Industria de vehículos de conducción autónoma enfrenta prueba crucial tras primera muerte
WASHINGTON – La muerte de una mujer en Arizona atropellada por un automóvil de conducción autónoma de Uber, la primera víctima fatal que involucra un vehículo de ese tipo, es un evento que la industria naciente ha temido desde hace tiempo y llega en un momento delicado.
El accidente del lunes, que involucró a un automóvil de Uber Technologies Inc, se perfila como la primera prueba importante respecto a cómo las autoridades y el público responderán a la nueva tecnología.
El hecho se dio en momentos en que las compañías han estado presionando para obtener la autorización regulatoria a fin de ofrecer servicios de viajes en vehículos sin conductor tan pronto como el próximo año.
El viernes Uber y Waymo, la unidad de automóviles de conducción autónoma de Alphabet Inc, escribieron a los senadores estadounidenses para instarlos a que aprueben una legislación automotriz sin precedentes “en las próximas semanas”.
Automotrices y compañías tecnológicas como Uber, General Motors Co y Toyota Motor Corp han realizado inversiones que dependen de revisiones significativas a las normas existentes de seguridad de vehículos, redactadas bajo el supuesto de que un humano con licencia siempre tendría el control de un auto.
Funcionarios de la industria han advertido que podría haber accidentes y muertes que involucren automóviles sin conductor, pero también han argumentado que se ahorrarían innumerables vidas adicionales cuando los sistemas programados para obedecer las leyes de tránsito reemplacen a conductores humanos distraídos, somnolientos o discapacitados.
Mark Rosenker, expresidente de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB, por su sigla en inglés), dijo el lunes que el público no debería reaccionar de forma exagerada ante el incidente de Uber. Señaló que 6.000 peatones y casi 40.000 personas mueren anualmente en las carreteras de Estados Unidos en más de seis millones de accidentes al año.
“Este va a ser un desafortunado obstáculo con el que tendremos que lidiar para recuperar la creencia (del público) de que estos dispositivos son seguros”, dijo Rosenker.
CP (Reuters)
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