Tras varios meses de intensos preparativos e intentos de acercamiento entre los integrantes del “Grupo de los 20” –a través de varios encuentros a nivel ministerial–, la isla indonesia de Bali ha recibido ya este lunes a la mayor parte de los jefes de Estado y de Gobierno que participarán en la cumbre del G20 entre los días 15 y 16 de noviembre. Un grupo en el que se encuentran incluidos el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, y su homólogo chino, Xi Jinping.
El líder de la Casa Blanca ha sido uno de los primeros en llegar a la isla, cerca de las diez de la noche del domingo hora local, después de haber tomado parte en la cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), en Camboya. Por su parte, el secretario general del Comité Central del Partido Comunista de China, Jinping, aterrizó en Bali pasadas las siete de la mañana del lunes, tan solo dos horas antes de reunirse por primera vez con su homólogo estadounidense desde que este asumiese la presidencia en enero de 2021, hace casi dos años.
En este histórico encuentro de más de tres horas, ambos mandatarios han acordado empoderar a funcionarios y responsables clave “para abordar los desafíos transnacionales, como el cambio climático, la estabilidad macroeconómica mundial –incluyendo la disminución de la deuda –, la seguridad sanitaria y la seguridad alimentaria mundial”, así como gestionar la competencia comercial de manera responsable –pese a que no se espera que esta se reduzca–, recogía un comunicado hecho público por la Casa Blanca minutos después de la reunión. Es decir, han trabajado por rebajar las tensiones políticas, comerciales y económicas que, durante los últimos meses, han caracterizado sus relaciones.
Sin embargo, la cuestión de Taiwán sigue representando para Pekín “la primera línea roja que no se debe cruzar”. “Taiwán forma parte de los intereses centrales de China, y son la base de las relaciones entre China y los Estados Unidos. […] Esperamos ver paz y estabilidad en el estrecho de Taiwán”, advirtió Xi Jinping, “pero la paz y la ‘independencia’ de Taiwán son irreconciliables”. Y es que, desde el pasado mes de agosto, las tensiones en torno a la isla no han dejado de crecer, debido a las numerosas visitas de representantes estadounidenses al territorio –como la de la presidenta del Congreso, Nancy Pelosi –, y a la respuesta china a través de los mayores ejercicios militares en décadas.
“Sobre Taiwán, nuestra política no ha cambiado”, recogía el comunicado de la Casa Blanca. “Estados Unidos se opone a cualquier cambio unilateral al statu quo de cualquiera de las partes”, aunque el texto recogía la objeción estadounidense a las “acciones coercitivas y cada vez más agresivas de la República Popular China hacia Taiwán, que socavan la paz y la estabilidad en el Estrecho de Taiwán, en la región en general, y ponen en peligro la prosperidad mundial”.
Además, Biden y Xi Jinping aprovecharon su primer encuentro para abordar el peligro un posible uso de armas nucleares en el marco de la guerra en Ucrania y del “provocador” comportamiento de Corea del Norte, que ha escalado sus ejercicios con misiles a lo largo de las últimas semanas.
Dadas todas estas cuestiones, y con el propósito manifiesto de continuar profundizando en sus relaciones, ambos líderes anunciaron la próxima visita del secretario de Estado estadounidense, Anthony Blinken, a China en los meses venideros, aunque no se ha especificado una fecha concreta.
No será solo el encuentro en los presidentes de las dos principales potencias mundiales lo que esté marcado por la invasión rusa en Ucrania y la amenaza de una posible guerra nuclear. Se espera que la cumbre del G20 en su totalidad gire en torno a una crisis que ha puesto en jaque a la mayor parte de la comunidad internacional.
Así, el grupo, formado por Alemania, Arabia Saudí, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Corea del Sur, Estados Unidos, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Rusia, el Reino Unido, Sudáfrica, Turquía y la Unión Europea, y España como invitado permanente, reunirá a sus jefes de Gobierno y Estado –a excepción de los de Brasil, México y Rusia, que se ha limitado a enviar al jefe de Exteriores, Sergei Lavrov– para abordar estas cuestiones. De hecho, según fuentes diplomáticas, los 20 podrían estar ultimando un borrador de declaración conjunta de cara a la cumbre.
Se espera que el texto haga mención a la guerra en Ucrania, pese a las posibles disputas por emplear esa palabra, u otras como “operación militar especial”, o “conflicto armado”. Así como que, la organización conformada en el año 1999 y que tiene como propósito el fomento de la cooperación económica entre las veinte economías más grandes del mundo, se pronuncie también contra del uso de las armas nucleares en cualquier conflicto y a favor de las resoluciones pacíficas, algo hasta ahora defendido por la Unión Europea o Japón.
Ahora queda esperar si el borrador logra hacerse con el visto bueno de todos los representantes asistentes a Bali, entre los que no se encontrará Putin, o si, por el contrario, vuelve a quedar en un intento fallido.
Coordinador de América: José Antonio Sierra.
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