La religión debe ser factor de unión
NOTI-AMERICA | COLOMBIA
Nigeria, en su conjunto, no es un país pacífico en absoluto, pues está en medio del Sahel, donde grupos terroristas islamistas y pastores fulani musulmanes están provocando muchas víctimas.
Las duras vivencias de Monseñor Matthew Man-oso Ndagoso, arzobispo católico de Kaduna, en el centro-norte de Nigeria, quien encabeza una de las diócesis más peligrosas del mundo, y que necesita escolta y perros guardianes para ejercer su trabajo pastoral, habla de las dificultades de la misión en su diócesis: “La fe no cae del cielo. Necesita ministros, pero sabemos que corremos riesgos cuando los mandamos a algún lugar. En el fondo, estamos volviendo a los primeros tiempos de la Iglesia”, señala Monseñor Ndagoso.
En este contexto, la evangelización se ha convertido en una empresa de alto riesgo. Ocho sacerdotes de la diócesis han sido secuestrados en los últimos tres años; cuatro han sido liberados, uno sigue desaparecido y tres han muerto a manos de sus captores. Uno de estos tres hizo demostración de una valentía asombrosa, informa el arzobispo: “Mientras lo apuntaban con un AK47, dijo a sus atacantes que debían arrepentirse de sus maldades, por lo que lo mataron”.
La religión debe ser un factor unificador
La cuestión religiosa es crucial en Nigeria, poblada a partes iguales por cristianos y musulmanes. Los que quieren sembrar el conflicto en el país —en particular los grupos Boko Haram e ISWAP— intentan constantemente enfrentar a los grupos religiosos entre sí, lamenta el arzobispo, y añade: “La religión debería ser un factor de unión, no de división”.
La vida de Monseñor Matthew Ndagoso ilustra la capacidad de la sociedad nigeriana de convivir con diferentes grupos religiosos. Hijo de un líder de una religión tradicional, fue educado en una escuela católica por iniciativa de un primo y decidió bautizarse a los diez años. “Aquí, en África subsahariana, llevamos la religión en la sangre: ¡Aquí tenemos una cultura religiosa! Y eso me lo transmitió mi padre y se lo agradezco. Mi padre nunca me reprochó mi elección, estaba contento con mi conversión… ¡aunque hubiera preferido que me casara!”, añade bromeando.
Por su parte, Monseñor Édgar Aristizábal, obispo de Yopal y presidente de la Comisión para la Unidad y el Diálogo de la Conferencia Episcopal de Colombia, atento a esta situación en nombre de la iglesia católica en el país, reflexiona sobre esta situación que viven en Nigeria: “En la Iglesia estamos muy unidos por los lazos de oración unos por otros; la situación del obispo de Kaduna es preocupante y él es un ejemplo de lo que muchos miembros de la Iglesia deben soportar en la actualidad, cuando se creería que los progresos de la sociedad dan un parte de tranquilidad a la diversidad religiosa. Desde Colombia nos solidarizamos con todos los que, por causa de la fe, son perseguidos y asesinados, y seguiremos insistiendo en que la libertad religiosa es necesaria para el desarrollo de los pueblos porque, en últimas, es libertad de conciencia, sagrario donde Dios habita”.
El mensaje de Monseñor Aristizábal se centra en concientizar sobre cómo el ejercicio de la libertad religiosa está coartado o limitado por diferentes causas y circunstancias de acuerdo con cada situación social. “En Colombia, la libertad religiosa está en peligro por causas relacionadas con la actual situación de conflicto armado interno; la amenaza proviene de los actores armados que se sienten interpelados por la acción profética de la Iglesia que denuncia el narcotráfico, el microtráfico, las bandas criminales, la minería ilegal, la persecución y el asesinato de líderes sociales, entre otros. Las enseñanzas al respecto son claras: el trabajo por la defensa del derecho a la libertad religiosa, de cultos y de conciencia, debe ser un trabajo constante que parte de la aceptación y la valoración de la diversidad; no vivimos un mundo unívoco o monocromático; aceptar las diferencias y reconocer en cada persona su dignidad humana nos ayudan a trabajar en propuestas comunes hacia el desarrollo humano integral que no distingue credos, razas, edades, géneros o estratos. Es el gran desafío de nuestro tiempo y es lo que el Señor quiere de nosotros”, indica el obispo Aristizábal.
La Fundación ACN difunde estos mensajes que han sido resaltados en diversas ocasiones por el Papa Francisco, quien tiene una gran cercanía con los cristianos que sufren y son perseguidos en el mundo, así como un especial interés por el diálogo interreligioso y la defensa de la libertad religiosa, destacando la importancia de proteger este derecho para lograr una verdadera paz en el mundo.
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