El Banco Mundial, a través de su ranking denominado Doing Business, ha clasificado los 12 países de América Latina en función de 12 áreas del ciclo de vida de las empresas. El objetivo es el de determinar cuáles son los países más adecuados para invertir y, por otro lado, conocer aquellos que no cuentan con las mejores condiciones para ser objeto de inversión. La apertura de la compañía, el manejo de permisos de construcción, el pago de impuestos, la obtención de electricidad, el registro de propiedades, la obtención de crédito, la protección de los inversores minoritarios o el comercio transfronterizo, son algunos de los puntos más importantes que evalúa el ranking elaborado por el Banco Mundial.
La regulación del mercado laboral y las contrataciones con el Gobierno son también algunos de los aspectos tenidos en cuenta a la hora de clasificar a los países. La lista estaba encabezada por Venezuela, cuya economía lleva décadas lastrada por el régimen chavista. La inflación de su moneda – el bolívar – es uno de los aspectos más importantes. Su depreciación es tan alta que, ahora mismo, un euro es equivalente a más de 3.800.000 de bolívares. También es importante recordar que hace tiempo el líder y máximo responsable de la desastrosa situación económica de Venezuela, Nicolás Maduro, decidió quitarle cinco ceros a la moneda hace tres años.
Los países que completan la lista como los cinco peores países de Latinoamérica para invertir son Haití, Bolivia, Nicaragua y Honduras. No obstante, hay países que, a pesar de estar fuera de los cinco, lideran la lista en algunas de las áreas sometidas a evaluación, como es el caso de Argentina. El país presidido por Alberto Fernández encabeza el ranking de países con mayor carga fiscal sobre el sector forma de la economía, no sólo de toda la región, sino de todo el mundo. Este factor es de lo más negativos ya que es una de las claves a la hora de tomar la decisión de invertir en un país o en otro.
En relación a esa área, Matías Olivero Vila, socio del departamento de Impuestos del estudio Bruchou, un estudio jurídico argentino, y Fernando Guntern, presidente del departamento de Política Tributaria de Copal, analizaron lo publicado y destacaron que “se suma también el aumento del 35% al impuesto a las ganancias para las sociedades, el cual retrocede con la reducción adoptada por Mauricio Macri durante su gestión, lo que lleva no sólo a una merma en la inversión privada, sino que también posibilita una mayor inflación”.
Y es que, en líneas generales, el puesto de Argentina está lejos de ser bueno. De los 190 países analizados por el ranking Doing Business del Banco Mundial, los argentinos se encuentran en el puesto número 170 en lo que respecta al sistema tributario de cada país. Guntern, tomando como referencia el estudio elaborado por el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), ha explicado las graves consecuencias que ha tenido la pandemia y todas las crisis derivadas de ella para el cambio que se estaba produciendo en su país: “Hubo una tendencia a la baja entre 2016 y 2018, pero en 2019 con la crisis, el cambio de gestión y la pandemia, los cambios quedaron frezados o se revirtieron”.
Los datos publicados por el Banco Mundial no pillan por sorpresa a nadie, aunque sí es cierto que desde Argentina no esperaban encontrarse liderando algunas de las peores áreas analizadas. También es cierto que la labor de cambio en la que llevaban trabajando tiempo justo antes de la pandemia de la COVID-19, se ha visto gravemente afectada y su recuperación aún está lejos de alcanzar los niveles anteriores a la llegada de la pandemia.
Coordinador de América Latina: José Antonio Sierra
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