Crisis: se rebasó el vaso de agua
NOTI-AMÉRICA PERÚ
Por Manuel Rodríguez Romero
La crisis que se vino anidando año tras año por culpa de la corrupción y de la clase política tradicional, ha rebasado el “vaso de agua”. El detonante ha sido la vacancia presidencial que el Congreso acordó y que propició que Manuel Merino asuma la Presidencia de la República para reemplazar a Martín Vizcarra.
Esta aguda crisis política, provocada por la desatinada decisión del parlamento, está llevando al país a una encrucijada, que no tiene una luz de esperanza para superarla en corto plazo, como quisiéramos los 32 millones de peruanos. Esta crisis es producto del abuso de poder, poder que emanó del pueblo, pero que los congresistas le dieron la espalda, con alevosía y premeditación.
La razón y la lógica común, fácil de entender, menos por la mayoría de políticos, nos aconseja que un gobernante debe dirigir los destinos de su pueblo en sintonía con él. “La voz del pueblo es la voz de Dios” es el proverbio que escuchábamos decir a nuestros abuelos, pero que los políticos no lo quieren entender.
Con las marchas de protesta en Lima y en todo el país, desde que asumió la presidencia Manuel Merino, y que al parecer seguirán en los días siguientes, son una clara prueba de que el pueblo no comulga con este gobierno al que califican de ilegítimo o espurio. Sobre todo, hay que destacar que estas protestas significan el despertar de los jóvenes, que estaban decididos a lograr su objetivo: la renuncia de Merino.
Lo cuerdo o sensato era la no vacancia y que Martín Vizcarra termine su mandato el 28 de julio del 2021 y que al término de él sea juzgado por las imputaciones que le hacen desde el Congreso y que el Ministerio Público lo investigue, sin llegar aún a comprobar delito alguno. Las marchas de protesta no son en defensa de Vizcarra sino por la institucional y gobernabilidad, teniendo en cuenta que atravesamos una emergencia sanitaria, sino también una crisis económica, política y moral. Es decir, casi todas las pestes juntas, y encima una desatinada vacancia producto de la ceguera del poder.
Debemos ser claros. Esta aguda crisis no se ha generado ahora, Lo que ha ocurrido ahora, para graficarlo, es una explosión, al romperse el “dique” de contención. La corrupción es la madre de todos los males. Esta ha existido siempre. En el Perú hay corrupción desde los primeros meses de la vida republicana, es decir desde hace 200 años.
Los grandes culpables de la corrupción son los gobiernos y los partidos políticos. Muchos de ellos ven al Estado como un botín, al que hay que llegar para repartirse la torta. Utilizan la débil democracia para auparse al poder, utilizan a los electores hasta que consiguen su objetivo y luego se olvidan de ellos, y gobiernan a nombre del pueblo, pero, lo real, actúan contra el pueblo.
Es hora que el pueblo peruano salga de esta cruda y dramática realidad., Ya sufrió más de tres siglos de explotación española y siguió siendo explotado los últimos 200 años por grupos de poder, con una clase política al servicio de los poderosos. Es hora que a partir del Bicentenario de la Independencia española, el Perú inicie una nueva etapa de su historia, liberándose de la crisis económica, de la corrupción. Los peruanos queremos un gobierno solidario, con rostro humano, queremos un presidente que sintonice con el pueblo, que sirva a las mayorías más necesitadas, que también tienen derecho al bienestar y a ser felices. Entonces seremos realmente libres.
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