El poderoso príncipe heredero de Arabia llega el domingo a Francia
El poderoso príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohamed bin Salmán, llega el domingo a Francia, nueva etapa de su gira mundial, en la que pretende proyectar una imagen más liberal de su reino conservador.
Esta visita oficial de 48 horas se produce tras un viaje de varias semanas a Estados Unidos, Gran Bretaña y Egipto, donde el apodado «MBS» se entrevistó con empresarios y firmó numerosos acuerdos para favorecer las inversiones en su país.
Para el presidente francés, Emmanuel Macron, se trata de una visita delicada, ya que los resultados concretos no estarán quizá a la altura de lo deseado por la «nueva asociación estratégica» entre los dos países. En efecto, MBS privilegia la relación con Washington.
Serán seguramente firmados más de una docena de protocolos de acuerdo en los sectores del turismo, la energía y los transportes, según fuentes cercanas a la delegación saudí.
– Período tumultuoso –
La primera visita a Francia del príncipe Mohamed como heredero del trono se produce tras un tumultuoso período marcado por cambios en el ejército, detenciones y una purga en la propia familia real que condujo a consolidar el poder de MBS, de 32 años.
MBS se presenta como el baluarte de un islam moderado, tolerante y abierto.
Ha lanzado una purga anticorrupción, ha hecho declaraciones sobre el nuevo rumbo que quiere dar a la sociedad saudita, sobre todo en lo que concierne a los derechos de las mujeres, y quiere reformar la economía de su país para prepararla a la era pospetróleo.
Desde el punto de vista diplomático, es también una figura clave de la crisis entre Riad y Teherán, que sacude a toda la región.
Así, declaró recientemente en la revista estadounidense The Atlantic que los israelíes tienen «derecho» a tener su propio Estado, como los palestinos, lo que fue visto como una señal de acercamiento con Israel, país con el que comparte un enemigo común: Irán.
Por su parte, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, presentó recientemente a su país como el «aliado indispensable» de los países árabes que se oponen a Teherán.
Estados Unidos cuenta además con un acercamiento entre israelíes y saudíes para rediseñar los equilibrios de la región, en un momento en el que los dirigentes palestinos no quieren que los estadounidenses sigan siendo los mediadores de la paz tras el reconocimiento de Donald Trump de Jerusalén como capital de Israel.
Arabia es también un actor clave de la guerra en Yemen, donde la coalición internacional liderada por Arabia Saudita combate a los rebeldes hutíes apoyados por Irán. Varias oenegés piden a Francia que deje de proporcionar armas a Riad alegando que estas causan víctimas entre los civiles en Yemen.
– Líder de facto –
Su gira mundial tiene como objetivo «obtener un reconocimiento como líder de facto y próximo rey de Arabia Saudita», opina Bernard Haykel, profesor de la Universidad de Princeton (Estados Unidos).
«Es una prueba de que controla la situación, y que puede dejar el país sin que su autoridad sea cuestionada», explica a la AFP.
El problema, no obstante, es que «hay poca simpatía sincera hacia Arabia Saudita en Occidente», opina por su lado Kristin Diwan, del Centro de reflexión Arab Gulf States Institute en Washington.
A su criterio, los países occidentales mantendrán su «escepticismo» hacia Riad pese a las reformas.
Fuente(AFP)
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