Venezuela, una censura de medio siglo construida siempre desde el poder
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Venezuela, una censura de medio siglo construida siempre desde el poder
Periodistas de Venezuela reconstruyen con sus relatos cómo han vivido episodios de censura o agresiones desde fines del siglo pasado, antes incluso de que el comandante Hugo Chávez arribara al poder en un ya lejano 1999, derrumbando en ese entonces el Pacto de Punto Fijo, el acuerdo que instauró una repartición bipartidista del poder entre Acción Democrática y COPEI. Sus historias permiten hilvanar cómo el ejercicio periodismo se fue precarizando a través de un camino décadas, donde las noticias comenzaron a esconder la verdad.
Erika Rojas y Leandra Medina Fuentes
Fotos: Fernando Sánchez (Cortesía)
Diseño gráfico: Sebastián Padilla
“Hoy estamos fuertemente atacados todos los periodistas porque buscar la verdad (…) esa verdad que esconden, que guardan o que encierran las noticias se ha hecho cuesta arriba”, sopesa desde Venezuela el presidente del Colegio Nacional de Periodistas, Tinedo Guía.
La periodista Ana María Hernández Guerra contrapuntea que las dificultades en el ejercicio del periodismo en su país existieron durante décadas, aunque en cada gobierno con un estilo particular.
“Por ejemplo -detalla- a mí me tocó trabajar en el Nuevo País y sencillamente la figura del presidente Jaime Lusinchi (1984-1989) no se tocaba, ni tampoco a su entorno (…). Cualquier cosa que saliera de ellos, era ‘caca’ (…) porque el dueño del periódico, Rafael Poleo, estaba a favor de Lusinchi”.
La crisis del periodismo -ahonda- se aceleró a partir de 1989 con la llegada de Carlos Andrés Pérez a la Presidencia, en la antesala de una gran recesión económica, lo que obligó a Venezuela a pactar con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Por cierto, las medidas económicas aplicadas entonces originaron un descontento social que culminó en el estallido social conocido como “El Caracazo”, el que dejó cientos de muertos el 27 de febrero de 1989.
Ese suceso marcó uno de los primeros cambios en el ejercicio del periodismo en Venezuela, según Ana María Hernández Vallen. “Francisco Solórzano, conocido como ‘Frasso’, logró fotografiar ciertos hechos y a través de sus denuncias publicadas en el diario El Nacional, fue que se conocieron las fosas comunes de ‘La Peste’. En ese momento, se hizo un alto en el periodismo (…)”.
Los censores del Caracazo
Luego de “El Caracazo”, el comandante Hugo Chávez y varios oficiales de jerarquías medias de las Fuerzas Armadas protagonizaron un intento de golpe de Estado, el 4 de febrero de 1992. “(En ese escenario) vi lo que era la censura, dice Ana Hernández.
“Se publicaron los periódicos con partes en blanco, porque estaban ‘los censores’ que eran idénticos a los ‘hombres de negro’”, contó la periodista Ana María Hernández Guerra, quien todavía prestaba servicio en El Nuevo País.
“Los censores”, por cierto, eran personal civil y efectivos de los cuerpos policiales venezolanos que aprobaban la publicación de determinadas informaciones, según la fuente del periodista.
En esos días, de hecho, el diario El Tiempo de Colombia, publicó una crónica titulada Allanan Diario Venezolano. “El Fiscal General de la Nación, Ramón Escovar Salom, denunció la censura como algo que va en contra de la democracia y le pidió al Gobierno que restituya la libertad de expresión”, acotó el artículo.
En los meses siguientes, el 27 de noviembre, el presidente Pérez se enfrentó a una segunda Rebelión Cívico-Militar. Bajo ese contexto las agresiones, censuras y cierres a medios de comunicación continuaron. Pérez no logró revertir la caída de su gobierno, en medio de la crisis.
