El ahorro a largo plazo
Dr. Ronny González, Ph.D.
Febrero 18, 2020
El desconocimiento, la falta de recursos y una visión de corto plazo; son algunas de las razones que justifican el insuficiente esfuerzo de muchas personas por realizar ahorros a largo plazo. Los recursos económicos son un bien limitado y necesitamos empezar a pensar cómo administrarlos no solo en el corto plazo, sino a lo largo de toda nuestra vida, puesto que en la jubilación veremos reducido nuestro nivel de ingresos respecto a la etapa actual o de actividad plena, claro está seguiremos teniendo necesidades económicas, que además serán crecientes por diversas razones:
- Las pensiones tienden a reducirse, esto por cuanto los cambios introducidos en las recientes reformas ligan las primas económicas a la esperanza de vida, es decir, al vivir más años, cobraremos pensión durante un mayor periodo, por lo que para que el sistema sea equitativo el pago anual será menor.
- El aumento en la esperanza de vida nos va a exigir más dinero para disfrutar de una jubilación plena. Seguramente necesitamos cultivar o adoptar ciertos productos que requerirán que nuestra situación económica no sea austera.
- Ligados también a esta mayor longevidad pueden aparecer gastos relacionados con los cuidados de salud y de residencia.
Dado que ese intercambio de consumo presente por consumo futuro (ahorro) es sin duda un sacrificio y tiempo de espera para ver frutos, deberemos tener un gran incentivo a realizarlo de forma correcta y organizada. Y una de las mejores maneras de conseguirlo es comenzar a ahorrar con la mayor antelación posible.
Pensemos en el caso de un trabajador que quiera planificar su jubilación, y realice el interesante ejercicio de cuantificar cuánto ahorro desea tener al finalizar su etapa laboral y jubilarse. Digamos que esta persona determina que con US$100.000 dólares puede complementar su futura pensión pública durante 15 años y ese es su objetivo por tanto.
Es evidente que si comienza a ahorrar en los primeros años de su vida laboral, por ejemplo a los 30 años, el esfuerzo que deberá realizar será notablemente menor que si cae en la cuenta de esta necesidad a los 50 años. Lógicamente los ingresos serán con alta probabilidad más altos a los 50 años que a los 30 y podrá parcialmente compensar el esfuerzo más modesto realizado en los inicios. Pero no olvidemos una cosa: el importantísimo efecto del tiempo en el ahorro. Pequeñas cantidades ahorradas en largos plazos, consiguen efectos sorprendentes gracias al interés compuesto.
Si por cualquier razón nos estamos desviando de nuestro objetivo de ahorro o la inversión no ha cumplido las expectativas que inicialmente teníamos, podremos rediseñar la estrategia y replantear los objetivos con mucha más tranquilidad que en el caso de que necesitemos ahorrar en un corto periodo de tiempo.
El objetivo de ahorrar para la jubilación debe ser primordial para cualquier trabajador. Y no solo eso, sino que como hemos dicho, debe empezar con la mayor antelación posible.
Sin embargo, esto no significa que en la vida no puedan surgir imprevistos financieros. Es más, es algo de lo más habitual. Por eso, aunque nuestra estrategia de ahorro deba ser a largo plazo y sin desviarnos del fin, será más que probable que en algún momento debamos desviar recursos para ciertos imprevistos. Haber comenzado a ahorrar con tiempo y con una estrategia ordenada hará que el impacto de estos imprevistos sea menor y que podamos retomar la senda del ahorro para el objetivo principal con rapidez y menor esfuerzo.