Elecciones Portugal: Costa busca la mayoría absoluta para no caer en un ‘impasse a la española’ por Alberto Vela, Aïda Sánchez y Alberto S. Camarasalta
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Portugal aterriza el domingo en las urnas convertido en el “milagro económico y progresista” de la Unión Europea. Sin embargo, António Costa, su actual primer ministro, no quiere repetir la actual fórmula de Gobierno y aspira a dirigir el país en solitario. Un objetivo que no será sencillo según indican las encuestas. Con menos de un 40 % proyectado en los sondeos, el líder socialdemócrata quiere evitar un bloqueo como el de España mientras se avecina una nueva desaceleración económica.
En apenas cuatro años Portugal se ha convertido en un país diferente. El país atlántico ha dejado atrás los achaques de un doloroso rescate financiero para convertirse en lo que muchos han calificado como el “milagro económico y progresista” en el seno de la Unión Europea.
A pesar de que los comienzos no fueron sencillos, ni tampoco lo fue la travesía. Once días después de que Pedro Passos Coelho, líder de la centroderecha del CDS (PPE), formara Gobierno en noviembre de 2015, una inédita coalición de izquierdas liderada por António Costa, secretario general del Partido Socialista (PS, S&D), cambiaba el rumbo del país.
La geringonça, palabra portuguesa que refiere a apaño o arreglo, fue la solución del político socialdemócrata tras una victoriosa moción de censura contra los populares. Un Ejecutivo en minoría, apoyado por las dos izquierdas del país, el Bloco de Esquerda (BE, GUE/NGL) y la Coalición Democrática Unitaria (UDC, GUE/NGL), formada a su vez por la unión del Partido Comunista portugués y Los Verdes.
El frente popular antiausteridad venía a poner fin a cuatro años de recortes del Gobierno anterior, suscitados por el rescate financiero ordenado por la troika y cifrado en 78.000 millones de euros (2010-2014). A pesar de todo ello y de las dos mociones de censura superadas por Costa – una de ellas consecuencia directa de los incendios que en 2017 asolaron el norte del país-, este domingo los portugueses afrontan las urnas de otra manera.
Porque la estabilidad se ha convertido en la enseña del Ejecutivo de Costa. Las grandes cifras macroeconómicas han permitido al país situarse en un déficit público del 0,2 % para este año, con proyecciones de alcanzar el superávit en los próximos ejercicios. La cifra de paro bajará hasta el 6,6 % a finales de año, mientras que el Gobierno puede contar entre sus logros la subida del salario mínimo hasta los 600 € mensuales.
Un impulso que António Costa quiere aprovechar. El secretario general del Partido Socialista (PS) lidera todas las encuestas del país. Sin embargo, el 38 % que actualmente le pronostican los estudios demoscópicos es insuficiente para retornar a la jefatura del Gobierno en solitario, su principal objetivo para este domingo.
Costa no esconde que conseguir la mayoría absoluta sería el resultado deseado. El miedo a un bloqueo político como el que está viviendo España alimenta el temor a la inestabilidad del primer ministro. Costa cree que sería “un poco incomprensible” que los portugueses tirasen por la borda una etapa que “ha funcionado bien para caer en una situación de ‘impasse’ a la española”.
Un planteamiento que no ha sido bien recibido en las filas de los que han sido hasta ahora sus aliados, que acusan a Costa de comparar realidades que no son parecidas. Además, una subida del BE incrementaría las posibilidades de que la izquierda lusa reclame su parte del pastel con más poder de decisión o un puesto dentro del Ejecutivo. Algo que el primer ministro quiere evitar a toda costa.
Mientras tanto, su principal rival en los comicios, un PSD renovado con Rui Rio a la cabeza, no podrá hacerle sombra. Pese al 28 % que le otorgan los sondeos, la “Gran Coalición” no se baraja entre las opciones de Gobierno y apenas cuentan con socios para acometer su programa político, centrado en una rebaja fiscal en contraposición a las políticas tributarias de Costa.