Previsiblemente, el 2 de febrero de 1999, Hugo Chávez llega a la Presidencia. “Gana con casi el ochenta por ciento de los votos, y ocurrió una cosa terrible para mí (…) los medios de comunicación se olvidaron, sencillamente que eran medios de comunicación (…) hubo mucha rendición, ‘rodilla en tierra’ hacia ‘el comandante’. Lamentablemente, eso fue así”, opina Hernández.
El periodista Andrés Cañizález (2017), en un ensayo titulado Periodismo y poder en la Revolución Bolivariana (1999-2001), indicó que esa “suerte de sintonía entre Chávez y el periodismo” obedeció a dos hechos puntuales: “Los periodistas que forman parte del ‘proceso’, desde el inicio del gobierno; y la cercanía del presidente con dos medios de comunicación del país: El Nacional y Venevisión”.
Sin embargo, pasado un tiempo, la atmósfera cambió. Al respecto, Tinedo Guía, menciona que el presidente cuando invitaba a las ruedas de prensa en Miraflores, y una pregunta le molestaba, “sugería que era ordenada por la línea editorial del medio al cual estaba sirviendo el periodista”.
Esa y otras agresiones alertaron a varias organizaciones venezolanas e internacionales, incluida la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
“Comenzaron a tornarse las cosas un poco más complejas (…). Hubo muchas situaciones de violencia. Hubo trabajadores de la prensa que fallecieron, periodistas heridos y perseguidos”, recuerda la periodista venezolana Carolina Briceño.
Uno de esos casos, fue el asesinato del reportero gráfico, Jorge Tortoza, del Diario 2001, hecho registrado a pocas cuadras del Palacio de Miraflores. Mientras otros seis reporteros gráficos y camarógrafos resultaron heridos en la misma jornada, según informó -en esa época- Reporteros Sin Fronteras.
Entre 2004 y 2011, la arremetida del Poder Ejecutivo se intensificó en contra del ejercicio del periodismo. Cierre de medios de comunicación, así como la compra de otros se sumaron a la nueva estrategia de Estado para establecer una hegemonía comunicacional. “Fue una ‘mortandad’ de medios de comunicación que hubo en Venezuela”, dice Briceño.
En el resto de América Latina, el escenario de los periodistas era un poco similar al que se estaba viviendo Venezuela en materia del ejercicio del periodismo, con algunas variantes.
La muerte de Chávez
El 5 de marzo de 2013, luego de anunciarse la muerte de Chávez, el Canciller de Venezuela, Elías Jaua, confirmó que el vicepresidente de la República, Nicolás Maduro, asumiría los destinos de los venezolanos.
A juicio de la periodista Maritza Jiménez Reyes, él nuevo mandatario intensificó y modificó las estrategias que aplicó Chávez, “con medidas coercitivas como las restricciones del acceso al papel de imprenta, la regulación de contenidos, la suspensión de licencias a los medios radioeléctricos, el quiebre de empresas y/o su adquisición mediante testaferros”.
Al respecto, el Instituto Prensa y Sociedad (IPYS) Venezuela documentó, que entre 2019 y marzo de 2021, se registraron 481 casos de restricciones y agresiones contra el trabajo periodístico en Venezuela; mientras que, la ONG venezolana Espacio Público anunció que el país acumuló 453 violaciones hasta el 30 de noviembre de 2021, correspondientes a 236 casos, de los cuales 44,44 % tuvieron como víctimas a periodistas.
Entre 2019 y 2020, los casos de mayor impacto fueron las agresiones contra periodistas en la cobertura de actividades encabezadas por el opositor Juan Guaidó.
Asimismo, en el Informe de la CIDH publicado en el año 2020, refiere presuntas ejecuciones extrajudiciales contra los periodistas Andrés Eloy Nieves Zacarías y Víctor Torres durante un operativo de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES), en la sede del canal Guacamaya TV, Cabimas, estado Zulia.
Diálogo y negociación: Alex Saab
Durante este 2021, por quinta vez, el gobierno y la oposición venezolana establecieron un proceso de diálogo y negociación, en la Ciudad de México, con el objetivo de solventar la crisis estructural que vive el país sudamericano.
