«Una catástrofe»: El precio de un acuerdo entre el Vaticano y China
En la disputa por las concesiones de Francisco a Pekín, el cardenal de Hong Kong, Joseph Zen (http://oldyosef.hkdavc.com/), advierte de terribles consecuencias para los católicos en China.
«Por lo que puedo saber o suponer, será una catástrofe», dice en una entrevista con dpa en Hong Kong. El purpurado se refiere a un posible acuerdo inminente con Pekín según el cual el papa reconocerá a siete obispos de la Iglesia estatal «patriótica» que por su parte no aceptan la autoridad del papa.
Se cree que el papa anulará su excomunión. Los obispos fueron expulsados de la Iglesia porque haber aceptado su nombramiento por la Iglesia estatal en contra de la voluntad del Vaticano.
Todas estas diferencias han sido la causa de que Francisco aún no haya podido viajar a Pekín desde que es pontífice.
Se estima que más de la mitad de los más de diez millones de católicos en China rechaza el control del Estado y permanece fiel al papa, motivo por lo que muchos son perseguidos. El cardenal Zen advirtió en contra del reconocimiento de la Iglesia estatal por parte de Francisco. Desde su punto de vista, así se sometería también a aquellos católicos que hasta ahora han profesado su fe en la clandestinidad.
«Los ‘oportunistas’ son los ganadores», dice Zen. «Los pocos que aún se opongan en la comunidad estarán muy tristes por tener que abandonar toda esperanza en un futuro próximo», agrega el cardenal de 86 años retirado. Según explica, en enero ya le trasladó sus preocupaciones al papa.
«Muchos saldrán de la Iglesia clandestina para meterse en una jaula de pájaros», dice Zen refiriéndose a las restricciones de la Iglesia estatal. «Es más seguro y ahora tendrán la conciencia tranquila porque la Santa Sede dice que no pasa nada».
Pero tras décadas de resistencia con grandes víctimas, también habrá una gran decepción, advierte. «Muchos otros estarán muy tristes y puede que enfadados, se sentirán decepcionados».
La disputa se debe a la exigencia del pontífice de ser él el que nombre a los obispos de la Iglesia, algo que el Gobierno chino considera una injerencia en sus asuntos internos.
Cuando los comunistas llegaron al poder en 1949 rompieron toda relación con el Vaticano y fundaron en 1951 la Asociación Patriótica Católica. Los sacerdotes y las monjas que no aceptaron esta Iglesia estatal fueron encarcelados, golpeados y algunos asesinados. Quien continuara siendo leal al papa, tuvo que hacerlo en la clandestinidad.
Bajo el mandato del actual presidente chino, Xi Jinping, el control aumentó aún más. Por eso el experto en China Bernardo Cervellera, del servicio de noticias católico AsiaNews (http://dpaq.de/ZthVJ), se mostró escéptico con los planes del pontífice e hizo referencia a la continua presión a la que están sometidos los católicos y a la destrucción de iglesias en el país. «Cualquier acuerdo que no garantice una libertad religiosa más amplia es malo», sentenció.
A cambio del reconocimiento de los siete obispos de la Iglesia estatal, Pekín deberá en el futuro consultar al papa a la hora de elegir a los candidatos a obispo, según informaron los medios. Pero aún quedan numerosas cuestiones sin resolver, por ejemplo, qué ocurrirá con los más de 30 obispos clandestinos reconocidos por Roma, pero no por Pekín.
El activista de Hong Kong Kenneth Chan, que organizó una petición contra el acuerdo, criticó que este no ofrece «ninguna protección» a la libertad de culto.
En un principio un pacto sería motivo de celebración, «pero ¿con qué medios y a qué precio?», pregunta. Para poder entablar relaciones formales con Pekín, el Vaticano tendría que renunciar a sus vínculos con Taiwan, algo a lo que el papa estaría dispuesto, según los expertos. Pekín considera a la isla una provincia disidente.
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