11-S, un impacto resonante aún Por: Isaías Márquez
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11-S, un impacto resonante aún
Isaías Márquez
Nos resultaría difícil, sobremanera, obviar los hechos donde perecieron unas tres mil personas y cerca de unos dos mil lesionados con daños irreversibles. De la guerra en Afganistán, a la manía por la seguridad, de la emblemática prisión y base militar de Guantánamo en Cuba, propiedad de EEUU la insurgencia del ISIS (Estado islámico) en 2014, cuyos efectos permean, aún.
“La espectacularidad de la puesta en escena ha dido siempre una característica distintiva del terrorismo, y estos terroristas tenían una ambición dramática sin precedentes”. (La torre elevada, ensayo-crónica de Lawrence Wright) sobre Al Qaeda (grupo islamista) y la génesis del 11-S. Porque la escenografía de los atentados de aquel martes 11/9/2001 turbaron al mundo, manifestado en magnitud de múltiples secuelas políticas y humanas. Qué mejor manera de asestar un golpe certero a la globalización y modernismo al derribar las torres gemelas del World Trade Center en Nueva York, símbolo de un poderío planetario, o embestir contra el Pentágono, emblema de fuerza y dominio.
Sobre esas torres altivas, símbolos de libertad, DDHH y humanidad, pasado un mes, Osama Ben Laden slegó su aversión durante una interviú a Al Jazeera y al millonario saudí que liberó Al Qaeda, al ser cegado. Pero, no iluminado, por un totalitarismo nihilista (o la sharía o nada)
Esa fecha tan aciaga tuvo unos dos prólogos: la conferencia de Durban (ONU, 2004) cuando se estableció o reiteró la doctrina justificatoria del atentado (antisemitismo, antiamericanismo) y el atentado contra el líder de la Alianza del Norte, Ahmad Shá Masud, el 9/9 en Kwaja Bahaudin, base oculta de los guerrilleros afganos de la Alianza del Norte, combatientes contra la URSS y luego contra los talibán, su legendario jefe, el León del Panshir Ahmed Shah Mashud fue asesinado por unos dos sicarios que fungían como periodistas de una tv árabe, mediante un artefacto explosivo oculto en su cámara.
El plan de Ben implicaba el control total de Afganistán antes del 11-S, de forma tal que los norteamericanos tuvieran en que ocuparse con su infantería desde el primer momento. Lo buscaba a cuenta de mitificar la lucha contra la URSS (en la que fue, justamente, más decisiva la actuación deAl Qaeda).
En efecto, el integrismo árabe podría ofrecer un óptimo de superación espiritual cuando forma parte de la yijad, la guerra santa para infligir, reciamente, al enemigo.
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