Turquía y Siria: el número de muertos por el terremoto sigue creciendo alarmantemente
AFP/AAREF WATAD – Rescatistas sirios llevan un cuerpo entre los edificios derrumbados en la ciudad de Sarmada, en la provincia noroccidental siria de Idlib, controlada por los rebeldes, mientras continúa la operación de búsqueda tras un terremoto mortal
El drama humano sigue extendiéndose por Turquía y Siria. El número de muertos por el fuerte terremoto y sus réplicas que azotaron la zona fronteriza turco-siria supera ya los 9.600. Del lado otomano algo más de 7.000 fallecidos y por la parte siria algo más de 2.000 personas han aparecido sin vida ya entre los escombros tras los aterradores movimientos sísmicos sufridos en la región.
El seísmo tuvo su principal foco el lunes a primera hora en una franja comprendida entre las ciudades sirias de Alepo y Hama y el enclave turco de Diyarbakir, más de 330 kilómetros al noreste de Siria, provocando una profunda destrucción. El fuerte movimiento telúrico, uno de los más fuertes en la región en más de 100 años, se registró a 23 kilómetros (14,2 millas) al este de Nurdagi, en la provincia turca de Gaziantep, a una profundidad de 24,1 kilómetros (14,9 millas), como confirmó el Servicio Geológico de Estados Unidos. El principal terremoto alcanzó los 7,8 grados en la escala Richter y le sucedieron diversas réplicas que llegaron a los 7 grados, superaron los 6 y otras que también superaron los 5 grados en la misma escala. El poder devastador fue muy grande y se produjo el colapso de más de 3.000 edificios, con otros miles más que sufrieron daños de diversa consideración. Una situación que ha dejado de momento más de 9.600 muertos entre ambos países y más de 42.000 heridos, según cifras oficiales. De la cifra de heridos, algo más de 38.000 corresponden a Turquía y más de 4.000 a Siria.
Junto a los edificios afectados hay muchas infraestructuras y servicios básicos que han quedado destruidos, lo que dificulta la supervivencia y la ayuda por parte de los equipos de rescate, que se ven también muy afectados por las bajas temperaturas existentes ahora. A pesar de las condiciones adversas, los grupos de salvamento han podido rescatar con vida a unas 8.000 personas en Turquía. Mientras, en Siria las cifras son más difíciles de cotejar por la difícil situación del país, que atraviesa una cruenta guerra civil desde 2011 que enfrenta al Gobierno de Bachar al-Asad con las fuerzas opositoras y grupos rebeldes.
En varias áreas afectadas de Turquía los vecinos se quejan de la falta de recursos y de que no se puede volver a las viviendas por temor a nuevos derrumbes y porque servicios como el suministro de agua, la electricidad o la calefacción han dejado de funcionar.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, indicó que 13 de los 85 millones de habitantes del país se vieron afectados y declaró el estado de emergencia en 10 provincias.
A pesar de la tragedia, hay casos esperanzadores como el del niño de tres años Arif Kaan, que casi dos días después de que sucediese el terremoto, fue rescatado con vida de debajo de los escombros de un edificio de apartamentos derrumbado en Kahramanmaras, una ciudad turca cercana al epicentro del seísmo. El padre del niño, quien había sido rescatado antes, lloraba mientras sacaban a su hijo y lo subían a una ambulancia, como informó el medio Arab News.
Hasta el momento, se han contabilizado 435 réplicas de menor intensidad en las zonas afectadas en las que trabajan más de 60.000 personas en tareas de rescate y desescombro.
Por su parte, en Siria la cifra de muertos por los terremotos ascendió este miércoles a 2.092 y el número de heridos se eleva ya a 4.049, mientras que cientos de personas continúan atrapadas entre las ruinas, como informó la agencia EFE. Las provincias noroccidentales de Idlib y Alepo, en manos de la oposición y fronterizas con Turquía, concentran el mayor número de víctimas, con 1.280 fallecidos y más de 2.600 heridos, según el último recuento ofrecido por el grupo de rescatistas Cascos Blancos en su cuenta de Twitter. Aunque se prevé que la cifra de fallecidos siga aumentando ante la situación de cientos de familias atrapadas entre los edificios derrumbados.
Por su parte, la agencia oficial de noticias siria SANA situó ayer la última cifra de fallecidos en 812 y la de heridos en 1.449 para las áreas bajo el control del Gobierno de Bachar al Asad. Los equipos de emergencias continúan buscando a los desaparecidos, mientras siguen llegando aviones con ayuda internacional a los aeropuertos controlados por el Gobierno sirio, que recibe el apoyo ante esta tragedia de diversos países árabes y de Rusia, aliado del régimen en la guerra civil.
El presidente sirio, Bachar al Asad ha recibido promesas de ayuda y llamadas de solidaridad de los líderes de estas naciones y de otros países con los que cesaron los contactos diplomáticos debido a la brutal represión ejercida por el poder contra los grupos opositores, como señaló la agencia EFE.
También pesan sobre la Siria de Bachar al-Asad sanciones internacionales, sobre todo por parte de Estados Unidos, debido a la represión ejercida durante la guerra civil, lo que ha aislado en los últimos años al régimen sirio. Medidas que el ministro de Exteriores, Faisal al-Miqdad, llamó a levantar para aumentar la llegada de asistencia humanitaria. Todo ello ante algunas denuncias sobre que no está llegando la ayuda necesaria a Siria.
Muchos países ya anunciaron el envío de ayuda para Turquía y Siria. Naciones como Estados Unidos, Israel, Alemania, España, Israel o entidades como la Unión Europea informaron sobre el envío de ayuda a los afectados.
El problema se agrava actualmente con los refugiados sirios afectados por la guerra. Turquía acoge a millones de refugiados del conflicto bélico; mientras, en Siria, en el enclave controlado por la oposición que lucha contra Al-Asad, millones de personas dependían ya anteriormente de la ayuda humanitaria y la devastación del terremoto ha empeorado todavía más su precaria situación.
Hasta 23 millones de personas podrían verse afectadas en la región asolada por el terremoto, como se ha destacado desde la Organización Mundial de la Salud, desde donde se habla de esta tragedia como una “crisis además de múltiples crisis”.
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