Triunfalismo desmedido
REDACCIÓN NOTI AMÉRICA (ECUADOR)
Nadie puede negar que la reciente reprogramación de la deuda de los Bonos soberanos ha sido un acierto enorme, porque la disminución del peso del servicio de esta deuda nos proporciona un alivio importantísimo que debería servirnos para ordenar la economía interna, y comenzar a pensar también en recuperar nuestra capacidad de generación de ingresos, tan venida a menos.
Fue sin duda un gran trabajo del equipo negociador y un enorme paso en la dirección correcta para la reactivación económica, pero el entusiasmo expresado es imprudente por lo apresurado, pues esta acción aunque positiva, es apenas un escalón entre todos los que se requieren salvar para corregir el fallido manejo de nuestra economía.
El ministro Martínez ha sido más realista en su justificada alegría, pero el presidente parece no comprender que la responsabilidad del gobierno no se termina viabilizando el cumplimiento de las obligaciones financieras y acrecentando la deuda nacional para conseguir liquidez, sino que tiene que asumir la responsabilidad de reactivar el aparato productivo nacional ¡y de manera urgente! pues no podemos seguir viviendo del endeudamiento externo.
El camino hacia la recuperación económica es bastante largo y escabroso, y me temo que no será toda paz y tranquilidad debido a la reestructuración, como dijo el presidente. Es cierto que significa un gran impulso y en la dirección correcta, pero es apenas el comienzo, nos queda una fuerte y sostenida lucha por delante.
El suceso debería servir para comprender el daño que las políticas económicas infringen al sector privado, pues aquella agobiante crisis que exaspera al gobierno por la presión de sus obligaciones, es muy similar a la desesperada situación de nuestra empresa privada, maniatada y desgarrada por las aberraciones del gobierno y su obsesión recaudatoria, sus desacertadas cargas impositivas, el encarecimiento de los insumos y servicios, el atosigamiento administrativo con abusivos controles, permisos y reglamentaciones, así como una política de financiamiento Bancario que legaliza la usura y prioriza inmisericordemente el capital sobre el ser humano, contrariando el artículo 283 de la carta magna de la república, que sostiene exactamente lo contrario.
Señor presidente, nuestro futuro necesita una economía sana y estable apoyada en la eficiencia de nuestro sector privado. Siempre será más conveniente para las arcas nacionales recaudar el impuesto a la renta, una vez obtenida, y no conspirar contra el desarrollo económico privado afectando su liquidez con cobranzas anticipadas y encareciendo la operatividad. Por favor ¡Déjelos trabajar! Permítales hacer lo que mejor saben que es producir utilidades; la renta pública será mayor mientras mayores sean las ganancias obtenidas por un eficiente aparato productivo, pero no coarte su desempeño con esa nefasta política retrógrada de la priorización del estado sobre la empresa privada, política cuya ineficiencia ha sido comprobada ya por catorce años, ¡Basta ya!
Gonzalo Gómez Landires. Es Ingeniero Agropecuario, Asesor técnico financiero en sector Agropecuario, Proyectos de explotación y desarrollo, Asesor de la Unión de Asociaciones Agropecuarias Nacional del Ecuador, Estudio de Especialización en Israel, Universidad de Florida y Universidad en Dallas Texas. Mail: gonzalo_gomez_landires@hotmail.com