El primer hogar de éxito Por: Jesús León Ángeles
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El primer hogar de éxito
Permanecer nueve meses en un espacio nos alimenta de costumbres, sentimientos, emociones que influyen en lo que posteriormente seremos o queremos ser. ¿Alguna vez hemos pensado en lo que pudo ser nuestra vida en el vientre materno?
Por: Jesús León Ángeles
Gianna Beretta Molla fue una médica pediatra italiana y madre de cuatro hijos. Durante su último embarazo, se desarrollaron complicaciones médicas graves y se enfrentó a la difícil decisión de salvar su vida o la de su hijo por nacer. Optó por someterse a una cirugía que salvó la vida de su bebé, pero a costa de la suya propia. Gianna falleció en 1962, poco después del nacimiento de su hija Gianna Emanuela. Gianna fue canonizada por la Iglesia Católica en 2004. Es considerada patrona de las madres, los médicos y los niños no nacidos.
Este caso nos introduce un poco en el significado del primer refugio del ser humano y todas las peripecias o historias que se pueden tejer en torno a lo que ocurre durante un embarazo a lo que con mucho respeto podemos denominar el primer hogar de éxito porque triunfa la vida.
De la concepción a la grandeza
En el corazón del misterio de la maternidad se encuentra María, la madre de Jesús, quien fue elegida para cobijar en su vientre al Hijo de Dios. La figura de María trasciende el tiempo y el espacio, siendo un faro de amor maternal y devoción para millones en todo el mundo. Al aceptar llevar en su seno al Salvador, María nos enseña la grandeza y la responsabilidad de la maternidad.
En el vientre de María, Jesús experimentó el amor humano en su forma más pura y sagrada. Fue allí donde recibió calor, protección y nutrición, donde se formó y creció como cualquier otro ser humano. La imagen de María como el sagrario materno nos recuerda la sacralidad del vientre de cada madre, que durante nueve meses es el primer hogar y refugio del hijo por nacer.
Un embarazo siempre es un hecho que motiva la atención y en el caso de María la literatura teológica y religiosa, así como en algunos escritos académicos, han realizado reflexiones sobre el tema desde diferentes enfoques. San Agustín en su libro “La Ciudad de Dios”; Tomás de Aquino en su obras “Summa Theologica”; el escritor británico Clive Staples Lewis con «Milagros: Una Preliminar»; el teólogo protestante Karl Barth con su monumental obra «Iglesia Dogmática» y el Papa Benedicto XVI con su encíclica «Deus Caritas Est» son algunos ejemplos de lo trascendente que es la relación entre el amor divino y la maternidad de María, abordando diversos aspectos sobre ese tiempo de concepción que a veces olvidamos.
Sembrando semillas de grandeza
La decisión y valentía de guerreras dio al mundo importantes motivos para escribir y contar historias de famosos y famosas.
Ludwig van Beethoven, uno de los compositores más importantes de la historia, nació en circunstancias difíciles. Su madre, María Magdalena Keverich, experimentó complicaciones durante el parto y su vida estuvo en peligro. A pesar de estas dificultades, Beethoven sobrevivió y dejó un legado musical inigualable.
El genio de la física, Albert Einstein, también tuvo un nacimiento difícil. Nació en 1879 en Ulm, Alemania. Según algunos relatos, Albert Einstein tenía una cabeza considerablemente grande en comparación con el tamaño promedio de los bebés recién nacidos. Se tuvo que requerir la asistencia de un médico para el nacimiento.
En tiempos de la modernidad, tenemos casos como el de la cantante y actriz Beyoncé quien reveló que enfrentó complicaciones durante su embarazo con sus gemelos, Rumi y Sir Carter. La tenista Serena Williams compartió públicamente su experiencia con complicaciones durante su embarazo, incluida una embolia pulmonar y una operación de emergencia después del parto de su hija, Olympia. Estas complicaciones pusieron en peligro su vida y resaltaron los riesgos que enfrentan algunas mujeres durante el embarazo y el parto.
Uno de los casos más notables de un nacimiento que significaba un peligro para la vida de la madre es el de la actriz mexicana Salma Hayek. Durante su embarazo, Salma desarrolló preeclampsia, una complicación médica grave que pone en peligro la vida de la madre y el bebé debido a la presión arterial alta y la disfunción de órganos. En el caso de Salma, los médicos le advirtieron que tanto ella como su hija podrían morir si el embarazo continuaba.
A pesar del riesgo, Salma decidió seguir adelante con el embarazo y dar a luz a su hija, Valentina Paloma Pinault, en 2007. Valentina nació prematuramente y pasó algún tiempo en cuidados intensivos neonatales. Afortunadamente, tanto Salma como su hija sobrevivieron y están sanas y salvas hoy en día.
Este ejemplo destaca la valentía y el sacrificio que algunas madres están dispuestas a hacer por el bienestar de sus hijos, incluso cuando sus propias vidas están en peligro.
Incubadora de sueños
Al repasar algunas historias de amor y dificultad que tienen como protagonista un vientre, podemos afirmar que el amor de una madre no conoce límites ni fronteras. Es un amor que trasciende lo físico y lo temporal, un amor que perdura a través de las dificultades y desafíos de la vida.
Así como María acogió a Jesús en su seno y lo acompañó en cada paso de su vida terrenal, las madres nos guían y nos sostienen con su amor incondicional. Su presencia amorosa y sus constantes oraciones son un faro de esperanza en medio de la oscuridad, recordándonos que, al igual que Jesús, fuimos formados en el seno materno para distinguir el bien del mal y seguir el camino de la verdad y el amor.
Honremos y celebremos el sagrado don de la maternidad, dando gracias a María y a todas las madres por su amor, su sacrificio y su inquebrantable fe. Que su ejemplo nos inspire a ser mejores hijos e hijas, y a valorar siempre el sagrado regalo de la vida y el amor maternal.