ACOSO SEXUAL EN EL PERÚ: UN PASO HACIA LA DIGNIDAD Y EL RESPETO Por: Estefany Vasquez
NOTI-AMERICA.COM
ACOSO SEXUAL EN EL PERÚ: UN PASO HACIA LA DIGNIDAD Y EL RESPETO
Imagina despertar cada mañana con la preocupación de que, en tu lugar de trabajo o estudio, podrías ser víctima de miradas, comentarios o gestos que violen tu espacio personal y tu dignidad. Para muchas personas en el Perú, este temor es una constante, una barrera silenciosa que afecta su bienestar y limita su potencial de desarrollarse libremente. El acoso sexual, aunque muchas veces invisibilizado, deja marcas profundas que no solo afectan a quienes lo padecen, sino que erosionan la convivencia en nuestra sociedad. Es en este contexto que surge el Reglamento de la Ley de Prevención y Sanción del Hostigamiento Sexual, una normativa que no solo establece derechos, sino que, sobre todo, devuelve esperanza y dignidad a las personas, reconociendo que cada individuo merece sentirse seguro y respetado en sus entornos cotidianos.
Este reglamento, amparado en la Ley N.º 27942, define con claridad y precisión lo que constituye acoso sexual, evitando la ambigüedad y asegurando que cualquier comportamiento de naturaleza sexual, sea físico, verbal o gestual, que sea no deseado y afecte la dignidad de una persona, sea tratado con la seriedad que merece. Esta claridad no solo permite identificar los actos de acoso, sino que también empodera a las víctimas para denunciar estos incidentes sin miedo ni dudas, respaldadas por una ley que protege su derecho a la integridad y el respeto.
En el ámbito laboral y educativo, donde estas situaciones suelen presentarse con frecuencia, el reglamento establece obligaciones claras para las instituciones. No es suficiente afirmar que se respalda la seguridad y el respeto; ahora, todas las empresas y centros educativos están comprometidos a implementar políticas preventivas, espacios de denuncia accesibles y mecanismos efectivos para la sanción. En un país que por mucho tiempo ha normalizado o minimizado estas experiencias, este reglamento es un avance significativo, una declaración de que el acoso sexual no será tolerado y que todos tenemos derecho a espacios donde podamos desempeñarnos sin temor.
Pero el verdadero impacto de esta normativa va más allá de su estructura formal; es una invitación a replantearnos cómo nos relacionamos y cómo valoramos la dignidad en cada interacción. Erradicar el acoso sexual no solo implica sancionar actos de violencia, sino también promover un cambio cultural en el que el respeto y la integridad sean pilares fundamentales de nuestras relaciones sociales. Implementar esta ley exige un compromiso profundo, no solo de las instituciones, sino de cada persona, para construir una sociedad en la que cada uno pueda vivir y desenvolverse sin miedo ni restricciones.
Además, la normativa no ignora las secuelas emocionales que el acoso sexual puede dejar en la vida de las personas. Por ello, exige que las instituciones ofrezcan apoyo psicológico y asesoría legal a las víctimas, reconociendo que el impacto de estas experiencias es multidimensional. Con ello, se reafirma el compromiso del Estado peruano en la protección integral de sus ciudadanos, otorgándoles el respaldo necesario para enfrentar y superar estas situaciones de violencia.
El Reglamento de la Ley contra el Acoso Sexual es, en última instancia, un símbolo de esperanza y de progreso, un reflejo del compromiso de construir un Perú donde cada persona pueda vivir plenamente, libre de violencia y acoso. Aunque el camino hacia una sociedad respetuosa y equitativa es largo, cada paso cuenta, y con esta normativa estamos avanzando hacia un país más justo y digno para todos.