El Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) ha desvelado como la empresa estadounidense Uber logró introducirse en las principales metrópolis del mundo. A través de miles de documentos filtrados, la investigación periodística revela las mentiras, las prácticas ilegales y las presiones contra políticos llevadas a cabo por la compañía fundada en 2009 en Silicon Valley.
124.000 documentos que abarcan desde 2013 a 2017 -incluyendo mensajes de WhatsApps y correos electrónicos- dejan al descubierto las prácticas orquestadas por el entonces jefe de la empresa y cofundador, Travis Kalanick. Las pruebas, recabadas por The Guardian e ICIJ, apuntan a reuniones con políticos para pedir favores -incluido el cese de las investigaciones y el cambio de políticas sobre los derechos de los trabajadores- e incluso con oligarcas rusos para acercarse al Kremlin.
Durante esos años existió una fuerte presión hacia los gobiernos y las altas esferas para que pusieran fin a las investigaciones contra la empresa. No obstante, en caso de que las autoridades policiales continuasen indagando, Uber tenía un “botón de apagado” que desconectaba todas las máquinas y servidores imposibilitando el acceso al contenido.
Uber Files reveló que la compañía usó cortinas de humo tecnológicas para frustrar redadas en lugares como Países Bajos, Bélgica, Rusia, Bulgaria, Dinamarca o España. “A veces tenemos problemas porque, bueno, somos jodidamente ilegales”, declaró una directiva de Uber en los archivos filtrados. “Nos hemos convertido oficialmente en piratas”, señala otro.
Por otro lado, Kalanick vio en los enfrentamientos entre taxistas y conductores de Uber una oportunidad para generar apoyo público a favor de la compañía. “La violencia garantiza el éxito”, afirmó entonces el cofundador de la marca. En uno de los documentos filtrados, Kalanick rechaza las reticencias por parte de algunos ejecutivos a enviar a conductores a una manifestación de taxistas pese al alto riesgo de violencia. “Creo que vale la pena”, indicó.
Además de estas tácticas usadas por Kalanick para imponerse en el mercado del transporte público, la investigación periodística señala que, mientras Uber se establecía alrededor del mundo, la empresa ahorraba millones de dólares en impuestos a través de paraísos fiscales como las Islas Bermudas.
A pesar de ello, varios líderes mundiales han mantenido contacto con directivos de la compañía -muchos de ellos exasesores del expresidente Barack Obama-, como el entonces vicepresidente estadounidense, Joe Biden; el exprimer ministro israelí Benjamin Netanyahu; o el exmandatario estonio, Toomas Hendrik Ilves. En total, los registros revelan más de 100 reuniones entre ejecutivos de Uber y funcionarios públicos entre 2014 y 2016, incluidos 12 encuentros con representantes de la Comisión Europea que no se han revelado públicamente.
Dentro de los políticos clave destaca el actual presidente francés, Emmanuel Macron, quien habría facilitado la implantación de la empresa en el país cuando era ministro de Economía. «Reunión mega top con Emmanuel Macron esta mañana. Francia nos quiere después de todo», escribió Mark McGann, uno de los principales lobbistas de la marca en un informe. McGann también definió el encuentro con el actual presidente francés como “espectacular, algo nunca visto”.
Meses después, Macron llegó a un “acuerdo” secreto con la compañía para asegurar que Uber pudiese operar en Francia. El mandatario galo y Kalanick se reunieron al menos 4 veces: en París y en el Foro Económico Mundial de Davos, según detallan los documentos. En ese evento celebrado en Suiza, en el año 2016, Biden también se reunió con Kalanick. Tal y como explica ICIJ, Biden quedó tan impresionado por Kalanick que “modificó su discurso de apertura para promocionar el impacto global de la empresa”.
Pero Macron no fue el único político en el continente que llegó a tratos con Uber. La excomisaria europea y exministra de Transportes holandesa, Neelie Kroes presionó a miembros del Gobierno para “obligar al regulador y a la policía a dar marcha atrás” en una investigación a Uber en Ámsterdam.
En el otro extremo se encuentran políticos que no eran partidarios de las acciones de la compañía, como el actual canciller alemán, Olaf Scholz, que exigió un incremento de los salarios de los conductores de Uber cuando era alcalde de Hamburgo. “Es un auténtico payaso”, zanjaron los directivos de la compañía.
“Los viajes a Rusia parecen haber sido un éxito”, escribió Rachel Whetstone, directora de comunicaciones de Uber a McGann después de visitar Moscú con Kalanick en 2016. Tal y como explica Ian Duncan, de The Washington Post, la empresa se había esforzado por establecer lazos en una nación complicada para las compañías occidentales, ya que, de acuerdo con los Uber Files, Rusia era considerada como uno de los mercados extranjeros más importantes.
Por este motivo, Uber incluso estableció contactos con oligarcas rusos, muchos de ellos actualmente sancionados por Occidente por su vinculación con el Kremlin y el apoyo a la invasión de Ucrania.
Tal y como informa el periódico estadounidense, los archivos muestran que el director ejecutivo de Sberbank -banco sujeto a sanciones occidentales-, Herman Gref, se reunió con ejecutivos de Uber y les presentó al alcalde de Moscú. Los documentos también revelan que en febrero de 2016 la empresa aceptó 200 millones de dólares de LetterOne, la firma de inversión de Mikhail Fridman y Petr Aven, oligarcas sancionados por la Unión Europea.
A pesar de los intentos de Uber por consolidarse en Rusia, todavía había voces críticas con la compañía. En 2014, un año después de que la empresa entrase en el país, un miembro de la Duma escribió a Putin y al primer ministro Dmitry Medvedev pidiendo que se prohibiera a Uber operar en Rusia. Por ello, los directivos de Uber comenzaron a buscar oligarcas y otras figuras influyentes que pudieran convertirse en aliados.
Roman Abramovich, exdueño del Chelsea F.C., o Alisher Usmanov, otro magnate sancionado, fueron algunos de los candidatos presentados por Dmitri Izmailov, gerente de Uber en Rusia. Finalmente lograron llegar a un acuerdo con Usmanov, quien invertiría 20 millones de dólares en Uber antes de finales de 2015, según los archivos de Uber. Abramovich, por su parte, decidió no invertir, aunque sí asesoró a Uber sobre otros socios en Rusia, señala The Washington Post.
No obstante, a pesar de los muchos esfuerzos, Uber no consiguió conquistar el mercado ruso. “Qué desperdicio de dinero”, lamentó McGann. Después de que Kalanick dejase el cargo de CEO de la compañía, Uber firmó en Rusia un acuerdo para formar una empresa conjunta controlada por la empresa rusa Yandex.
Los recién filtrados Uber Files forman parte de una larga lista de escándalos ligados a la compañía estadounidense, como casos de acoso sexual y discriminación racial. Todo ello, unido a la preocupación acerca de los derechos laborales de la compañía, empujó a Kalanick a abandonar la dirección de la compañía en 2019 después de presiones por parte de los inversores.
“Hay muchas cosas que dijo nuestro exdirector ejecutivo hace casi una década que ciertamente no aprobaríamos hoy”, indicó una portavoz de Uber, Jill Hazelbaker, tras la filtración de Uber Files. Hazelbaker ha asegurado que Uber “es una empresa diferente”, argumentando que “el 90% de los empleados actuales se unieron después de que Dara Khosrowshahi se convirtiera en CEO”. “No tenemos ni daremos excusas por el comportamiento pasado que claramente no está en línea con nuestros valores actuales”, añadió.
Coordinador de América: José Antonio Sierra.
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