Venezuela. Guyana al servicio de Exxonmobil: El estado vendido a una corporación
NOTI-AMÉRICA VENEZUELA
En los últimos años, Venezuela ha sido testigo de la actitud agresiva de Guyana en la disputa por el Esequibo. Con acciones unilaterales en el marco de la controversia territorial, negando los derechos históricos venezolanos y violando el mecanismo consensuado de resolución, el Acuerdo de Ginebra de 1966, se entreteje una trama en la que la influencia corporativa es la fuerza conductora.
La atención se dirige, como bien sabemos, hacia ExxonMobil, cuya sombra se proyecta sobre las reservas estratégicas en la fachada atlántica de la Guayana Esequiba. ¿Cómo ha logrado esta corporación estadounidense penetrar en Guyana, moldeando su postura y desencadenando una serie de eventos que trascienden al punto de la confrontación violenta contra Venezuela, poniendo en riesgo la seguridad de la región?
En su artículo titulado “Cómo Exxon conquistó un país sin disparar un tiro” publicado en The Intercept, la periodista Amy Westervelt desglosa meticulosamente las formas corruptas con las que ExxonMobil ha tejido su telaraña de influencia en el Estado guyanés, a partir de un caso judicial que recientemente tuvo una sentencia favorable a los ciudadanos guyaneses contra ExxonMobil y la Agencia de Protección del Medio Ambiente de Guyana (EPA, por sus siglas en inglés).
Dos ciudadanos guyaneses fueron los que presentaron el caso acusando a la EPA de no obtener una garantía de ExxonMobil o su subsidiaria, Esso Exploration and Production Guyana Limited, de que la compañía cubriría todos los costos relacionados con un posible derrame de petróleo.
El proyecto de perforación de ExxonMobil en Guyana es el más arriesgado debido a que implica una intensa presión sobre equipos complejos. Las propias evaluaciones de impacto ambiental de la compañía indican que un desastre de este tipo en Guyana podría enviar petróleo a las playas de 14 islas caribeñas diferentes, la mayoría de las cuales dependen de la pesca y el turismo, y todo lo cual podría responsabilizar a Guyana por los daños.
Esso se unió al caso con la EPA, argumentando que los demandantes estaban malinterpretando la ley, que se había llegado a un acuerdo entre la empresa y la agencia, y que los ciudadanos guyaneses no tenían derecho a presentar este tipo de casos de todos modos. El juez Sandil Kissoon falló a favor de los demandantes en todos los ámbitos, concluyendo que los requisitos de seguro y garantía estaban claramente establecidos en el permiso de Esso, que la EPA no obtuvo esas garantías y que los ciudadanos guyaneses tenían todas las razones para cuestionar ese fallo.
“En Guyana, se ha vuelto difícil distinguir dónde termina la compañía petrolera y dónde comienza el gobierno. Los ejecutivos de ExxonMobil se unen al presidente guyanés en su suite en los partidos de cricket, y el vicepresidente organiza regularmente conferencias de prensa para defender a la compañía petrolera. Vincent Adams, un ingeniero petrolero guyanés y exjefe de la EPA del país, ha sido uno de los críticos más duros de la agencia”.
Adams, quien trabajó en el Departamento de Energía de Estados Unidos, habla sobre la falta de supervisión y monitoreo en la producción petrolera en Guyana por parte de ExxonMobil. Menciona que, durante su tiempo de trabajo en Estados Unidos, siempre había personal en alta mar para supervisar las operaciones de las compañías petroleras. En Guyana esta supervisión ha sido cancelada y los archivos y permisos de la transnacional están bajo llave en la oficina del director.
¿NEGOCIOS TURBIOS? EL CRÍQUET LOS ENCUBRIRÁ
En respuesta a la orden de Kissoon, la EPA fue instruida a emitir de inmediato una acción de cumplimiento contra Esso, exigiéndole una garantía financiera ilimitada de ExxonMobil y evidencia de un seguro de responsabilidad civil adecuado. La EPA apeló la decisión, y el 8 de junio, un juez de la corte de apelaciones suspendió temporalmente la orden hasta que se resuelva la apelación, aunque solicitó que Exxon presente una garantía provisional de 2 mil millones de dólares.
En el artículo, la abogada local del caso, Melinda Janki, opina que independientemente del resultado de la apelación, esta situación representa una victoria importante para los guyaneses frente a ExxonMobil en los tribunales.
Durante el gobierno de Cheddi Jagan a principios de los 1990, Melinda Janki, entonces inmersa en la esfera corporativa, se involucró en la redacción de la Ley de Protección del Medio Ambiente en 1994, siendo contratada como consultora para dicho proceso. La versión de la ley propuesta por Janki fue oficialmente ratificada en 1996. En los años subsiguientes, el país celebró su primer contrato petrolero con una asociación entre ExxonMobil y Shell, aunque no hubo mayor repercusión con las leyes puesto que no se iniciaron exploraciones importantes durante esos años. Janki también abogó por la inclusión de una enmienda en la Constitución para proteger el derecho humano a un medio ambiente sano, logrando su ratificación en 2003.
