“Si me habéis engañado, adiós”. Eso decía Pep Guardiola hace unos meses cuando le preguntaban sobre una sanción modélica de la Premier al Manchester City por las irregularidades financieras de sus cuentas. Entre estos problemas estaba la remuneración a los entrenadores, Guardiola entre ellos.
Esta investigación sigue su curso en Inglaterra mientras en Italia la Juventus ha sido sancionada con 15 puntos por inflar los precios de sus jugadores y en España el Barça espera sentado cómo la Justicia, la UEFA y LaLiga toman decisiones sobre el “caso Negreira”.
Y esta situación el Manchester City goleó al Bayern de Múnich 3-0 y deja la eliminatoria de cuartos de final encarrilada para unas semifinales ante el Chelsea o ante el Real Madrid, un año después de uno de los partidos más horribles que recuerdan en Manchester y que jugadores como Rodri no ha podido ver de nuevo.
El juego del City coronado con Haaland fue perfecto por momentos. Engañoso siempre porque es el mismo que desplegó el Bayern de Guardiola en el Bernabéu en aquella eliminatoria que perdió 1-0 y de la que salió goleado en casa con los cabezazos de Ramos.
Un juego bonito con el que parecía que iba a arrollar al Real Madrid la temporada pasada y que acabó en el último milagro blanco antes de la final de París ante el Liverpool.
Si el City pasa a semifinales y el Real Madrid hace lo propio con el Chelsea, jugarán la final adelantada del torneo. Dos partidos que pararán el planeta fútbol para saber si Guardiola aprueba por fin el examen del doctor Ancelotti o sigue haciendo méritos para ganar una competición ajena a él y que no le obsesiona, como ha dicho en muchas ocasiones.
Pep ha encontrado los mimbres para ganar. Su extensión en el campo es Bernardo Silva, De Bruyne y Gündogan son los Kroos y Modric del City y en la zona defensiva tiene munición suficiente para contener o para el cuerpo a cuerpo con Stones, Días, Akanji y Ake junto al gran Rodri que maneja la batuta del equipo desde el centro del campo. No hacía falta desperdiciar su talento enterrándole en la zaga.
Entre todas esas estrellas se merendaron a Upamecano una noche de abril en Manchester y mandaron un saludo a todos los que le hicieron la cama a Nagelsmann y a la directiva que firmó su destitución en la parte más importante de la temporada.
El dinero de Abu Dabi que riega al Manchester City desde 2008 quiere recoger ya el beneficio de la Champions. Durante años, la directiva catalana que eligió para esta empresa formada por Txiki Beguiristáin y Ferran Soriano ha convencido a los dueños de la importancia de ser un equipo estable y tejer academias por todo el mundo, también de ganar la Premier y ser importante en Inglaterra.
Pero ahora toca levantar el gran título que en los últimos años solo sabe ganar el Real Madrid con una política muy diferente y muchos menos millones de euros invertidos en grandes fichajes. Además, la sombra de las sanciones es demasiado alargada y se augura un verano complicado para los grandes de Europa con problemas de fichajes, falta de recursos y sanciones.
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