¿Después de Semana Santa qué?
Noti-América República Dominicana
Santo Domingo,RD
Para la gran mayoría de religiosos, esta fecha es especial siempre ha sido uno de los momentos más oportunos para la reflexión, la meditación y la relajación espiritual.
La cotidianidad de la vida, las excesivas ocupaciones hacen que el ser humano descuide lo más importante,la conexión de su ser, su esencia, con el ser supremo.Por eso la comunidad cristiana ha santificado esta fecha para tales fines.
Después de la semana santa o mayor como muchos le llaman, quedan las secuelas. Analizando que se intensifica el trabajo para la limpieza del medio ambiente, ya sea playas, ríos o áreas de acampar, ya que quedan hechos vertederos de basura de la población que no toma conciencia del cuido de su entorno pero una de la principal causa que deja consecuencias terribles y hasta fatales, es el transporte.
Según las estadísticas del Centro de Operaciones de Emergencias, divulgadas tras el asueto pascual de este año 2023, del número de fallecidos por accidentes de tránsito, que de acuerdo con esas cifras fueron 26, se extrae el dato de que 18 fueron por motocicletas, que representa casi el 70 por ciento del total. Es la media recurrente en feriados largos.
¿A quién podemos acusar de éste alto porcentaje de accidentes motociclista??
¿Al estadounidense Sylvester Howard Roper quien inventó la primera moto en 1867??
¿A las autoridades de tránsito que quizás debieron implementar más medidas?? o…
¿A los mismos conductores para que sean más prudentes al transitar??
El hecho es que no ganamos nada buscando culpables es solo cuestión de conciencia, no solo cuidemos nuestras vidas, sino también pensemos en los demás y sobre todo en aquellos que nos esperan,
Hagamos de nuestra semana santa un verdadero tiempo de reflexión no importa el lugar donde estemos, sobre todo debemos crear conciencia y así podremos tener unas verdaderas vacaciones con ‘0″ tragedias, sin tristeza, ni dolor, donde no haya nada que lamentar y retornemos a casa descansados y llenos de mucha paz.
Por Jacqueline Feliz
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