Nicaragua a la espera de diálogo para contener violenta oleada de protestas
Muertos, heridos, destrucción, barricadas y saqueos dejaban este sábado las violentas protestas desatadas en Nicaragua contra una reforma al seguro social, que llevaron al gobierno del presidente Daniel Ortega a aceptar la apertura de un diálogo.
Se prevé que Ortega envíe un mensaje a la nación, en su primera alocución desde que el miércoles iniciaron virulentas manifestaciones, que dejan al menos 10 muertos y más de 80 heridos producto de los enfrentamientos con armas blancas, de fuego y piedras entre manifestantes, policías y grupos oficialistas.
«Estamos confirmando nuestra disposición de retomar ese diálogo abierto», anunció la vicepresidenta y portavoz oficial, la primera dama Rosario Murillo, quien atribuyó las protestas a grupos «minúsculos» y vandálicos que buscan, en su opinión, desestabilizar el país.
Las protestas, unas de las más violentas en los 11 años de gobierno de Ortega, estallaron debido al aumento de las cuotas patronales y laborales que buscan saldar un millonario déficit del seguro social, lo que se sumó a un descontento generalizado por la situación económica en el país, según analistas.
Soldados armados con fusiles salieron la noche del viernes a custodiar instituciones en Managua, así como en la norteña ciudad de Estelí, debido a fuertes disturbios, informó el gobierno en su sitio web.
Un ambiente de tensión se vivía en la capital, donde los choques causaron daños en el Ministerio de Juventud, el edificio del Seguro Social, la Universidad de Ingeniería y la oficialista Radio Ya, al tiempo que se anunciaban nuevas protestas y desplazamiento de elementos antimotines por cuarto día consecutivo.
Empleados de la comuna capitalina limpiaban los escombros que dejaron barricadas y quema de llantas que hicieron pobladores en algunos barrios, desafiando a los antimotines.
En las ciudades de León y Masaya hubo «quema de vehículos particulares, saqueo y destrucción de edificios públicos» y robos en centros comerciales, denunció el gobierno.
Mientras que la oposición informó de la quema parcial, en la noche del viernes, de Radio Darío en la ciudad de León.
-La gente pide cambios-
En medio de las protestas, Ortega acogió la propuesta del gremio empresarial de «retomar la mesa de diálogo» para buscar una solución al conflicto, dijo Murillo.
«No se había visto esto desde hace años en Nicaragua», comentó el analista y exembajador de Nicaragua ante la OEA y Estados Unidos, Carlos Tünnermann a la AFP.
A su juicio, que las protestas se hayan dado «en casi todas las ciudades del país, en todas las universidades y que hayan sido reprimidas con violencia por el gobierno significa que hay un malestar de la población no solo por las reformas, sino por la forma en que se ha conducido el país».
Según expertos, la población ha soportado en silencio el encarecimiento de la vida por las constantes alzas de los combustibles, de las tarifas de luz, despidos en el sector público y reducción de beneficios sociales a raíz de la caída de la cooperación venezolana.
«El reclamo central de la gente es que ya no quieren este gobierno, hay un rechazo total hacia este este gobierno», coincidió el sociólogo y académico universitario Cirilo Otero en declaraciones a la AFP.
«Las protestas han sido encabezadas por jóvenes que han recogido ese malestar que la gente siente por la crisis económica, la represión al derecho de manifestación, de expresión y los muertos que han dejado las manifestaciones», agregó.
Tünnermann por su parte consideró que el éxito del diálogo anunciado por el gobierno «dependerá de que tan amplio sea», debido a la inconformidad que han expresado las mayorías por el aumento de las cuotas patronales y laborales al Seguro y reducción en 5% de las esqueléticas pensiones a los jubilados.
Las reformas buscan saldar un déficit de más de 76 millones de dólares que enfrenta el Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS), luego de que el Fondo Monetario Internacional (FMI) recomendara al gobierno tomar medidas para evitar su quiebra en 2019.
Los expertos afirman que las reformas son una solución parcial a la crisis del INSS y que es necesario revisar la mala administración que ha tenido la institución por inversiones «poco transparentes».
Ortega gobernó por primera vez durante la revolución que el Frente Sandinista (FSLN, izquierda) dirigió en la década de los 80, retornó al poder en 2007 y fue reelecto en 2011 y en 2016 en medio de denuncias de procesos electorales amañados, según la oposición.
Fuente(AFP)
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