Éxodo de venezolanos también azota a la industria petrolera
Los miles de rostros anónimos que cruzan las fronteras venezolanas en una fuga interminable de la pobreza, la escasez y la inflación, incluyen técnicos e ingenieros petroleros inconformes con sus sueldos en moneda nacional que se deprecian aceleradamente.
La diáspora venezolana ha difundido postales particulares en las fronteras con Colombia y Brasil, las de más fácil acceso a las distintas capas sociales. Los gobiernos de esos países comienzan a ver el éxodo con preocupación.
Cálculos independientes estiman que entre tres y cuatro millones de venezolanos han salido del país en una década, especialmente en los últimos cinco años.
La mano de obra en fuga incluye especialistas en áreas técnicas, petrolera, de comunicaciones, electricidad, educación, entre otros.
El secretario general del Sindicato de Trabajadores Petroleros y Gasíferos, Iván Freites, dijo que en los primeros meses de 2018 han renunciado unos 25.000 trabajadores de los 130.000 de la industria petrolera para buscar mejores oportunidades económicas.
«La industria petrolera se está quedando sin personal especializado. Eso conlleva a la contratación de personal sin conocimiento», dijo a dpa. «El Gobierno apela para cubrirlos al programa ‘chamba juvenil'», agregó sobre un plan oficial que ofrece primeros empleos, muchos de ellos temporales, a jóvenes.
Freites señaló que los trabajadores se van a «muchos otros países», buscando mejores ingresos, sobre todo remuneraciones en divisas.
Agregó que una de las áreas más afectadas es el sistema de refinación de crudo, que funciona a una parte de su capacidad.
«Hay una paralización de más de 60 por ciento del parque refinador. Esto ha llevado a los trabajadores especializados a buscar mejores empleos. Se van a cualquier parte del mundo, se van a donde sea», indicó.
«Algunos trabajadores ni presentan la renuncia. Se van de golpe», añadió.
La industria petrolera venezolana, con su empresa estatal PDVSA como bandera, fue considerada por años como una de las principales marcas del mundo en suministros seguros y refinación.
Nacionalizada en 1976 y concebida con escalas gerenciales apegadas a la llamada meritocracia, PDVSA sostuvo una dura pelea en 2002 con el presidente Hugo Chávez, quien en abril de ese año se desprendió por televisión y con un silbato de decenas de empleados rebeldes.
Chávez despidió a unos 17.000 de los 25.000 empleados de la petrolera y los sustituyó por una camada de personal políticamente afín al Gobierno. La nueva PDVSA fue proclamada «roja rojita», por la identificación de su personal con el socialismo bolivariano, y los expulsados buscaron colocación fuera del país.
PDVSA tiene una nómina de más de 100.000 trabajadores, pero su producción viene en un drástico descenso. De más de 3,5 millones de barriles diarios que producía en los primeros años de Gobierno de Chávez, actualmente bombea alrededor de 1,6 millones de barriles.
Ello ha recortado la entrada de petrodólares, en medio de una necesidad creciente del país de más ingresos. Una combinación de falta de inversión, desbandada de trabajadores y pérdidas millonarias por el bajo precio del combustible en el mercado interno agrava la crisis de la industria.
Freites alertó que uno de los factores que más golpea a la industria son los salarios en moneda local, afectados por una inflación que en 2017 superó 2.600 por ciento, así como las limitaciones impuestas por el control de cambio vigente desde 2003.
«La hiperinflación y la falta de inversión se unieron para provocar una situación bastante grave en la industria», señaló el sindicalista.
Las áreas técnicas, más allá de la petrolera, se ven igualmente afectadas por el éxodo de personal especializado.
El ingeniero de la Universidad Simón Bolívar José Manuel García, quien lleva adelante un emprendimiento de equipos hidráulicos, señaló que también es afectado por la dinámica del éxodo.
«En solo unos meses se ha ido la mitad del personal. Muchos de ellos a Colombia. Algunos desaparecen sin despedirse. Otros usan los equipos de la oficina para revisar ofertas de empleos en otros países», comentó a la dpa.
García señaló que para retener por un tiempo a su personal debe pagar montos cada vez más elevados. «Lo principal es la alimentación, ellos (los trabajadores) dicen ‘mi preocupación es sobrevivir’. Venezuela ha perdido mucho en dinero, pero en lo que se refiere a personal eso es incuantificable», aseveró.
Fuente (Por Néstor Rojas Mavares dpa)
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