El cariz de la unión Por: Isaías Márquez

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El cariz de la unión

Isaías Márquez

Primordial en la política integracionista hemisférica del Libertador Simón Bolívar, que determinó la lucha por la Independencia, y manifiesta en la Carta de Jamaica (6/9/1815) así como en su Discurso de Angostura (15/2/1819); en ambos documentos expone la importancia de la unidad en función del bien común, que buscará reforzar mediante la celebración del Congreso Anfictiónico de Panamá (6-7/1826) donde establece las bases jurídicas que habrían de regular la vida  internacional de las nuevas naciones (génesis de la OEA actual), realización que anunció al Gobierno de Buenos Aires: “ …nos apresuraremos en el más vivo interés a entablar por parte nuestra el pacto americano, que formando de todas nuestras repúblicas un cuerpo político, presente a la América al mundo con un aspecto de majestad y de grandeza fuera de las naciones antiguas. La América así unida, si el cielo nos concede este deseo, podría llamarse la reina de las naciones, la madre de las repúblicas”.

Obviamente, mientras las armas se aprestaban para la Campaña de Ayacucho, había sonado claramente, la hora de organizar al continente americano sobre las bases de un pacto de derecho que asegurase la vigencia de los ideales y de los principios democráticos.

Más aún, murió el Libertador con el pensamiento de que “si su muerte contribuía a la consolidación de la unión, bajaría tranquilo al sepulcro”.

Al umbral de la Gran Logia República de Venezuela podríamos apreciar una frase suya: “Unión, unión o la ambición os devorará”.

Hoy por hoy, Venezuela se debate en el intríngulis de las vorágines políticas, imperiales y hasta personales debido a su potencial en recursos naturales, semillero para el desarrollo y perpetuación de regímenes inhibidores de toda iniciativa y progreso de desarrollo humano. Ínterin, el tiempo y las oportunidades pasan inexorablemente y sin esperanza alguna de retorno.