Atlético de Madrid y Barcelona se citaban en el Metropolitano en el primer gran partido del año en la Liga española después del Mundial de Qatar. Y después de que el Real Madrid se complicase la vida ante el Villarreal en un partido donde se certificó que el asunto de las manos en el área es un clamor y necesita que alguien ponga cordura.
El Atlético de Simeone se diluye como un azucarillo y apenas queda nada de ese equipo peleón, pero con garra que no encajaba goles, tenía un plan de juego para plantar cara al rival y solventar los partidos. Ahora hace casi todo eso, pero ya no gana y empieza a parecerse peligrosamente al que dejó Gregorio Manzano hace 10 años.
El pelo rosa de Griezmann y el plateado de Correa no ayudan a un club donde el dueño quiere vender cuanto antes, los radicales dominan más de lo que parece y el entrenador ya piensa en el final del ciclo.
Dembélé hizo el único tanto en el minuto 22 a pase de Gavi, aunque el valor de la jugada la tiene la defensa del Atlético con un largo pasillo a Pedri que entró en el área con el balón controlado y sin oposición.
Esa banderilla escoció al equipo que recordó entonces que el Betis había ganado, también la Real Sociedad y hasta el Villarreal y que si perdía ese partido acabaría quinto a 14 puntos del Barça. Y hasta puede ser sexto si el Athletic gana a Osasuna el último partido de la jornada.
La Liga para los de Simeone va a ser eterna. Sin Champions y sin Europa League. Tampoco sin la Supercopa de Arabia que algún aliciente podría dar. Solo les queda la Copa del Rey ante el Levante para maquillar este inevitable final de etapa.
Ese gol les hizo espabilar y dominar el partido. Griezmann y Correa aparecieron más, Morata tuvo alguna y eso que no fue titular y a Joao Félix siguen empujándole a salir del club con un sistema de juego donde apenas tiene protagonismo.
El Barça de Xavi es un tiro al aire. Aunque su entrenador se empeñe en ver las bondades del juego de su equipo, el partido de Copa ante el Inter City fue un ridículo espantoso y eso les sirvió para guardar la ropa en el Metropolitano.
Haber sido un excelente centrocampista no te capacita para ser un buen entrenador. La sombra de Guardiola es demasiado alargada y el talante de Xavi no es el mismo. El Barça entregó el balón al Atleti y se encerró en su campo. Eso, en otra vida hubiera sido un esperpento para Xavi que hubiera preferido la derrota a jugar así. Ahora no. Ahora valora los tres puntos más que el juego y cierra filas con su equipo.
Araújo salvó sobre la línea el gol del empate y Ferran Torres ganó unos minutos al reloj con una pelea bochornosa con Savic que acabó con los dos jugadores expulsados. También se pudo ir a la calle Correa al que le salvó la falta de puntería y que el pelotazo no acabase estrellado en el asistente. La historia se repite años después de que Arda Turán, en la grada del Metropolitano, por cierto, tampoco acertase a dar con la bota al árbitro.
Mucha intensidad y pocos goles para dos equipos que tienen objetivos muy diferentes. El Atlético de Madrid intentará acabar dignamente la temporada. El Barça seguirá activando palancas para competirle la Liga al Real Madrid mientras se juega el prestigio en la segunda competición europea.
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