Las disputas sobre el pacto nuclear entre Estados Unidos e Irán están cada vez más cerca de llegar a buen puerto. La Administración demócrata de Joe Biden ha suavizado las conversaciones con el Gobierno Ayatolá, que venía manteniendo una discusión en el plano político y mediático con el anterior gobierno estadounidense, dirigido entonces por el republicano y empresario, Donald Trump.
Precisamente el que sigue siendo magnate de los negocios abandonó el acuerdo nuclear con Irán – sellado en 2015 y en el que también participan la Unión Europea (UE) y cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU: China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Rusia, más Alemania. – de forma unilateral en el año 2018.
Desde entonces, la escalada de tensión entre ambos países no hizo más que aumentar. Ese año, Trump ponía fin a un acuerdo alcanzado por su predecesor, el demócrata Barack Obama, teniendo como consecuencia la imposición de duras sanciones hacia el país persa, lo que le sirvió de estimuló para incumplir sus límites de enriquecimiento de uranio. Un pulso en toda regla.
Sin embargo, el pasado miércoles, el Gobierno de Ebrahim Raisi, recibía la propuesta de Estados Unidos – a través de la Unión Europea- de continuar con lo pactado hace ya 7años. Según el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores iraní, Nasser Kanaani, “Irán compartirá su punto de vista con la UE, como coordinadora de las conversaciones nucleares, una vez finalizada la revisión de Teherán”. Por su parte, el gobierno de Biden confirmaba a través del portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, que habían, “recibido los comentarios de Irán sobre el texto final propuesto por la UE. Nuestra revisión de esos comentarios ya ha concluido. Hemos respondido hoy a la UE”.
De esta forma, los ayatolás han aceptado ceder, tras intensos años de bloqueos comerciales y financieros, a ciertas demandas de Estados Unidos con el objetivo de retomar el acuerdo nuclear.
Según fuentes del funcionariado estadounidense afirman a la agencia Reuters: “Los iraníes se han acercado a la posibilidad de volver al acuerdo en términos que el presidente Biden pueda aceptar”, a pesar de que el lobby judío se muestre totalmente en contra de esta decisión. De hecho, el primer ministro israelí en funciones, Yair Lapid, se opone de forma tácita al acuerdo. Según Price, “Israel tiene preocupaciones profundas sobre el programa nuclear de Irán. Nosotros seguimos creyendo que un regreso mutuo al pacto nuclear es la forma más efectiva para abordar esas preocupaciones”.
Sin lugar a dudas, se trata de un importante paso en la estrategia energética iraní para consolidar su carrera nuclear y, por otro lado, también supone otro tanto para la administración Biden en materia de política Exterior, después de que el presidente anunciara que su Gobierno había logrado abatir al líder de Al-Qaida, Aiman al Zawahiri.
Irán ha decidido mover ficha, destacando que en todos estos años el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) concluyera en todos sus informes que el desarrollo del plan nuclear de Irán siempre ha cumplido escrupulosamente con las normas pactadas y que el país no ha enriquecido uranio por encima del 17%.
En este caso hay que matizar que, según las bases del acuerdo no se le permitiría a Irán enriquecer uranio por encima del 20% ni almacenar más del 60%. ¿Por qué? En el caso de que Irán abandonara el acuerdo nuclear para perseguir un arma nuclear, tardaría seis meses en conseguirlo.
Por su parte, entre las cesiones que ha realizado el gobierno Ayatolá para continuar con el pacto nuclear se encuentra el declarar a la Guardia Islámica Revolucionaria de Irán (IRGC) como organización terrorista extranjera y la aceptación de la ‘no’ retirada de las sanciones a este organismo. Algo que hasta ahora nunca se había contemplado.
Además, Irán permite, según el alto funcionariado estadounidense que se retiren las centrifugadoras avanzadas con las que el país está operando, incluidas las centrifugadoras de su instalación subterránea fortificada de Fordow.
Por su parte, el alto representante para la Política Exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, que presentó en la última ronda de conversaciones celebrada en Viena entre el 4 y el 8 de agosto una nueva propuesta para cerrar el acuerdo, ha asegurado que, la mayoría de los países que participan en las discusiones nucleares están de acuerdo con la propuesta de la UE, y que la respuesta de Teherán al texto es “razonable”.
De recuperarse el acuerdo, la OIEA podría reanudar las inspecciones para detectar cualquier esfuerzo iraní por conseguir un arma nuclear de forma encubierta, como se venía haciendo desde el principio. De hecho, Rafael Grossi, director general de la OIEA indicó el pasado jueves que, el acuerdo nuclear con Irán “está cerca”, después de que todos los aspectos técnicos hayan sido “más o menos resueltos”.
Grossi, que se reunió ese mismo día con el presidente de Francia, Macron, afirma que, el organismo, “la agencia debe realizar su trabajo. Debemos trabajar cooperando con Irán para aclarar las dudas que hay sobre los restos de uranio en sitios no declarados. Hay que sentarse e intentar aclarar todos estos aspectos”.
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