La interminable profecía
Sainete en cápsulas
La interminable profecía
El futuro de Venezuela tal vez no esté en el movimiento emocional y de buena gana de las barajas en un mesón estratégico. O los cambios necesarios se concreten porque se tuvo un sueño surrealista y se empalmó una visión de que caían los tormentos de un porrazo internacional.
Siempre se contenía el aliento al presentir que algo podría suceder. Que bajaría la gente de los cerros de Caracas de forma raudal y sin contemplar otro ideal, sólo el acomodo justo de los entuertos nacionales. Que se reduciría a polvo las fanfarronadas del poder, con una medida de pueblo al final del camino de la tolerancia.
Se habla ahora que tribunales internacionales azotarán un dictamen placentero y harán justicia a las maneras correctas, expulsando a un gobierno con los criterios desacomodados, carente de la virtud del saber gobernar para la paz, el desarrollo y la pluralidad verdadera.
Pero ahora no sólo se siguen escuchando con atención a esos raros visionarios de nervios templados y que defienden con celo sus profecías del azar, sino además se cree en cualquier postulado de que las decisiones están tomadas y pronto se desatarán las cadenas del autoritarismo venezolano.
La realidad es que Venezuela está en una zanja en la cual todo se devuelve. Medida tras medida, ocurrencia tras ocurrencia, partiendo del tablero mal ensamblado de Miraflores, no logran modificar la confusión y el infortunio que aflige al venezolano común.
Substraer cero a los billetes no acomoda en nada la economía. La única intención es manipular la psicología del ciudadano, no sólo para prepararlo para un probable aumento del combustible, sino hacerlo creer que la inflación se tomó un descanso. Pero esas maniobras tienen poco octanaje, cuando se revisa en la cartera y al presupuesto familiar también le faltan esos ceros a la hora de adquirir los productos primordiales.
Estas maromas de entretenimiento para el colectivo se han vuelto tan repetidas como insuficientes. Nada detiene la diáspora desoladora del nuevo emigrante. Nada levanta el ánimo a una población agotada de las mismas decisiones, las cuales sólo apuntan a mantenerle los privilegios a los atrincherados en la Presidencia y continuar cociendo los negocios del país.
Pero los acontecimientos parecen no detenerse. Son otras las realidades, distintas a ese pasado tan complicado, en el cual funcionaban las cortinas de humos y los caprichos de los dictadores. Tiendo a hablar en plural, pues son varios los títeres dirigidos desde Cuba y preparados con los pormenores para la destrucción de nuestra amada nación.
Hoy sí, creo en las predicciones, hasta de los más ignorantes de esas artes iluminadas de vaticinar el futuro. No juzgo al tarot, ni a las bolas de cristal y ni a esas efusiones de optimismo que atiborran las redes sociales. Pero algo debe suceder en poco tiempo.
No es fortuito el acercamiento desesperado de EEUU con los países de Sudamérica. Tampoco es casual el despertar de las protestas, frente a un rumbo descarrilado y un discurso político envuelto en paradojas permanentes. Y mucho menos que ya no se escuche el eco de las defensas interesadas, para proteger a un sistema que fabrica pobreza sin contemplación.
No sé si provendrá de la traición de algún allegado al mandatario venezolano, si el hemisferio hizo causa común por el reacomodo continental, si EEUU y Europa se unieron para devolverle un país con lógica a los emigrantes o los sacrificios rebosaron el tarro de la paciencia del pueblo, pero la fe por un cambio en Venezuela prevale ante el abuso de la siembra de desaliento y terror. Posiblemente sólo reste la última prueba, para encontrar el camino de la libertad tan anhelada.
MgS. José Luis Zambrano Padauy
Ex director de la Biblioteca Virtual de Maracaibo “Randa Richani”
zambranopadauy@hotmail.com
@Joseluis5571
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