No obstante, el supuesto “secuestro” del embajador plenipotenciario venezolano, Alex Saab, por autoridades norteamericanas, según denunció el jefe de la delegación venezolana en el proceso de diálogo, Jorge Rodríguez, el 16 de octubre de 2021, hizo que el diálogo no procediera.
Ante ese escenario, la internacionalista Luisa Kislinger, advirtió que “tenían que pasar muchas cosas más para afirmar que estábamos en un proceso de reconciliación nacional”.
En la actualidad, el país sudamericano y sus autoridades enfrentan una investigación formal por parte de la Corte Penal Internacional (CPI), para indagar la veracidad de los supuestos crímenes de lesa humanidad registrados en Venezuela desde el año 2017, según anunció el fiscal británico del organismo, Karim Khan.
(((RECUADRO)))
Mujeres, periodismo, poder y política en Venezuela
El presidente del Colegio Nacional de Periodistas (CNP) de Venezuela, Tinedo Guía, detalló que desde el año 1999 comenzó la persecución y arremetida contra los y las periodistas. En ese sentido, Gabriela Buada, representante de Caleidoscopio Humano, sostuvo que el periodismo “libre e independiente”, sufrió un declive con la llegada de Nicolás Maduro al poder. “Empezamos a denunciar la compra de medios y todo lo que tiene que ver con las medidas coercitivas”, coincidió.
Asimismo, en el caso de la cobertura periodística en situaciones de protestas, la abogada y diputada a la Asamblea Nacional en Venezuela, Tamara Adrián Hernández, detalló que los organismos policiales establecieron como táctica ubicar en la primera línea de seguridad a mujeres uniformadas, porque no se les pueden formular cargos por violencia de género.
“En la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una vida libre de violencia, sólo se cataloga como violencia de género la causada por un hombre a una mujer”, explicó.
Para la psicóloga venezolana Joselyn Suárez, la mayoría de las periodistas no realizan las denuncias de sus casos en Venezuela por miedo a convertirse nuevamente en víctimas, perder sus empleos y la falta de respuesta del Estado. “Se sienten solas y atrapadas (…) Desconfían”.
Ante ese escenario en el año 2020 cerca de 127 mujeres fueron atacadas en el marco de sus funciones comunicacionales; mientras que, en una encuesta realizada este 2021 a 111 mujeres por la Red de Periodistas Venezolanas y Medianálisis, reveló que 45% de las periodistas en Venezuela han sido víctimas de acoso y han recibido comentarios sexuales sobre su persona o con doble sentido cuando ejercían la profesión.
En ese sentido, a través de esta investigación les presentamos las vivencias de tres periodistas venezolanas que sufrieron algún tipo de violencia (psicológica, física, sexual, económica o patrimonial) durante el ejercicio de su profesión, y que a la fecha se sigue incrementando.
“El terror psicológico”
“El terror psicológico es algo abrumador, entonces dije ‘no me pegaron’ y firmé (…) ese fue el error, a mí me quebraron en ese momento”. Así relató la periodista Aira Maya, quien decidió retirarse de la jefatura de prensa de la Gobernación del estado Miranda, Venezuela, luego de ser detenida y agredida físicamente en el año 2009.
Y es que, para la época, el Ministerio de Salud tenía como campaña tomar los ambulatorios, que pertenecían al sistema público de esa Gobernación que dirigía, en ese momento, el opositor Henrique Capriles.
El día de esa situación Aira contó que “una noche nos dijeron que en Caucagua (estado Miranda), se estaba presentando una situación bien difícil (…). Llegamos y la policía estaba alrededor del ambulatorio. En eso el fotógrafo, sacó la cámara, comenzó a tomar fotos, salió un policía y le quitó la cámara (…) cuando veo que se lo están llevando, le digo ‘nosotros no estamos haciendo nada, somos periodistas, no nos tienes que tratar así, tú estás violando la Constitución’”.
