Vacunación enrumbada ¿y ahora qué?
REDACCIÓN NOTI AMÉRICA (ECUADOR)
Incluso antes que termine el programa de vacunación, a todas luces exitoso, el presidente no baja las revoluciones y ya adelantó que está listo para enfrentar el segundo gran reto de su proyecto de gobierno, que se refiere a la generación de empleo. Tarea no solo necesaria sino especialmente urgente, puesto que el desempleo ha obligado al pueblo a defenderse en la informalidad, donde se ha refugiado el 70% de la población económicamente activa, pues apenas tres de cada diez tienen la suerte de mantenerse en empleos formales.
Con una correcta visión pragmática, el gobierno entiende que la creación de empleo no es consecuencia de medidas legislativas, pues las fuentes de trabajo no se producen por leyes sino como consecuencia del desarrollo de la actividades productivas, comerciales, y de servicios. Que la formulación de leyes sirve para organizar y regular las relaciones laborales entre empleadores y empleados, pero es el crecimiento empresarial y de todo el aparato productivo nacional lo que origina las anheladas oportunidades laborales.
El gobierno apuesta entonces a dos movimientos estratégicos: – Uno es la promoción y respaldo para que la empresa privada pueda reducir sus costos operativos e incrementar la productividad, pues una mayor capacidad productiva demanda más personal y por tanto genera puestos de trabajo. Además, mayores utilidades de las empresas significa mayor aporte al estado por medio del impuesto a la renta. – La segunda estrategia apunta a favorecer e incentivar la inversión privada, nacional y extranjera, viabilizando y fortaleciendo el entorno legal, administrativo, tecnológico y logístico, para avivar el interés y la confianza de los inversionistas.
Pero esta esperanzadora gestión se oscurece frente a otro eje de responsabilidad en el que el gobierno solo ha logrado presentar su peor versión: el sector agropecuario; aquel que ha sido abandonado, vilipendiado, discriminado, y hasta despreciado por los gobiernos de turno de los últimos cincuenta años por lo menos; actitud infame que se ensañó con el subsector de la producción para consumo interno, aquel conformado por los pequeños productores que se constituyen como uno de los grupos con mayor vulnerabilidad de la población.
Pero esta segunda gran cruzada que el gobierno asumirá para procurar empleo, es una oportunidad inmejorable para rescatar estas actividades agropecuarias. La reactivación de este sector recuperaría la mayor fuente generadora de trabajo, en un segmento tan grande como las dos terceras partes de la población económicamente activa. Esto significa que una masa de cinco millones y medio de personas relacionadas directa e indirectamente al sector agropecuario, se volverían incondicionales al gobierno que logre su rehabilitación, y su resarcimiento por añadidura.
Señor presidente, es una magnífica ocasión para hacer justicia con este sector olvidado y maltratado. Usted multiplicaría exponencialmente la generación de empleo que se propone, al tiempo que se beneficiaría de un capital político verdaderamente envidiable ¡no lo dude! Solo necesita un Ministro de Agricultura que sea técnico, no político, que cuente con un equipo de trabajo con experticia, competencia y experiencia, ¡Ah! Y probidad..….. Especialmente.