EL FALSO PRECEPTO DE LA DOCTRINA IMPERIALISTA
Desde el inicio de los tiempos cuando la humanidad buscaba organizar sus comunidades y comenzó a delinear lo que en la actualidad es la sociedad se conformó la idea de hacer valer el poder por encima del más debil, así fue como surgió «el imperialismo».
Aunque muchos usan el término imperialismo acorde a sus propios intereses éste no es más que la ejecución de la ley del más fuerte en la búsqueda de ocupar espacios y territorios, de fortalecer gobiernos basados en la firme idea de controlar las economías y de demostrar las capacidades productivas para manejar los mercados en su beneficio.
Sin embargo, como es costumbre en el discurso gubernamental surge constantemente el ataque «imperialista» como un arma para desprestigiar el manejo económico de los países potencia que están adelantados en materia de tecnología y desarrollo social, cultural y político.
Lo interesante de toda esta parafernalia de poca inteligencia, pero si de mucha manipulación de masas, es que ha conseguido resultados positivos al lograr convencer a una sociedad carente y empobrecida que ve con buenos ojos ser alimentada por el Estado, y ser tomada en cuenta para obtener una vivienda que pasado el tiempo, dadas las pésimas políticas y sistemas de organización institucional, se queda en el limbo, y termina siendo gratuita, o sea resulta ser una pérdida de recursos que no vuelven a las arcas gubernamentales.
Retomando el tema «Imperialismo», y su categorización «chavista de «anti-Imperialismo», sería pretender luchar contra los grandes consorcios económicos que durante décadas han fomentado crecimiento financiero y demostrado que consecuencia de buenas administraciones se consiguen excelentes transacciones, y por consiguiente la utilización de mano de obra altamente calificada para operar dentro de dichas organizaciones, no dejando de lado el sector obrero y de bajo perfil que es el que decide defender a «capa y espada» los regímenes que buscan ostentar el poder apoyados por los más débiles.
No se puede dejar de lado las discordancias políticas en los últimos años, que le ha dado espacios a ganar al partido -PSUV., no obstante las pruebas de acoso y represión a los sectores públicos y privados por las carencias económicas en el país han dejado debilitada la fuerza política del gobierno.
En tal sentido, queda demostrado que al igual que los mal llamados capitalistas, los no tan desestimados socialistas, enmascarados en el «comunismo», son quienes han sido verdaderos represores y manipuladores mediáticos, escudados en el populismo usan a los más pobres para alimentar ideas de una vida digna que a la vista es más indigna y destructiva de sociedades en proceso de desarrollo, y en el caso de Venezuela organizadas, pero vulnerables ante falsos preceptos.
Ahora, tras un quinquenio, una intromisión institucional impuesta, una identificación directa del sector castrense en apoyo al gobierno las fuerzas opositoras se fortalecen con un discurso dirigido a rescatar la igualdad, y no al «divisionismo» perpetrado por el sistema impuesto por Chávez, quien aplicó una verdadera filosofía a lo Maquiavelo.
El tema IMPERIALISMO, y ANTI-IMPERIALISMO no se reduce a un simple escrito que trata de mostrar que el uso de la sintaxis y la utilización del término a favor de un discurso, «malintencionado» sólo deja pobreza y carestía como resultado de abuso de poder y sometimiento del más débil, y este es el caso de la sociedad venezolana. Quién se niegue a ver la realidad que se vive en el país, es porque no vive en esta patria, y no siente cómo su calidad de vida se desmejoró y se empobreció hasta tal punto de no poder ni mantener el vehículo que con esfuerzo logró por su trabajo, o por el hecho de no tener para comer o dinero para poder vestir o calzar a su progenie.
No es repetir el discurso es que durante varios años mermó la posibilidad de mantenerse económicamente, y quienes tienen el poder de cambiarlo se arraigan a la idea de culpar a otros de las acciones cometidas en hechos de palpable corrupción.
Resta continuar luchando por hacer entender a esta sociedad vulnerable que la verdadera esencia de un cambio está en cada uno de los seres humanos pensantes y deseosos de vivir bien por el mérito del trabajo y la idea de una mejor calidad de vida, en democracia, con verdadera libertad de expresión y no con la imposibilidad de movernos con libertad, seguridad y posibilidad por la tierra que nos vio nacer.
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