Cumbre UE-Turquía en Bulgaria culmina sin grandes avances
Varna (Bulgaria) – La cumbre entre la Unión Europea (UE) y Turquía culminó ayer en la ciudad búlgara de Varna sin grandes avances, pese a que el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, había pedido en el inicio del encuentro retomar el suspendido proceso de adhesión de su país al bloque.
El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, dijo que la UE sigue preocupada por el estado de derecho en Turquía, el despliegue de buques de guerra turcos para impedir que Chipre realice actividades de exploración de gas en sus aguas territoriales, y su participación en la guerra en Siria.
Pese a los comentarios de Tusk, Erdogan se mostró optimista en que las relaciones entre ambos países puedan mejorar. «Esperamos haber dejado atrás el difícil período en las relaciones entre Turquía y la Unión Europea», dijo.
«Turquía es un estado democrático constitucional que respeta los derechos humanos y las libertades y derechos fundamentales», dijo Erdogan, que enfatizó que Turquía busca ser miembro de la UE desde 1963.
Asimismo, el presidente turco también pidió una rápida modernización de la unión aduanera con la UE y reiteró el pedido de obtener un acuerdo de exención de visa con Europa, en el marco del acuerdo inmigratorio firmado en 2016.
La UE, por su parte, prometió desembolsar otros 3.000 millones de euros para ayudar a los refugiados sirios en el país. «No hay duda de que la UE honrará sus compromisos», dijo el presidente de la UE, Jean-Claude Juncker.
Más temprano, Erdogan había afirmado que el ingreso del país al bloque «es todavía un objetivo estratégico». Turquía no permitirá que «ciertos círculos» impidan al país «ocupar su lugar como miembro pleno de la Unión Europea, respetado y con los mismos derechos», dijo Erdogan, sin explicitar a qué sectores se refería.
Asimismo, dijo que espera que sean removidos «los obstáculos políticos y artificales» que enfrentó el país durante el proceso de negociación, a fin de reanimar las negociaciones.
El encuentro en la ciudad de Varna, en la costa del Mar Negro, fue el primer encuentro del presidente turco con las máximas autoridades de la UE en diez meses.
Juncker manifestó en septiembre del año pasado que no veía a Turquía como un nuevo miembro de la UE a corto plazo, pese a lo cual dijo que quería mantener la mano tendida al pueblo turco.
La existencia de un estado de derecho debe ser la base para poder formar parte de la UE, y «eso impide la entrada de Turquía» por ahora, dijo entonces Juncker.
La UE rechaza el accionar del Gobierno turco tras el intento de golpe de Estado de 2016, tras el que se impuso el estado de excepción, fueron encarceladas decenas de miles de personas y unos 115.000 funcionarios acabaron destituidos o suspendidos.
El Parlamento Europeo señaló en julio pasado, cuando pidió suspender las conversaciones de adhesión, que las medidas adoptadas tras el intento de golpe «tuvieron efectos negativos desproporcionados y a gran escala sobre un gran número de ciudadanos, así como en la protección de las libertades fundamentales en el país».
Ankara responsabiliza de la intentona al clérigo Fethullah Güllen, que vive autoexiliado en Estados Unidos y cuyos presuntos seguidores son perseguidos ahora en Turquía.
Fuente(dpa)
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