarrollo. El rango de edad definido por las Naciones Unidas se abarca el periodo desde que finaliza la escolarización obligatoria hasta los 24 años. (fuente: Wikipedia)
La cuestión en sí es bastante compleja para que se pueda ver el progreso de los jóvenes dentro del ámbito laboral, en Venezuela, porque son pocas las empresas que pagan “buenos salarios”, que comparado con los salarios en países en desarrollo o en vías de desarrollo, o con condiciones políticas afianzadas, ofrecen mejores condiciones.
De acuerdo al Observatorio de conflictividad Social: “Se documentaron 676 protestas en febrero de 2023 por Derechos Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales (DESCA), 89% de la cifra total. Las principales exigencias estuvieron relacionadas con derechos laborales y servicios básicos”, “según la OVCS el registro de 762 protestas durante el mes de febrero de 2023, representó un equivalente de 25 diarias. Esta cifra representa un aumento de 19% en comparación con el mismo período del año pasado”.
En las protestas pacíficas durante febrero de 2023 “Trabajadores lideraron las protestas exigiendo salarios suficientes y dolarizados”. (OVCS)
Estas referencias dejan clara la grave inestabilidad existente producto de erradas políticas económicas, sumado a la indiferencia gubernamental con respecto al incremento, homologación, o modificaciones en la Ley del Trabajo, lo que en definitiva, si se llegara a efectuar una reevaluación, generaría profundos cambios en la sociedad, y sobre todo desde el punto de vista económico del país.
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