Acto seguido “esa señora me agarró por el cabello y me arrastró. También, me quitó el teléfono y lo lanzó al piso (…) con la mano me pegó en la sien y estuve a punto de desmayarme”, dijo.
“Me llevó y me sentó en una celda (…). Estaba sorprendida. Fui una de las primeras periodistas en ser atacada de esa forma”, recordó. Seguidamente, uno de los policías se le acercó y le dijo, según mencionó “no sabes en que te has metido, porque no sabes que se está jugando aquí. No tienes que defender a nadie”.
“Llegó otro policía y me llevaron al forense (…) Cuando ingresé a conversar con el doctor, lo primero que dice es ‘di que no te pegaron, porque si dices que te golpearon te van abrir un expediente’. Vamos a colocar que no te hicieron nada. El terror es algo abrumador, entonces dije ‘no me pegaron’ y firmé
Aunque Aira quedó en libertad, afirmó que “me tocó ir a un psicólogo y tuve que tomar pastillas para dormir. No me sentía segura en la calle (…) Me enviaron reposo”.
Tiempo después, Aira se retiró del diarismo y se dedicó a la asesoría comunicacional, pero su pasión por el periodismo la llevó nuevamente a la fuente política hasta que se marchó con su familia de Venezuela.
“De cierta manera te infunden temor”
Por su parte, la periodista Aniger Esteves renunció al desaparecido portal informativo Noticias 24, a mediados del año 2014, por las distintas coacciones a su jefe y amenazas personales.
“En general, mis trabajos no duraban mucho tiempo colgados en la página web, porque llamaban a mi jefe, Frank de Prada, y le decían que debía bajarlos”, dijo.
Aniger detalló que -al inicio- de Prada siempre se tomaba de dos a tres horas antes de eliminar las publicaciones, con el objetivo de que “no se perdiera todo el esfuerzo”.
Obviamente, el gobierno se percató de aquellos retrasos, prosigue. “Por eso, después lo llamaban para decirle que debía bajar (los artículos, de inmediato), porque de lo contrario (…) me podían detener por el delito de traición a la patria”.
Aunque nunca nadie la contactó para amenazarla de manera directa, Aniger Esteves confiesa que se sentía “un poco abrumada por el tema de las amenazas”, las que no sólo eran para ella.
“Un día a mi jefe (…) se lo llevaron detenido funcionarios de los Servicios Bolivarianos de Inteligencia y Prevención (SEBIN), por una información que se había colgado en la página”, recuerda Aniger, quien finalmente abandonó el periodismo y emigró a Chile.
“Me querían quemar”
Asimismo, la periodista independiente Yasmín Velasco se retiró de los medios de comunicación tras casi perder la vida en la cobertura de una protesta contra el gobierno de Nicolás Maduro en el año 2017.
“¿Qué pasó? Que la misma oposición, no me quería permitir grabar. Me querían reventar el teléfono para que no grabará la forma en como estaban obstaculizando las vías (…). Consideraban que yo era una infiltrada, a pesar de que algunos colegas que sí me conocían les decían que me dejaran quieta, porque yo era súper conocida”, detalla.
“Me querían reventar el teléfono y además me querían quemar”, insiste.
Para ella, toda la confusión que ellos tenían, y que no querían ceder ante las explicaciones, era porque simplemente estaba en una moto. “Entonces, creo que ellos me identificaron como si yo fuese de un ‘colectivo’ (…). Por más que les explicara que era periodista, y que mis compañeros se lo explicaban, ellos no entendían. Tuvimos que salir corriendo”.
“Puse esa denuncia ante la Fiscalía, y de hecho el ministro, de ese momento (…) dijo ‘Ella es periodista y la intentaron quemar’. Lo dijo en una conferencia, y en realidad fue así. Yo era una periodista que estaba cubriendo un evento. Ellos me confundieron con una persona miembro de un ‘colectivo’, simplemente por estar montada en una moto”, narró Velasco, quien hoy vive junto a su familia en Colombia.