CALDERA Y CAMILO TORRES. El demócrata y el cura guerrillero. Por: Domingo Carrasquero R (*)
CALDERA Y CAMILO TORRES. El demócrata y el cura guerrillero.
Domingo Carrasquero R (*)
“….puede haber acciones teológicamente justificables, que sin embargo no son convenientes desde el punto de vista el interés social y de sus resultados objetivos”
Refiere Rafael Caldera líder político venezolano, fundador del partido Social Cristiano Copei, en su libro “Especificidad de la Democracia Cristiana” que con ocasión de una visita a Bogotá en el año 1964, con motivo de la asamblea fundacional del Partido Social Demócrata Cristiano de Colombia, tuvo la oportunidad de dialogar con el sacerdote colombiano Camilo Torres, por quien tuvo amistad y sintió gran estimación y aprecio. En esos momentos el sacerdote y sociólogo graduado en la Universidad de Lovaina, estaba dedicado a labores docentes y de asistencia espiritual con jóvenes estudiantes. Caldera ya en esa época, había sido candidato presidencial en tres oportunidades sin lograr la victoria, y sin amilanarse se estaba preparando sin duda, para una nueva contienda electoral por venir por la presidencia de Venezuela.
Relata que ya en esos momentos “el cura expresaba su convicción de que en una sociedad como la colombiana, los cambios sociales tenían que darse por la vía violenta, y sin ella no se podía obtener una transformación del orden social. Invocaba el cura argumentos muy fuertes desde el punto de vista teológico para justificar el camino de la violencia. Expresaba que de acuerdo con el pensamiento más autorizado de los padres de la iglesia, cuando se es víctima de una injusticia y se carece de oportunidades para hacerle frente, es lícito recurrir a la violencia para librarse de ellas”.
Le argumentaba Caldera, “que la cuestión no debía plantearse únicamente desde ese punto de vista, que podría considerarse una teología de la violencia, sino más bien de lo que se llamara teología de la violencia sociológica. Ya que puede haber acciones teológicamente justificables, que sin embargo no son convenientes desde el punto de vista el interés social y de sus resultados objetivos. La acción de una persona que tiene hambre o que carece en el seno de su hogar de los medios para satisfacer sus necesidades esenciales y asalta en la calle a un transeúnte o atraca a un negocio para satisfacer esa necesidad puede justificarse desde el punto de vista moral y hasta resultar exenta de pena en el ordenamiento jurídico, pero desde el punto de vista de la realidad social resulta contraproducente y en vez de producir el beneficio a que lógicamente debería aspirar aquel necesitado, causa mayores males de los que se trata de conjurar”.
Continuaba argumentando “Se puede llegar a admitir que la violencia sea licita en una sociedad dominada por estructuras dominadas por estructuras oligárquicas que mantienen férreamente controladas la organización social y no ofrecen esperanzas de posibilidades de cambio. Pero en la medida que esos sistemas permitan la formación de una nueva conciencia, la propagación de nuevas ideas, la organización de nuevos cuadros; esta posibilidad es más recomendable que el recurso de la violencia, cuyo resultado es imprevisible y con frecuencia suele conducir a la implantación de injusticias peores de las que se pretende remediar”.
Camilo Torres en coherencia con su prédica, tiempo después, abandono su misión pastoral, se unió a la guerrilla del ELN, donde tuvo una efímera vida como guerrillero, muriendo en uno de sus primeros combates con el ejército colombiano. Se convirtió luego en un icono político revolucionario, donde su actuación y su figura sirvieron de guía a muchos jóvenes que admiraron su decisión: equivocada o no. En las calles de las principales ciudades universitarias venezolanas, se podían ver afiches con el rostro cuestionador del malogrado cura, con una leyenda que decía -“Ser cristiano es ser de izquierda”- su figura el tiempo la diluyó; hoy en día los grupos guerrilleros colombianos se están pacificando, entregando sus armas, acogiéndose a las condiciones acordadas con el gobierno colombiano y buscando reintegrase al proceso democrático.
Caldera, uno de los padres de la democracia venezolana; como se sabe fue candidato ganador en las siguientes elecciones, 1968; siendo reelecto en los comicios de 1993, demostrando la vigencia de las instituciones democráticas, hoy en día tan maltratadas en el país.
(*) economista y escritor venezolano
Comentarios recientes