Venezuela, el eterno distractor
Venezuela: la trampa atrapa bobos que nunca pierde oportunidad de jalonarnos hacia el atraso. Ya la sufrimos una vez, cuando nos pintaron la posibilidad de caer en manos del “Castro Chavismo” si votábamos por el partido opositor de una propuesta de gobierno que ha demostrado que puede ejercer un mandato tan desastroso como el bolivariano, y luego, cuando ante el inconformismo con este, la paranoia se apoderó de los bogotanos a lo largo y ancho de la ciudad y nos llevó a salir con palos y machetes a defendernos de la supuesta horda de venezolanos que iba a meterse a la fuerza a nuestras casas; hechos que solo evidenciaron lo poco inteligentes que podemos llegar a ser en masa.
Ahora los “enemigos” aparecen camuflados de médicos cubanos que vienen a adoctrinarnos ya que, según el senador Uribe de esta forma empezó la “toma de Venezuela”; afirmación apoyada por cuanto adepto tiene su partido y que va hasta el punto de calificar de “teguas” a quienes han dedicado su vida al estudio de la medicina y han hecho parte de brigadas de ayuda en más de veinte países, entre los cuales se encuentra Italia, donde los despidieron con ovaciones (habría que ver si los italianos se convirtieron en venezolanos como consecuencia de su visita).
«Se convertirá en una noticia que les restará atención a los sucesos de corrupción que en el momento ocurren en el país y que, casualmente, involucran a quienes se dan a la tarea de trinar en contra de la llegada de los galenos»
Los comentarios del senador, aparte de irrespetuosos, demuestran esa cultura del “todo vale” que caracteriza la política colombiana. No importa lanzar una afirmación descabellada, por insultante que esta sea para la inteligencia del interlocutor, ya que alguien le hará eco y se convertirá en una noticia que les restará atención a los sucesos de corrupción que en el momento ocurren en el país y que, casualmente, involucran a quienes se dan a la tarea de trinar en contra de la llegada de los galenos.
Que no se necesitan, dicen unos; que en Colombia hay suficientes médicos, dicen otros. Hay una incongruencia entre lo que día a día manifiestan los medios de comunicación con respecto a la pandemia: un día los médicos no alcanzan, sus condiciones laborales son terribles y todo el tiempo tienen que doblarse en turnos y al otro, todo está perfecto y no necesitamos ningún tipo de ayuda. Lo mismo pasaba con los respiradores: no alcanzaban, pero cuando la industria nacional empezó a fabricarlos, ahí sí aparecieron los extranjeros a un precio más alto y, curiosamente, no hubo defensa alguna del fabricante colombiano.
En este mismo sentido, la defensa de lo nacional aplica solo en casos especiales. Si se trata de exponer a nuestro pueblo a la convivencia con militares estadounidenses con todo y sus escándalos sexuales, son bienvenidos; si se trata de intervenir nuestros recursos naturales por parte de multinacionales extranjeras, está bien. Incluso, si se trata de ir hasta China a hacerle venias al comunismo, no pasa nada. Lo malo es traer cubanos a salvar vidas. Qué triste que el “todo vale” del político de turno lo lleve a sacrificar algo tan sagrado como la vida y que no importe la cantidad de personas que los médicos extranjeros puedan salvar, sino que lo que valga sea distraer con el cuento de que nos vamos a convertir en comunistas.
«No es el momento de distanciarnos de nuestros hermanos latinoamericanos con argumentos sin fundamento, sino de estudiar la manera en que todos, como humanidad, salimos adelante»
La defensa de Daniel Quintero, quien con su propuesta de invitar a los médicos cubanos a Medellín desató toda esta polémica, es clara y contundente: “si se trata de salvar vidas, que el médico venga de donde venga”. No es el momento de distanciarnos de nuestros hermanos latinoamericanos con argumentos sin fundamento, sino de estudiar la manera en que todos, como humanidad, salimos adelante sacando lo mejor de unos y otros para ayudarnos mutuamente.