Parece que el ganador de estas elecciones está claro, aunque que tal y como defiende Patrícia Lisa, investigadora del Real Instituto Elcano, queda por decidir quiénes serán sus socios de gobiernos. “Esta campaña ha estado más centrada en las posibles coaliciones de Costa que en el contenido de sus políticas”, ha explicado Lisa a Aquí Europa. La clave estará, por lo tanto, en saber con cuántos escaños contarán el Bloque de Izquierdas, el Partido Comunista y Partido Animalista (PAN).
La situación económica del momento, con el país saliendo de la crisis empujado por el crecimiento global, propició la estabilidad del gobierno. El pragmatismo de las diferentes fuerzas fue el impulso definitivo para cumplir con las demandas de Bruselas. Pero ahora la coyuntura no es la misma y los partidos portugueses pueden verse arrastrados a una recesión que dificultaría los consensos y tensaría las negociaciones.
Durante la pasada legislatura, los miembros de la geringonça dejaron de lado sus diferencias, pero nada asegura que en esta nueva etapa temas candentes como el encaje en la Unión Europea o la pertenencia a la OTAN sean apartados de la agenda política. “En el siguiente ciclo político se tendrán que abordar los grandes retos estructurales, ya que siguen pendientes reformas de gran calado como la diversificación de la economía, superando la dependencia de las exportaciones y el turismo”, ha aclarado la investigadora portuguesa.
Unos nuevos desafíos a los que Costa tendrá que responder. Aunque el mandatario siempre se ha mostrado abierto a los cambios, evolucionado de aquel frente antiausteridad de 2015 a un nuevo pragmatismo en lo económico. Un temple que le ha convertido en uno de los líderes más disciplinados en política económica dentro del bloque comunitario.
Políticas sociales manteniendo el rigor presupuestario de la UE
Uno de los primeros cometidos de Costa al llegar gobierno fue convencer a sus socios europeos de que la geringonça suponía una vía estable para Portugal. Una tarea nada sencilla a priori. Pero el primer ministro luso se ganó la aceptación del bloque comunitario ofreciendo un serio compromiso, no solo con los valores fundamentales de la UE, sino con las obligaciones de déficit público. El Ejecutivo arrancaba su mandato, por lo tanto, con una marcada estrategia de europeización de las políticas en Portugal.
“Costa es un profundo europeísta”, ha asegurado Patricia Lisa. Con esta línea, su Gobierno ha equilibrado para compatibilizar sus compromisos con la izquierda portuguesa en materia de políticas sociales con las exigencias de la UE en materia de déficit presupuestario. Con esta hoja de ruta, el Ejecutivo luso ha logrado agotar la legislatura con una cierta estabilidad política .
Así, Portugal se ha ido erigiendo como una de las naciones más estables del sur de Europa. En cambio, unas economías mucho más fuertes como Italia y España han ido perdiendo confianza en la UE entre turbulentos vaivenes políticos.
La aparición de partidos populistas a ambos extremos del espectro político en la mayor parte del continente tampoco parece haber afectado a Portugal. El ejecutivo luso ha conseguido sostener un modelo socialdemócrata creíble, por el momento, sin avivar los movimientos radicales que han surgido al calor de desconfianza hacia el sistema en países vecinos.
Durante tres años, y por primera vez en este siglo, Portugal ha crecido por encima de la media de la UE, al tiempo que soportaba una carga de deuda pública superior al 120 % del PIB. El milagro económico portugués ha estado muy ligado a las sinergia con las directrices de la Unión Europea, que junto a una elevada presión fiscal ha servido para no cambiar el guión social que pactó con sus socios.
Un logro que, en buena medida, puede recaer sobre los hombros de Mario Centeno, ministro de Finanzas portugués y actual jefe del Eurogrupo. Su mano izquierda para coordinar a los países de la moneda única en pleno periodo de reforma del presupuesto de la Eurozona, se ha hecho notar en una Portugal disciplinada y en ascenso.
Así llega Portugal a uno de los comicios más tranquilos del bloque comunitario, donde el resto de pulsos electorales destacan, precisamente, por lo contrario.
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