Después de que Venezuela nacionalizara el petróleo y expulsara a las grandes petroleras extranjeras en 2008, entre ellas ExxonMobil, las compañías comenzaron a explorar las aguas no delimitadas con Guyana, bajo la autorización unilateral e ilegítima de Georgetown. Fue precisamente ExxonMobil la empresa que, en 2015, anunció el descubrimiento de importantes reservas de petróleo ligero y dulce de alta calidad.
Este hallazgo generó una gran expectativa entre la gente, que no fue espontánea, sino manipulada por la empresa y el gobierno, quienes promovieron activamente la idea de la riqueza petrolera en Guyana. Como parte de esta estrategia, ExxonMobil patrocinó un importante torneo de críquet y transmitió los juegos por televisión.
“‘Cuando caminabas por las calles, escuchabas a todos los guyaneses decir: ¡Gracias a Dios por Exxon! Si no fuera por Exxon, nunca habríamos podido ver el críquet en vivo por televisión’, dijo Glenn Lall, editor de un periódico local, Kaieteur News. —¿Ves lo peligroso que es eso?”.
Organizaciones como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial son capaces de admitir que el acuerdo entre ExxonMobil y Guyana es injusto para el segundo. En respuesta a esa verdad evidente y controversial, la compañía recurre a exaltar los aportes de patrocinio y conservación del críquet. El artículo describe una de las campañas publicitarias lanzadas el año pasado respecto a eso.
“El equipo de marketing de Exxon armó un video de Facebook que comienza, ¿dónde más? — en el Estadio Nacional de Críquet. El primer minuto y medio se centra en las inversiones de la compañía en el críquet antes de que el líder de relaciones públicas de Exxon salga a las calles, eligiendo a personas ‘al azar’ para hablar sobre el contrato. Y luego de vuelta al estadio de críquet para un resumen”.
El compromiso de la empresa con el críquet guyanés se ha elevado en marzo, cuando anunciaron una inversión de 17,7 millones de dólares en la construcción de un nuevo estadio en la región más oriental del país, cerca de futuras instalaciones de exportación de petróleo y gas.
LOS ABUSOS DE PODER EN DETRIMENTO DE LA POBLACIÓN
Janki ha presentado siete demandas contra el gobierno para asegurar el cumplimiento de las leyes ambientales que ayudó a redactar. Solo dos de estas demandas han sido resueltas a favor del país. En 2020, se logró reducir el permiso de perforación de ExxonMobil de 23 a cinco años. La otra “victoria” es la relatada al principio de este artículo, sin contar con el resultado que habrá tras la apelación hecha por EPA.
El intento por hacer cumplir las leyes ambientales en Guyana se enfrenta a numerosos obstáculos. La falta de abogados y secretarios que no estén en conflicto de intereses con ExxonMobil es solo uno de ellos. Además, ExxonMobil financia organizaciones conservacionistas que podrían oponerse a sobre cómo se están explotando los recursos en alta mar. Un ejemplo de esto es el Centro Internacional Iwokrama para la Conservación y el Desarrollo de la Selva Tropical, considerado “la joya de la corona de la conservación en Guyana y líder mundial en silvicultura sostenible”.
Por otro lado, según la investigación publicada por The Intercept, ExxonMobil y el gobierno han contratado a periodistas para controlar la información sobre la extracción de petróleo y gas en el país. La oferta incluye un gran aumento salarial, un título elevado y un automóvil gratis, lo que ha llevado a muchos periodistas a aceptar la propuesta. Esto ha dejado al país con muy pocos periodistas que informen sobre el tema con ojo crítico.
Los oscuros elementos que rodean las actividades de la transnacional estadounidense ni siquiera son compensados con inversión social efectiva para sacar a los guyaneses de la pobreza, más allá de estrategias de marketing para aupar la idea de que algo de la riqueza le tocará a la población. Es de conocimiento público que los acuerdos con ExxonMobil se han establecido en condiciones desfavorables para Guyana, especialmente en lo que respecta a la repartición de los beneficios generados por la explotación de los recursos.
Y a eso le precede el historial del gobierno guyanés en la gestión de otros recursos naturales, incluyendo los que corresponden a la Guayana Esequiba.
“‘¿Dónde está el dinero del oro? ¿Dónde está el dinero de la bauxita? ¿Dónde está el dinero de los diamantes? ¿Dónde está el dinero del azúcar? ¿Dónde está el dinero de la agricultura? ¿Dónde está el dinero de la pesca, etc.? La lista es casi interminable porque estamos muy llenos de riqueza’, apunta Janki. ‘Y, sin embargo, la gente de este país es pobre’”.
Fuente: Mision Verdad.
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