UNIÓN EUROPEA 17 PROYECTOS DE LA PESCO ECHAN A ANDAR, PERO CON MUCHOS DETALLES POR PULIR por María G. Zornoza
“Es un momento histórico”, ha pronunciado Federica Mogherini, Alta Representante de Exteriores de la UE, a su llegada al Consejo de Defensa. Unas palabras que se han colado en todas estas citas tras la aprobación de la Cooperación Estructurada Permanente (PESCO). Los ministros han dado hoy luz verde a los 17 primeros proyectos; sin embargo no están definidas ni sus cuantías ni vía de financiación. España lidera uno de ellos y participa en once.
En diciembre, 25 Estados miembros daban luz verde a la PESCO y presentaban 17 proyectos depositando la primera semilla de la Unión Europea de la Defensa. Hoy el objetivo ha sido comenzar a dar forma a los primeros proyectos –que van desde un Centro Médico Europeo liderado por Berlín al sistema de mando estratégico que dirigirá España-; así como asentar la hoja de ruta del futuro.
De los 17 proyectos, España lidera uno y participa en once. María Dolores de Cospedal, ministra de Defensa, ha asegurado hoy en la capital comunitaria que significará un impulso para la industria de defensa española y que creará un “importante número” de puestos de trabajo. No obstante, aunque todos ellos han recibido luz verde, todavía no está determinada la forma ni cuantía de su financiación. La ministra ha afirmado que cerrará “en breve”, “sin duda este año”, ha apuntado.
La PESCO, impulsada por España, Italia, Francia y Alemania, nace con el objetivo de aumentar la inversión en desarrollo y equipo militar entre las capitales europeas, facilitar el despliegue de las Fuerzas Armadas en las operaciones y misiones comunitarias y fortalecer las industrias de defensa europeas. Asimismo, establece aumentar de forma progresiva el gasto en materia de defensa hasta alcanzar el 20%. Las duplicidades de material bélico en los Estados miembros cuestan a las arcas estatales unos 100.000 millones de euros. Sin embargo, los Veinticinco todavía tienen que establecer un plan de gobernanza y normas para estos proyectos y fijar unos requisitos sobre los cuales podrían participar terceros Estados.
«Complementariedad y bondad» con la OTAN
Según el Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE), la política de seguridad y defensa de la UE genera un 75% de apoyo entre los ciudadanos. La UE ha visto en el contexto actual el momento de despertar a la Bella Durmiente del Tratado de Lisboa, algo que había intentado con anterioridad sin éxito. La paranoia colectiva que han asentado los últimos ataques terroristas en suelo comunitario ha hecho que en las últimas encuestas de opinión la seguridad sea para los europeos una prioridad.
Lo que se une a la incertidumbre global. La canciller alemana Angela Merkel ya lo avisaba: “Ha llegado el momento de que los europeos tomen el destino en sus manos (…) Los tiempos en que podíamos confiar en otros parecen haberse quedado atrás”. Sus palabras llegaban en tras la primera visita (en mayo de 2017) de Donald Trump, presidente de Estados Unidos, a la OTAN, organización que había calificado de “obsoleta”. Durante la cita de los Veintinueve, el republicano se distanció del Artículo 5 (de defensa colectiva), un mecanismo que paradójicamente solo ha sido activado tras los ataques 11-S en suelo estadounidense.
Desde entonces, la OTAN y la UE han reforzado su alianza estrechando progresivamente una confianza que ha tardado años en curtirse. Tanto es así que Jens Stoltenberg, secretario general de la Alianza Atlántica, se ha erigido como un invitado fijo en los Consejos de ministros de Defensa. En el de hoy han comenzado a preparar la cumbre de la OTAN del próximo verano, de la que saldrá una nueva declaración conjunta. Actualmente los dos bloques tienen en marcha un paquete de 74 medidas de cooperación conjunta que versan sobre amenazas híbridas, el rol de las mujeres en la defensa, la piratería o la ciberseguridad. “Las relaciones entre la UE y la OTAN son de complementariedad y bondad”, ha concluido Cospedal ante la pregunta sobre un posible choque de intereses entre ambas.